El 1 de agosto, el Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP), iniciará sus operaciones. Se trata del organismo que creó la reforma previsional para la administración del Seguro Social que se originó con la nueva ley.
El Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP) inicia sus operaciones el próximo 1 de agosto.
Uno de los desafíos más inmediatos del nuevo organismo tiene que ver con la instalación. Y para el líder de Wealth de la consultora Mercer, Joaquín Ramírez, uno de los retos de esta etapa es establecer "un sistema de registro lo suficientemente robusto, completo y que tenga la conectividad necesaria con todas las otras instituciones para ir dejando registro de los aportes que están haciendo los empleadores bajo la reforma previsional".
A medida que vayan pasando los años, el desafío ira transitando y se enfocará en que el FAPP sea capaz de "mantener cierta sostenibilidad y estabilidad a los fondos que vaya a estar manejando", sostuvo.
Estudios actuariales
El artículo 28 de la Ley N°21.735 de reforma previsional estableció que la sustentabilidad financiera del fondo dependerá directamente de estudios técnicos actuariales, los que deberán realizarse cada tres años, según lo estipuló el artículo 51 del mismo cuerpo legal.
Según Mercer, más allá de una obligación formal, estos estudios serán la herramienta central para anticipar déficits, corregir desbalances y asegurar que el fondo pueda cumplir sus compromisos a largo plazo.
Además, la ley exige que dichos estudios sean revisados por una asesor externo independiente, abriendo un espacio técnico para que firmas especializadas puedan aportar con su experiencia. Ese es justamente uno de los espacios en que Mercer ha revelado su interés de contribuir.
Pese a destacar el rol de que tendrán los estudios actuariales, la consultora advirtió que aún falta claridad sobre su implementación y el nivel de profundidad requerido.
Ramírez señaló que no queda claro quién validará técnicamente los insumos con los que se realizarán los estudios, tales como expectativas de vida, tasas de retorno, entre otros.
Además, planteó que otro punto relevante será determinar cuál será el marco técnico de referencia, vale decir, qué tipo de modelo actuarial se utilizará, el enfoque con que se hará y los supuestos que se revisarán periódicamente.
Por último, aseguró que no hay una entidad con rol de vigilancia técnica permanente, como sí existe en otros países.
Monitoreo continuo
Ramírez también apuntó que las revisiones cada tres años podrían ser insuficientes. En esa línea, expresó que la experiencia internacional muestra que se requiere un monitoreo continuo y capacidad de ajuste dinámico.
Mercer ha trabajado con entidades previsionales en países como Perú, Colombia y República Dominicana y la consultora señaló que, un aprendizaje común en esos mercados es que los estudios actuariales que se hacen cada tres años, funcionan como una foto estática, mientras la realidad del sistema es dinámica en términos de distintos indicadores como cambios demográficos, económicos o normativos que pueden dejar obsoletas las proyecciones en pocos meses.
En términos simples, Ramírez manifestó que, por ejemplo, "aumentos imprevistos en las expectativas de vida, menores tasas de cotización efectiva, o eventos económicos disruptivos (como una pandemia), pueden alterar completamente la trayectoria del fondo"
Dado lo anterior, el ejecutivo señaló que muchos países complementan los estudios periódicos con otras medidas, como comités técnicos permanentes o dashboards de seguimiento que permiten evaluar escenarios futuros.