En Arica, donde las lluvias son inexistentes y el agua disponible presenta altos niveles de salinidad, la idea de levantar una lechería parecía casi una excentricidad técnica. Ese fue precisamente el punto de partida de Lácteos Lauca, cuya historia comenzó con una información simple, pero decisiva, la ciudad no contaba con oferta local de lácteos frescos y dependía casi totalmente de productos que venían del sur, con largas cadenas logísticas que impactaban sabor, frescura y costos.
La familia Ladrix - Quiguaillo recuerda dos anécdotas de sus inicios. La primera ocurrió cuando asesores y proveedores visitaron por primera vez el predio. “Nos decían que en el desierto era muy difícil tener una lechería y que las condiciones no eran las mejores”, recuerdan. Lejos de desanimarlos, esa frase se transformó en un desafío técnico y conceptual que era demostrar que Arica podía ser productiva más allá de su clima extremo.
La segunda anécdota la protagonizó el primer lote de animales trasladados desde Valdivia, que soportaron un extenso viaje para convertirse en el corazón de la lechería. A ellos se sumaría más tarde un programa de inseminación pionero para la región.
El proyecto nació como iniciativa familiar, particularmente ligada a la vocación de Ana, y a su marido, ambos médicos veterinarios quienes dieron forma a un modelo productivo basado en tres pilares: producir localmente con altos estándares, integrar toda la cadena de valor (desde el forraje al producto final) y construir una marca 100% ariqueña.
Esa integración fue decisiva. La empresa optó desde el principio por forraje propio (alfalfa y maíz cultivados en el valle con variedades adaptadas a la salinidad) lo que garantizó trazabilidad y coherencia con el territorio. Junto con eso, tuvieron que superar los obstáculos propios del desierto, lo que implicó decisiones complejas.

La ausencia total de lluvias obligó a diseñar sistemas de riego eficientes y siempre operativos, mientras que la calidad del agua impuso estrategias de manejo del suelo y selección de variedades forrajeras resistentes. A esto, se sumó otro desafío mayor: ser la única lechería en Arica, lejos de proveedores especializados. La solución fue combinar asesoría externa a distancia con un modelo que fuese autosuficiente.
Con el tiempo, Lácteos Lauca logró consolidar en Arica una cartera de productos que aprovecha su mayor ventaja comparativa: la frescura. Quesillo hecho con leche del día, quesos, mantequilla, helados y una línea de productos orientada al consumo rápido y local han sido clave para captar al consumidor ariqueño.
La empresa explica que la demanda ha evolucionado en dos sentidos: un público que valora origen y trazabilidad, y una incorporación creciente al retail, lo que exigió formalizar los controles, profesionalizar los procesos y estandarizar lotes sin perder su sello artesanal.
La expansión comercial ha sido paulatina pero sostenida.La marca hoy está presente en Lider, Jumbo, Santa Isabel y Unimarc (sólo en Arica), además de hoteles como Arica, Novotel y Luckia, junto a cafeterías y comercios locales.
En paralelo, la empresa abrió Milkhouse, su propia cafetería y heladería que utiliza productos elaborados en la planta y que se ha convertido en un punto de visibilidad y contacto directo con el consumidor. “Más que buscar un crecimiento explosivo, hemos priorizado relaciones de largo plazo, consistencia y cumplimiento”, indica Ricardo Ladrix.
El impacto económico también ha sido relevante. Lácteos Lauca genera empleo directo en el campo y en planta. En un territorio donde históricamente no existía industria lechera, cada litro producido localmente “es valor que permanece en la región”.

PROYECCIONES: MIRADA AL FUTURO
La empresa prepara una nueva etapa centrada en sostenibilidad y expansión.
Entre las inversiones en curso destaca un proyecto fotovoltaico que permitirá cubrir el 100% de sus operaciones con energía solar, reduciendo costos y su huella ambiental. También avanza en la venta de leche pasteurizada en botellas de vidrio retornables, un modelo de economía circular con buena recepción inicial y con potencial para transformarse en un producto distintivo del norte.
Asimismo, evalúan ampliar puntos de venta propios replicando el concepto Milkhouse y profundizar la diversificación hacia formatos que acerquen la marca al consumidor. Un elemento central del futuro de Lácteos Lauca es la inserción progresiva de la nueva generación familiar, es decir, se han transformado en una empresa familiar, sus sobrinos ya participan activamente en la operación y en decisiones de la empresa, buscando fortalecer la continuidad del proyecto en el largo plazo.
“Buscamos crecer de manera responsable, con inversiones que nos permitan ser más eficientes y sostenibles, sin perder nuestra esencia regional”. Una empresa que nació desafiando al desierto y que hoy se proyecta como un actor consolidado en la economía de Arica y Parinacota.