- ¿Cómo interpreta las conclusiones del cónclave?
- La principal es que ahora los partidos de la Nueva Mayoría van a ser parte del gobierno, cosa que antes no ocurría. Diría que ese es el hecho político esencial, ahí hay un cambio en el diseño. Respecto al tema reformas, no hubo mayores anuncios ni cambios, salvo en materia educacional, porque el gobierno quiere evitarse marchas de estudiantes durante dos años electorales.
- ¿Qué esperaba de esta reunión?
- No me hacía muchas esperanzas. La principal era ver cómo iban a morigerar las altas expectativas que habían asumido con anterioridad al gobierno y cómo se iban a hacer cargo de eso.
- ¿Considera que se morigeran las expectativas cuando la presidenta y los presidentes de partidos aseguran que se mantienen las reformas?
- Efectivamente, es morigerar las expectativas. Una cosa es cumplir el programa de gobierno, algo que el PC siempre ha cobrado, y la presidenta no ha dicho que no vaya a hacerlo, pero va a morigerar el ámbito de sus reformas.
- ¿Qué es lo que lo hace pensar eso?
- El sólo hecho que se reúnan para reacondicionar el programa de gobierno es la señal más potente de que lo que estaban haciendo no era lo más correcto; si no, no hubiera existido el cónclave. Y las encuestas que conocimos ayer hacen mucho más necesaria la reunión, obviamente.
- En este escenario, ¿quién ganó y quién perdió en la Nueva Mayoría?
- Es que no era una reunión para cambiar el programa, sino los énfasis y las formas de cómo se va a llevar adelante. Dado el fracaso en la conducción, los malos indicadores que tienen la presidenta y el gobierno, bueno, ante eso tenían que reaccionar y lo hicieron de alguna manera readecuando el proceso de reformas, intentando hacerlo, tal vez, más realista y menos discursivo. Y pienso que los perdedores salieron en el cambio de gabinete.
- Después de esta cita, ¿cómo interpreta el realismo sin renuncia?
- Lo que dice la presidenta es que 'aquí hay una realidad y esta se impone aunque uno quiera hacer una cosa distinta'.