Del Canto, héroe nacional

Por Alejandro San Francisco Profesor del Instituto de Historia y la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile.

Por: | Publicado: Viernes 24 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Como afirmaba Mario Góngora, Chile fue “tierra de guerra” en el siglo XIX, y el Ejército se jactaba, con razón, de haber sido vencedor y jamás vencido. Entre otras cosas eso dio vida al nacimiento de los héroes patrios, como O’Higgins en la Independencia, Bulnes contra la Confederación y Baquedano en la Guerra del Pacífico. Estanislao del Canto (1840-1923) se inscribe con méritos propios en esa lista del panteón heroico nacional.

Llegó desde las provincias a Santiago a los dieciséis años, pronto visitó la Escuela Militar y rápidamente descubrió su vocación: sería soldado. Participó en la guerra civil de 1859, al mando de Juan Vidaurre Leal, y tiempo después se enfrentó a los mapuche en la llamada Pacificación de la Araucanía. Pero fue sin duda en la Guerra del Pacífico donde alcanzó su fama y, como resumió Virgilio Figueroa, “se hizo un soldado legendario y un jefe cuyo valor era un símbolo de victoria”.

En la guerra contra Perú y Bolivia luchó en Pisagua y Dolores, después en Tacna, Chorrillos y Miraflores, además de las ocupaciones de diversos territorios peruanos. Fue ascendido a Coronel después del conflicto, asumiendo como Subdirector de la Escuela Militar en 1885 y como Prefecto de la Policía de la capital dos años más tarde.

En 1890, durante el proceso de politización del Ejército en tiempos de Balmaceda, asumió una postura contraria a la administración, que mantuvo durante la guerra civil de 1891, cuando llegó a ser el Comandante en Jefe del Ejército Constitucional. Fue idea suya atacar al “corazón de la tiranía”, y encabezó la derrota gobiernista en Concón y Placilla, donde hubo cerca de 2.500 muertos.

Muchos le adjudicaron a Del Canto la victoria constitucional, fue ascendido a General y su nombre incluso sonó rápidamente como posible candidato presidencial, aunque finalmente Jorge Montt fue el escogido por los vencedores. Quizá, como sostiene Gonzalo Vial, se prefiriera al marino porque no representaba una amenaza militarista, frente al carisma y popularidad del propio Del Canto. Al poco tiempo el alemán Emil Körner pasó a dirigir el Ejército de Chile, y el soldado chileno siempre pensó que Montt y Körner le habían robado los méritos de la victoria.

En 1897 pasó a retiro, y ese mismo año tuvo un duelo a muerte con Jorge Boonen Rivera, otro destacado soldado chileno que resultó herido en la ocasión. Tiempo después comenzó a redactar sus Memorias, que son una fuente invaluable no sólo para conocer su trayectoria, sino que también la historia del Ejército chileno.

En los últimos años tuvo juicios muy críticos contra la institución a la que había servido toda una vida. “Le falta disciplina y respeto de subordinación”, le comentó en una entrevista a Armando Donoso. La década de 1920, que señalaba el fin del parlamentarismo chileno, marcó también el fin de la vida del héroe Estanislao del Canto, fallecido el 25 de junio de 1923.

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