Una apuesta entre copas
Si “Vicky Cristina Barcelona” disparó el turismo norteamericano en Cataluña, la industria chilena espera que un libro del autor de “Entre copas” y una posible película hacia adelante sean una potente promoción del vino chileno en el mercado internacional.
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Por Marco Fajardo
Si Barcelona y Roma se promocionan a través de las películas del cineasta neoyorquino Woody Allen, Wines of Chile y ProChile acaban de apostar por traer a Chile al escritor norteamericano Rex Pickett, autor de la novela Sideways, que dio origen a la exitosa película homónima que se conoció en América Latina como Entre copas, para que ambiente su nuevo libro en el país.
La cinta de 2004 cuenta la historia de dos amigos, Miles y Jack, que un fin de semana van a visitar unos viñedos de California y conocen a dos mujeres. Obtuvo el Oscar al Mejor Guión e incluso tuvo un impacto en el mercado de vinos en Estados Unidos: las ventas de la cepa pinot noir, alabado en el film, se multiplicaron, mientras la facturación del merlot, denostado por los protagonistas, sufrió una brusca caída.
Esta vez la idea es que Pickett, de 56 años, viva una temporada en Chile -entre tres y cuatro meses- para interiorizarse de la cultura y la gente. Si Vicky Cristina Barcelona disparó el turismo norteamericano en Cataluña, la industria local espera que el libro y una eventual película (aunque en un plazo de algunos años) catapulten al vino chileno en el mercado internacional. Es, como se ve, una apuesta de mediano plazo.
La venida de Pickett, con residencia en California, se dio luego que conociera al productor cinematográfico Mario Velasco, que cuenta con varios contactos en Hollywood. Velasco, al enterarse que Pickett había escrito Sideways, le preguntó si le interesaría escribir su nuevo libro en Chile, a lo cual el novelista accedió. Velasco a su vez le preguntó a Wines of Chile si había interés en financiar su estadía, una idea a la que se sumó ProChile y que finalmente comenzó a materializarse con su llegada a Santiago el miércoles.
Algo diferente
“Mi primera novela transcurre en el sur de California y la segunda entre Oregon y Wisconsin. Ahora quería ir a un lugar diferente”, explicó ayer Pickett a DF al día siguiente de su arribo, acompañado de su mujer. “Creo que Miles vendría aquí si tuviera la posibilidad de hacerlo”, dice.
Para el norteamericano es su primera vez en Sudamérica. Conocía Europa, pero en Latinoamérica lo más al sur que había viajado era Tijuana, la ciudad mexicana fronteriza con San Diego en Estados Unidos. “Santiago es una ciudad muy moderna, aunque eso no me sorprendió, lo sabía”, confiesa. Añade que la capital será su base de operaciones, ya que espera recorrer todo el país, “desde el desierto de Atacama hasta la Patagonia”.
Como es natural, Pickett no quiere adelantar demasiado sobre la nueva novela. “La primera parte de la trilogía (Sideways) fue sobre el fracaso. La segunda (Vertical) fue sobre el éxito. El tercer libro… tal vez sea más una historia de amor. No sé”, señala y agrega que espera tener el primer borrador en enero de 2014.
Pickett insiste en que para escribir el libro era imprescindible venir al país. “Para que Miles venga a Chile, tengo que entrar a la cultura, conocer a la gente, no sólo los vinos. No puedo venir por dos semanas, recorrer en auto y pretender que conozco Chile”.
El vino
Pickett llegó al mundo del vino tras divorciarse, a través de clases de cata que tomó para conocer otras personas, y poco a poco se convirtió en todo un experto en el tema. En su primer día en Santiago fue a un bar de vinos en el barrio Lastarria, donde se está quedando, para degustar la variedad local, y quedó encantado.
El novelista admite que los vinos chilenos no tienen gran presencia en Estados Unidos, con excepción de tiendas que sólo venden variedad local como “Puro Chile” de Mauricio Banchieri en Nueva York.
“Van a tener que convencer a los distribuidores de que vuestro vino merece respeto y creo que eso vendrá promoviendo vinos únicos en su origen. A los norteamericanos nos gusta eso, como el café de América Central o África, productos de lugares que son muy únicos”.
Pero no sólo hay que cuidar el origen. El escritor también advierte a la industria sobre la tentación de privilegiar cantidad por sobre calidad. “El error que no deben cometer es intentar hacer un syrah de US$ 5. Podrían tener un mercado en el corto plazo, pero perderían el rumbo y no es eso lo que quieren”, señala.
Pickett también advierte sobre la estandarización de cepas y sabores que expusieron en su momento documentales como Mondo vino, del estadounidense Jonathan Nossiter, que se estrenó el mismo año de Entre copas. La denuncia de la uniformidad de vinos es un peligro real para el escritor. “La globalización del sabor es un verdadero problema a largo plazo”, señala. “Además hay mucha manipulación en los vinos, hay gente que le agrega agua para bajar el grado alcohólico, aunque muchos que se están rebelando contra eso”.
Por eso, para tener éxito la industria debe sacar ventajas de la diversidad existente, según Pickett. En Chile “se plantan muchas uvas diferentes y pueden sembrar todo tipo de cepas porque tienen todos los microclimas y la capacidad para trabajarlas todas. Es bastante impresionante”, dice.
“El potencial es exponencial. Tienen la capacidad de hacer vinos muy buenos por un precio más accesible. Mientras no comoditicen sus vinos demasiado en un solo tipo de vino y conserven un estilo único, haciéndolo expresivo de Chile, tendrán mucho éxito”.