Es la política lo que marcará el pulso al inicio de la próxima semana. Comencemos por lo más cercano: Argentina. Este domingo, la Provincia de Buenos Aires va a las urnas para renovar la mitad de los curules en su Congreso y el oficialismo llega debilitado. El Presidente Javier Milei no solo ha caído con fuerza en las encuestas tras el escándalo del denominado “Caso Audios”, además la volatilidad en el mercado está dando señales de crecientes dudas sobre sus planes cambiarios y monetarios, mientras en el Congreso la oposición está dando señales de rearmarse.
“Una derrota de La Libertad Avanza por más de cinco puntos de diferencia, y con una alta participación electoral, y con esos votos yendo al kirchnerismo”, así describe Javier Casabal, jefe de estrategia de Adcap Grupo Financiero, el peor escenario con el que se podría enfrentar el mercado el lunes. Pueden escuchar más en Primer Click.
Fuera de la región, la atención el lunes estará en Francia. El primer ministro François Bayrou enfrenta un voto de confianza. La oposición a su propuesta de ajuste fiscal por 44.000 millones de euros es tal que se da por hecho una derrota de Bayrou en el parlamento. Las dudas están en qué hará el Presidente Emmanuel Macron. Entre sus opciones están nombrar un nuevo primer ministro y conformar un nuevo Gobierno, disolver la Asamblea y convocar elecciones legislativas anticipadas, o incluso dimitir (aunque esa última opción se considera improbable por ahora).
Pero es difícil pensar en que un cambio de Gobierno resolverá los problemas que han llevado a más de un año de volatilidad política y cuatro cambios de primer ministro en dos años. El pecado de Bayrou es sincerar una situación fiscal que se está volviendo insostenible.
La deuda pública francesa llega a 114% del PIB, el déficit fiscal bordea el 6% y el gasto público un 57%, uno de los porcentajes más altos del mundo para un país que no está en guerra. Al mismo tiempo crecen las demandas de gasto por servicios sociales (especialmente pensiones), defensa y modernización. El Consejo de Análisis Económico calcula que Francia debe mantener un superávit primario cercano al 1% del PIB para estabilizar sus cuentas. Algo que el país solo ha logrado una vez en los últimos 30 años. Hay una resistencia enraizada tanto de la clase política como de la población a emprender reformas estructurales, especialmente en el sistema previsional, lo que complica aún más la posibilidad de encauzar las cuentas públicas.
No es un problema solo de Francia. Al otro lado del Canal de la Mancha, el Gobierno británico corre el riesgo de colapsar ante las crecientes dudas sobre su capacidad de sanear las cuentas fiscales y aplicar las reformas necesarias para impulsar el crecimiento.
La crisis fiscal está dando municiones al líder de derecha populista Nigel Farage. En la conferencia de su partido Reform, el mismo viernes en que caída el gabinete del laborista Keir Starmer, Farage prometía hacer “ajustes importantes al gasto social”, acusando que hay un abuso del sistema. Si las elecciones fueran hoy, Farage sería el primer ministro.
¿Y si sube?
En medio de la incertidumbre política, el jueves 11 de septiembre, el Banco Central Europeo anunciará su decisión de política monetaria. Tras el avance de la inflación anual a 2,1%, por encima de la meta de 2%, se da por sentado que mantendrá la tasa en su nivel actual de 2,15%.
Por el contrario, tras el reporte laboral publicado el pasado 5 de septiembre en EEUU, han aumentado las apuestas a que la Fed opte por un recorte de 50 puntos base en su reunión del 17 de septiembre.
Tras el discurso de Jerome Powell en Jackson Hole el mes pasado, la desaceleración del mercado laboral se ha convertido en la prioridad de la Fed. Las cifras respaldan ese escenario. En junio hubo una contracción del mercado laboral, y en agosto se registraron apenas 22.000 empleos no agrícolas, llevando la tasa de desempleo a 4,3%, uno de sus mayores niveles en cuatro años.
¿Bastará un recorte de tasas para impulsar las contrataciones? Es difícil pensar que sea suficiente, después de que el Libro Beige registrara a empresas citando a la incertidumbre arancelaria como la principal razón para frenar contrataciones.
Como siempre, el mercado está siendo muy optimista en pensar que la Fed será suficiente para un rescate. Pero, ¿y si los aranceles llevan al alza la inflación?
El jueves se publicará el índice de precios al consumidor a agosto. El dato ya recogerá el impacto de las tarifas recíprocas, aunque parcialmente, dado que muchas empresas acumularon amplios inventarios previa a la entrada en vigor de las tarifas; y otras han optado por absorber gran parte del alza de costos.
Sin embargo, analistas estiman que la tasa de inflación anual llegará a 2,9%, y la inflación subyacente superaría el 3%. Un nivel incómodo para una Fed que en su nuevo marco de política monetaria afirmó que su prioridad es la estabilidad de precios.
Futuros de tasas muestran una probabilidad de 70% de que a fin de año la Fed haya realizado recortes por 75 puntos base. ¿Será posible avanzar con ese guión si la inflación comienza a acelerarse más?
Inversión y empleo
En Chile la política monetaria de la próxima reunión no está en discusión. Tras la sorpresa del IPC en julio, el mercado espera que el Banco Central mantenga la tasa de interés en 4,75%. El IPC de agosto se publicará el lunes 8 y se espera que la inflación anual se mantenga en 4,3%, llamando a la cautela. La decisión de política monetaria se anunciará el martes 9.
Junto con el IPC, el Banco Central publicará la balanza comercial de agosto, que -de confirmarse las proyecciones- podría mostrar el mayor déficit en tres años.
Pero será el Informe de Política Monetaria a publicarse el 10 de septiembre lo que capturará la atención del mercado. Analistas estarán atentos a la evolución de la inversión y el empleo que está incorporando el equipo del Central.
Estos son dos temas de preocupación que se repiten, ya no solo en el debate de los candidatos presidenciales. La semana pasada DF publicó un resumen de las actas de la discusión de los expertos convocados por Hacienda para la proyección del PIB no minero tendencial. Empleo e inversión fueron dos factores citados en los argumentos para anticipar una desaceleración de la economía a un ritmo de crecimiento promedio de 2,1% en los próximos cinco años. 