Las quiebras de Tricolor Holdings y First Brands en Estados Unidos encendieron las alertas sobre el mercado global de deuda privada.
La preocupación que se gestó a raíz de la situación que enfrentaron ambas empresas llevó al Banco de Inglaterra a ver “señales de alarma”.
En específico, en el mercado -entre inversionistas, prestamistas y reguladores- se ha levantado la inquietud por eventuales similitudes con la crisis subprime de 2008.
Lo que ocurre a nivel global no pasó desapercibido en Chile, ante un fuerte crecimiento de la deuda privada en menos de una década, canalizado en fondos no rescatables.
“Algunos riesgos se replican, especialmente en la calidad de originación de carteras y la concentración en ciertos originadores no bancarios”, apuntó Deloitte.
De acuerdo a la Asociación Chilena de Administradores de Fondos de Inversión (Acafi), la deuda privada local pasó de inversiones por US$ 2.600 millones en 2018, a US$ 6.600 millones a marzo de 2025.
“Para fines de este año esperamos que este monto aumente y alcance el máximo del año 2023 que fueron US$ 6.800 millones”, proyectó el socio de M&A y finanzas corporativas de Deloitte, Augusto Aboitiz.
En líneas de negocio, destacó que “el financiamiento para viviendas e inmuebles es el más significativo, con un volumen aproximado de US$ 1.400 millones, según la Acafi”.
Le siguen las operaciones de facturas y deuda de corto plazo (US$ 1.200 millones), mientras que el sector que más creció durante el 2024 fueron los créditos automotrices, con un incremento de 25%.
Riesgos
Pese que representan solo 17% de los fondos no rescatables -porcentaje que comparte con private equity e inmobiliarios- y se alejaría de un tamaño “sistémico”, existen preocupaciones a nivel local. “Algunos riesgos se replican, especialmente en la calidad de originación de carteras (por ejemplo, en facturas, consumo y automotriz) y la concentración en ciertos originadores no bancarios”, apuntó Aboitiz.
El director de riesgo financiero de PwC, Patricio Jaramillo, añadió a la fórmula un “mismatch de liquidez en fondos”, es decir, un descalce temporal en que la larga duración de las inversiones no sería capaz de sustentar de retiros masivos.
Asimismo, “incertidumbres sobre el rol del gobierno corporativo y valorización de activos ilíquidos”.
En la industria de fondos estiman que situaciones como las exhibidas en los casos Sartor AGF y Factop serían casos aislados, principalmente basados en falencias de gobernanza y valorizaciones.
Contención
En el mercado, ven mitigadores en la regulación local. “Es favorable la agenda de la CMF para modernizar normas de valorización, conflictos de interés y reporting en fondos”, señaló Jaramillo, de PwC.
Aboitiz destacó que “el menor tamaño relativo del mercado, la estructura cerrada de los vehículos y la supervisión de la CMF ayudan a contener el riesgo sistémico”.
En esta línea, el socio líder de auditoría para la industria financiera de EY, Juan Francisco Martínez, añadió que “la incorporación del registro de Deuda Consolidada a partir de 2027 -en donde todas las entidades en la industria del crédito deberán informar la deuda de sus clientes- debería ayudar a controlar el riesgo de endeudamiento”.