“En 18 meses, si yo soy Presidente júzguenme y pídanme el cargo”. Así de confiado está el candidato republicano José Antonio Kast en que podrá recortar en solo un año y medio US$ 6.000 millones de gasto público si llega a La Moneda. Esa declaración la había hecho la semana pasada en un seminario de Clapes UC, antes de que este martes el Presidente Gabriel Boric utilizara la cadena nacional del Presupuesto 2026 para señalar que es imposible hacer un ajuste de gasto de esa magnitud sin afectar derechos sociales como la PGU.
Más allá de los cuestionamientos al espacio que usó el Presidente para su embestida, en el comando republicano están convencidos de que el ajuste no solo es posible, sino que absolutamente necesario. “Hay que apretarse el cinturón, hay demasiada grasa y corrupción”, afirman al interior de la campaña. Otros advierten que un recorte real del gasto, de al menos ese monto, es fundamental para que los mercados internacionales crean en que un eventual gobierno de Kast podrá bajar impuestos y al mismo tiempo mejorar la sostenibilidad fiscal.
Sin embargo, Kast también le pasa responsabilidad al Congreso. El plan que trabajan contempla US$ 3.000 millones de ajuste por vía administrativa en 18 meses y otros US$ 3.000 millones por medio de leyes. “Se necesitan el compromiso y la responsabilidad de los parlamentarios que salgan electos. Por eso es tan importante ganar la mayoría parlamentaria”, plantea el candidato.
Pese a la presión de todos los sectores políticos para que transparenten el detalle del ajuste, desde el comando se resisten explicitarlo completamente. Pero dan luces. Abrirlo todo, dicen quienes conocen de la interna, tendría un costo político mayor e innecesario de pagar. “Si por ejemplo dijeran que van a recortar recursos para el Ministerio de la Mujer o derechamente eliminarlo, se perderían de inmediato un millón de votos y abriría un flanco para ataques desde las otras candidaturas”, ejemplifica un cercano al comando.
Lo concreto es que el plan existe y el autor es el jefe del equipo económico, Jorge Quiroz. El economista lo venía trabajando incluso antes de sumarse al comando. Desde su oficina Quiroz & Asociados, con un pequeño equipo de analistas, entre ellos Tomás Bunster, venía hace tiempo analizando la forma de eficientar el gasto público. Incluso a principios de año se contactó con expertos en materias presupuestarias que habían trabajado en el sector público para cotejar sus datos. Cuando, en julio, Quiroz se sumó al comando de Kast, ya traía gran parte de la tarea hecha.
Los otros estudios
Fuentes en Republicanos afirman que estos ajustes serán de sentido común, y están en todos los papers que han salido últimamente. Ineficiencias en el sistema de compras públicas, convenios “truchos” con sector público, licencias médicas falsas, subsidios por evasión en el transporte público, “bolsones de corrupción”, recorte de programas mal evaluados y fusión de ministerios son algunos de los focos que se trabajan.
“Hicimos un escaneo a los más de 700 programas, y uno se sorprende de que cuando estamos en la mayor emergencia en salud haya un premio para quien vaya al teatro al aire libre, de $60 mil (…) Yo soy fanático del teatro, ¡pero hay urgencias!”, enfatizó Kast.
Unos de los estudios más citados por el candidato es el del Centro de Estudios Públicos (CEP), de julio de este año. En ese informe se plantean 20 líneas de acción que permitirían contener o reducir el gasto público entre un 1,03% y hasta un 1,71% del PIB, es decir, entre US$ 3.600 millones y US$ 6.000 millones. De estos US$ 4.400 millones son recortes de gasto propiamente tal y US$ 1.600 millones son contención, es decir, apuntan a evitar que el gasto siga subiendo.
En el escenario más optimista, solo por medidas administrativas se podrían llegar a recortar o contener hasta US$ 3.400 millones y otros US$ 2.600 millones por la vía legislativa. Esas cifras están en línea con lo que plantea Kast, pero muchas de ellas apuntan al mediano plazo.
En medidas administrativas, que son las de más rápida ejecución, de acuerdo con los datos del CEP, por ajuste en programas públicos mal evaluados o con alto costo administrativo se puede llegar hasta US$ 653 millones. Por mayor eficiencia en compras públicas se puede bajar casi US$ 350 millones y por reducción del ausentismo por licencias médicas en el sector público se pueden ajustar hasta US$ 423 millones.
En materia legislativa, una reducción del uso del subsidio de incapacidad laboral (SIL) podría significar hasta US$ 660 millones de ajuste, una moderación en el crecimiento de las remuneraciones del sector público implicaría una contención de hasta US$ 380 millones y una reducción de ministerios y subsecretarías podría reducir un poco más de US$ 300 millones.
Otro estudio que resaltan en el comando es el que publicó en 2018, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que señaló que “en una estimación moderada, de las ineficiencias en adquisiciones, en el gasto en nómina salarial y en transferencias focalizadas, el monto promedio total del malgasto en Chile es de 1,8% del PIB”, cifra que hoy se acerca a los US$ 6.300 millones.
Asimismo, están mirando las propuestas de la reciente comisión asesora del gasto público que convocó el exministro de Hacienda Mario Marcel. La instancia planteó 34 propuestas, de las cuales 16 implican una reducción del gasto entre 2026 y 2030 por un monto estimado de poco más de US$ 2.000 millones al tipo de cambio actual. Las otras 18 medidas implicarían una contención del gasto (restringir su crecimiento) por US$ 2.500 millones.
Por último, Kast resalta un informe publicado en septiembre por LyD, que señala que un 8% del PIB, equivalente a más de US$ 23 mil millones, lo que representa el 28% del total ejecutado por el gobierno el año pasado, se destinaron a financiar programas con deficiencias relevantes.
Presión en presupuesto 2026
El proyecto de Presupuesto 2026 que se presentó esta semana, contempla un crecimiento del gasto de 1,7% respecto de la ley de este año y de 2,5% en comparación con lo que realmente se espera que se ejecute en 2025. Sin embargo, en el comando de Kast comenzarán a presionar para que al ajuste comience en la misma tramitación de la ley.
“Hay que bajar el monto de gasto en la ley de presupuestos 2026, es grosero que venga con un alza si todos sabemos que no hay plata”, plantean desde el comando. Otros dicen que, en un eventual Gobierno de Kast, el déficit estructural que se está planteando de -1,1% del PIB para el próximo año, podría incluso ser menor si logran bajar el gasto como se proponen. El objetivo, dicen, es llegar a un balance estructural en solo dos años.
Fuentes de Republicanos dicen que, dado que el proyecto de presupuesto contempla un alza del gasto de US$ 2.250 millones en 2026, si el próximo año no creciera, eso inmediatamente baja la meta de ajuste de una vez de US$ 6.000 millones a US$ 3.750 millones.
En esta materia algunos también planean sacar al pizarrón a Chile Vamos, dado que el programa de Evelyn Matthei propone un ajuste de US$ 2.000 millones el primer año. Sin embargo, cuestionan que, en realidad, eso no se trata de un recorte de gasto, sino de reasignaciones, bajando desde algunos programas para destinarlos a otros.
“Yo no veo el recorte por ningún lado. La candidata Matthei y en particular el exministro Ignacio Briones piden que se explique de dónde nosotros vamos a recortar US$ 6.000 millones, pero ellos también deben decir de dónde van a recortar US$ 2.000 millones, porque hasta ahora solo plantean sacar de una parte para gastar en otra. Aquí lo que hay que hacer es cortar, porque no podemos gastar lo que no tenemos”, dice el diputado republicano, Agustín Romero. 