Teresa Marinovic es licenciada en Filosofía, fundadora de Fundación Nueva Mente (FMN) y ex convencional independiente electa -por cupo en Renovación Nacional- para participar del primer proceso constitucional por el distrito 10 en 2021.
Marinovic recuerda que vio los resultados del domingo 4 de septiembre de 2022 -día en que se rechazó el borrador elaborado por 155 convencionales- desde un programa en vivo para FMN -que dirige desde 2018- transmitido por YouTube. “Cuando me dijeron que el Rechazo había obtenido un 62% de las preferencias, pensé que había un error. No podía creerlo. Después vino la emoción, la alegría, las lágrimas… ¡valió la pena! Esa frase representa, creo, mis sentimientos de ese día…”, dice.
La felicidad por el término -y fracaso- de aquel primer proyecto constitucional, sin embargo, duró poco. Tan sólo unas semanas después, la exconstitucional cuenta que se enteró de que sectores de la derecha, como Chile Vamos, querían impulsar un segundo proceso, con lo cual ella no estaba de acuerdo. “Ahí le solicitamos una reunión a José Antonio Kast para pedirle que se opusiera de manera radical a la idea”, recuerda.
Una vez que se concretó dicho encuentro, Marinovic recuerda que a los pocos minutos se dio cuenta de que no estaban en la misma sintonía con el hoy candidato presidencial republicano. Su frustración, dice, fue total.
Puertas adentro
Teresa Marinovic asegura que la exposición que vivió durante su participación en el proceso fue algo que no sólo toleró, sino que buscó. “Había que buscar formas de informar, hacer contrapuntos y lograr fuera de la Convención lo que no podíamos conseguir dentro”, cuenta.
Sin embargo, la exconstituyente afirma que puertas adentro el escenario fue diferente. “No es fácil estar un año entero en un ambiente hostil y en modo confrontación”, admite. El trabajar desde su casa, pero con el foco puesto en la Convención, “afecta mucho la convivencia: el ‘estar sin estar’ puede ser más duro para la familia, para el marido, para los hijos, que la ausencia… Tampoco fue fácil para ellos, creo, verme sufrir. La Convención se había ‘instalado’ en mi casa, pero también como tema de conversación en su entorno social. ‘Qué dice tu mamá’; ‘dile a tu mamá que…’; ‘en esto no estoy de acuerdo con tu mamá’. Ningún hijo quiere eso”, reflexiona.
La única candidatura que vale la pena, cuando el colapso es total, es la presidencial
Al respecto, Marinovic cree que se ha convertido en una persona mucho más retraída de lo que era antes. “Prácticamente no hago vida social y evito todo lo que sea posible estar con personas que no sean de mi círculo más cercano. Creo que ese rasgo de mi personalidad se agudizó”, admite.
Pese a que hoy sigue siendo una persona activa en redes sociales -en Instagram acumula más de 150 mil seguidores- hoy la exposición que vive es “controlada”. “Yo decido cuánto me expongo, y cómo. Yo controlo los límites. Grabo comentarios, doy mi opinión, y esos videos pueden tener bastante alcance, pero no interrumpen mi trabajo habitual ni mi vida personal. Tengo la posibilidad de crear barreras que entonces no tenía”, reflexiona.
Una decepción personal
El comienzo del segundo proceso constitucional significó un quiebre para ella. La decisión de grupos de derecha -incluído el Partido Republicano- de participar en una segunda instancia, dice Marinovic, “fue una decepción política pero también muy personal (...). Ahí fue cuando me di cuenta de que no había defensa de convicciones. Que la lógica del poder estaba por encima de cualquier cosa, y que justificaba conductas que a mi juicio no son tolerables”.
Añade: “Tú puedes tener diferencias de opinión con personas cercanas o ideológicamente afines: eso lo considero normal e incluso sano, en la medida en que se expresen de manera transparente y racional. Pero hay límites… Hay cosas que no se pueden hacer, ni con el peor de tus enemigos (...). Lo que define a una persona -y a un político- son los métodos que usa para alcanzarlos. Una persona que no reconoce límites es peligrosa y no es de fiar como gobernante”.
En el corto plazo, Marinovic asegura que no está en sus planes volver a participar de una elección popular. “La única candidatura que vale la pena, cuando el colapso es total, es la presidencial”, afirma. “Pero eso tiene sentido en primer lugar, cuando tus circunstancias lo permiten; y cuando no hay nadie más dispuesto a competir. No es el caso”, añade.
Para la papeleta de noviembre, la exconsituyente afirma que ha optado por no hacer pública su preferencia electoral. “En FMN la independencia es un pilar fundamental de lo que hacemos, y mantener esa distancia es clave para que quede claro que no respondemos a intereses políticos, sino a convicciones más profundas”.