China, indiferente a sanción comercial de EEUU

El nuevo gobierno en Beijing priorizará la estabilidad y evitará aparecer débil ante Washington, mientras intenta consolidar su poder interno.

Por: | Publicado: Lunes 2 de abril de 2012 a las 05:00 hrs.
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En la más reciente disputa comercial entre EEUU y China, el Departamento de Comercio decidió imponer aranceles a la importación de paneles solares chinos. La medida se tomó en un delicado momento político dada la cercanía de la elección presidencial de EEUU y el cambio de gobierno en China. Sin embargo, los aranceles tendrán un impacto menor en las exportaciones chinas, en particular cuando la política industrial china fomenta la inversión en alta tecnología, cada vez más competitiva con EEUU.

Tras una votación legislativa en marzo que reafirmó el derecho a imponer aranceles, el gobierno de EEUU anunció el 20 de marzo tarifas de 2,9%-4,73% para los paneles chinos. Estimó que China otorgaba subsidios ilegales a firmas manufactureras para la exportación, principalmente con préstamos.

Esto ocurrió tras un lenguaje cada vez más enérgico de EEUU sobre las prácticas comerciales chinas. A comienzos de 2012, el presidente Barack Obama creó una unidad comercial encargada de “investigar prácticas comerciales injustas en países como China”. Y a mediados de marzo, EEUU, la UE y Japón presentaron una demanda por las restricciones chinas a la exportación de tierras raras.

Según el Instituto Peterson de Economía Internacional, EEUU suele imponer medidas proteccionistas para defender industrias en declive, mientras las de China son para promocionar sectores nacientes. Sin embargo, el año pasado la batalla comercial pasó de industrias tradicionales, como acero y neumáticos, a sectores emergentes. En 2011, EEUU demandó a China ante la OMC por subsidios a la industria de turbinas de viento. Esto refleja la creciente importancia de estos sectores para EEUU en un ambiente económico difícil, pero también es evidencia de la creciente influencia china en segmentos más sofisticados.



Sube la temperatura


La presión de EEUU en asuntos comerciales podría intensificarse en 2012. En enero-febrero de 2012, el superávit comercial chino con EEUU se expandió a US$ 26.200 millones. EEUU acusa a China de mantener su moneda artificialmente subvaluada frente al dólar, subsidiando sus exportaciones, lo que daña la industria de EEUU. En octubre de 2011, el Congreso evaluó una ley que permitiría al gobierno imponer aranceles a productos chinos si el Tesoro estima que China manipula su moneda. La ley no prosperó, pero estas medidas podrían revivir en un nuevo gobierno.

Sin embargo, las medidas anti-subsidio de EEUU tendrán poco impacto. Los llamados a que China aprecie su moneda podrían intensificarse en vísperas de las elecciones de EEUU a fines de 2012, pero habrá oídos sordos. El modus operandi chino en la diplomacia comercial es combativo, y el cambio de gobierno este año reducirá los incentivos para un acuerdo. Se priorizará la estabilidad, y el nuevo gobierno evitará aparecer débil ante EEUU, mientras intenta consolidar su poder interno.

Además, el difícil entorno económico ha llevado a una fuerte caída de las manufacturas. Esto desincentivará a las autoridades chinas de permitir una apreciación más rápida del yuan, que afectaría a sus exportadores. El decreciente superávit comercial chino también le facilita resistir la presión. Aunque su superávit comercial con EEUU crece, no es necesariamente igual con otros socios comerciales. China ha dicho que el yuan se acerca a su verdadero valor, y puede demostrarlo con un menor superávit total y reciente salida de capitales. Por eso, EEUU está más aislado que antes en impulsar la disputa monetaria.



Vientos de cambio


Es probable que la disputa de los paneles solares sea un precursor de futuros casos similares. Paneles solares y turbinas de viento son fruto del gran impulso de 2008 para promocionar las nuevas energías, que desató fuertes inversiones en el sector. Gobiernos locales facilitaron tierra barata, fácil acceso al capital e incentivos tributarios. El crecimiento de la oferta hizo caer el precio promedio de paneles solares en un 80% desde 2008, según Bloomberg. Productores no-chinos no pueden venderlos a precios tan bajos y tres fabricantes de EEUU quebraron en 2011. China domina el mercado y será difícil revertirlo a pesar del aumento de aranceles.

Algo similar se verá en otras industrias de alto valor. Las industrias emergentes incluyen energía solar y de viento, pero también manufacturas de alta terminación y biotecnología. Un plan quinquenal industrial chino de 2011 apunta a sectores como circuitos integrados y semiconductores, tecnología de telecomunicaciones, aviones y farmacéuticos.

Los gobiernos locales tienen incentivos para promover el desarrollo de esas industrias en sus provincias y ciudades, ya que su desempeño es evaluado en parte por su éxito en el fomento de sectores favorecidos en su jurisdicción. A medida que la inversión canalizada en estos sectores da sus frutos, es altamente probable que una proporción de la producción sea exportada a medida que aumenta la capacidad, y de forma más barata que productos comparables fabricados en otros lugares. Ese fue el caso de los paneles solares: más del 95% de la producción china se exporta.

La exportación china de productos de alto valor recién empieza, dado que apunta al mercado de fármacos de US$ 310.000 millones o aeronáutico de US$ 85.000 millones, por ejemplo. Pero se espera que el cambio se acelere a mediano plazo. Hay promoción de centros farmacéuticos en las provincias de Yunnan y Hebei, y de manufactura aeronáutica en Tianjin y Jiangxi. Al igual que con los paneles solares, cuando China empiece a exportar y se impongan medidas punitivas, ya habrá ganado mercado suficiente como para que sea difícil desplazarlo como principal actor.

Por eso, EEUU se equivoca si basa sus esperanzas de largo plazo en el éxito de las medidas punitivas. Estas no afectarán mayormente el avance de las políticas industriales que está creando la próxima ola de exportaciones chinas en segmentos más sofisticados de la economía global. Además distraen del tema más profundo y difícil: hacer más competitiva a la manufactura de EEUU cuando la producción china llega al mercado global. Pero este tipo de medidas son populares, y significan beneficios a corto plazo para los políticos que las impulsan. Por eso cabe esperar más de lo mismo en este año electoral de EEUU.

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