Objetos, mobiliario, vestuario y piezas diseño en varias formas, bajo una cuidada curatoría con foco en la calidad y creatividad de los productos. Es también un laboratorio de oficios y un proyecto autogestionado por Ignacia Dittborn y Camila Cesani.
Buscando una alternativa diferente a una tienda tradicional surgió la idea de instalar un espacio mixto y amplio. MUT les facilitó un área y consiguieron el auspicio de Mazda para concretar la idea. La planta de look industrial se fue poblando con mobiliario diseñado por The Andes House junto con Catherine Dauvergne.

La curatoría fue clave. “Partimos de la base de que hay mucho talento en el diseño chileno y quisimos tener un mix de categorías y estilos con marcas que tienen una trayectoria, experiencia en cuanto a procesos y conocimiento del oficio. Pensamos en una selección que tuviera como base la calidad para reunir a creadores que funcionan bien y que juntos son estéticamente atractivos”, cuenta Ignacia Dittborn, diseñadora de vestuario y textil, con amplia experiencia en marketing y directora general de Portafolio.
Ella junto con Camila Cesani, directora de arte y gestión, escogieron a Cerio, The Andes House, La rosa studio, Honra.cl, a.s.m.a Studio, Margarita Talep, Todos los puentes, Negra y punto, Lourdes Salgado, Etherea, Ropa de Género, María Prints, entre varios otros de los presentes en Portafolio.
Cada marca paga un monto fijo por estar ahí durante dos meses y algunas de ellas fueron invitadas especialmente porque representaban un aporte esencial para el conjunto final. El 15% de las ventas van a Portafolio. Además, participan trabajos de alumnos de la carrera de Oficios creativos de la Universidad Católica de Temuco, y de su docente, Piedad Aguilar, artista e investigadora textil que muestra piezas de su marca A Whole New World (@a.w.n.a).
“Lo mejor ha sido la reacción de la gente cuando entran a Portafolio. Es emocionante ver su impresión cuando se enfrentan al espacio y la puesta en escena”, comenta Ignacia. Además del interés comercial se trata de una experiencia expositiva que la gente disfruta. “Se cumplió la idea de que no sea una tienda, pasan cosas distintas como conversatorios vinculados al diseño y actividades como taller de cerámica. Como plan piloto funcionó a la perfección”, agrega la directoria de la instancia pop-up. Cuenta que muchos de los asistentes les piden que prolonguen la estadía, pero el espíritu fue concebido con fecha de término, este 31 de diciembre.

Otra grata sorpresa ha sido la transversalidad del público. Además de recibir las visitas de los seguidores de cada una de sus marcas, que tienen sus fieles compradores, llega mucha gente joven que circula orgánicamente por MUT. Como se trata de una escena fotogénica o “instagrameable”, comenta Ignacia, permanecen un buen rato en la planta y se vinculan con el entorno. También entran turistas: europeos, estadounidenses, argentinos que se sorprenden, preguntan y compran.
“Ha sido también una posibilidad de posicionar el diseño chileno”, apunta. Después de cerrar esta primera muestra-venta, están abiertas a replicar o probar nuevos formatos. No se cierran a nada y quieren que sea un proyecto que cobre identidad propia.