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La arriesgada apuesta de la CUT junto a la Concertación para presionar al gobierno

La CUT adelantó el paro programado para octubre, con el fin de aprovechar la adhesión que estaban generando las manifestaciones de los estudiantes con sus demandas.

Por: Por Blanca Arthur 
 | Publicado: Viernes 26 de agosto de 2011 a las 05:00 hrs.
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Ocurrió hace aproximadamente un mes. En momentos en que las demandas estudiantiles iban generando una creciente adhesión ciudadana, los máximos dirigentes de la CUT tomaron la decisión de adelantar el paro nacional que tenían programado para el mes de octubre, sin ocultar siquiera que su propósito era no desperdiciar el clima de malestar que se había instalado en el país.

Como incluso lo plantearon en sus debates internos, era ésta la oportunidad para tratar de recuperar el protagonismo como representantes del mundo social, frente al cual la multisindical aparecía debilitada, como lo comprobaba su casi nula capacidad de convocatoria.

Con esa apuesta, el presidente de la CUT, Arturo Martínez que paralelamente requería legitimarse al interior del organismo donde ha sido seriamente cuestionado- inició su arremetida para que tanto el paro, como la marcha de esta semana, marcaran un hito político que él aparecería liderando.

Fue en ese contexto que inició contactos con la Concertación, con el supuesto que no sólo era conveniente contar con la adhesión del bloque opositor para sus propósitos, sino que éste también podría considerar que lo beneficiaba, por la posibilidad de aparecer más cercano a los sectores sociales de los cuales aparecían distanciados.

Como admiten al interior del conglomerado, uno de los problemas que más les inquietaba, era constatar que las protestas apuntaban no sólo contra el gobierno, sino que con la misma fuerza, los cuestionaban a ellos, por lo que la adhesión al paro de la CUT les daba una oportunidad que no podían desperdiciar.

Con la decisión que comunicaron en los últimos días, la apuesta de la Concertación, de acuerdo a lo que indican sus líderes, fue sumar el máximo de fuerzas tanto políticas como sociales contra el gobierno, con el fin de presionarlo para que se allane a dialogar, sobre la base de una agenda de cambios profundos.

En este cuadro, especialmente por la magnitud de la marcha - más que por el paro del miércoles- el balance de los líderes opositores, es que su jugada debería ser exitosa, porque aparte de que no hubo la violencia que se auguraba, las autoridades no pueden ignorar que quizás están frente al nacimiento de un frente amplio con capacidad de poner en jaque al gobierno.

El giro estudiantil

Era un hecho que desde sus inicios, las protestas estudiantiles - que fueron el sustento de las marchas realizadas este jueves- carecían de un tinte político, porque aunque sus dirigentes fueran de izquierda, eran más bien antisitémicas, al cuestionar por igual a las actuales autoridades, como a los gobiernos de la Concertación.

Tampoco la permanente presencia del presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo –que es Secretario General de la CUT- era un indicio de la participación de dicho organismo en el movimiento, sino se explicaba en parte por ser el representante del gremio ligado a la educación, como por el hecho de que el Partido Comunista al que pertenece, lo mismo que la vocera de la Confech, Camila Vallejo- sí estaba detrás del movimiento.

En ese cuadro, sus líderes actuaban de manera completamente autónoma de los representantes políticos concertacionistas, al partir de la base que era poco o nada lo que éstos les podían aportar para el logro de demandas que no habían acogido mientras fueron gobierno.

Pero de pronto comenzó a producirse un acercamiento que parece determinante. Fue ante la posibilidad de que la estrategia del gobierno de tender puentes con el conglomerado opositor produjera acuerdos que los pudieran debilitar, cuando los estudiantes entendieron que si no se acercaban a la Concertación corrían el riesgo de quedarse aislados.

La apuesta del gobierno de centrar el diálogo sobre las propuestas del ministro de Educación, Felipe Bulnes en el Congreso sin la participación de los estudiantes, fue el escenario que terminó produciendo el acercamiento entre los dirigentes del bloque opositor con los líderes de la Confech.

Error del gobierno

En la mirada de algunos personeros de la Concertación, el gran error de las autoridades fue negarse a concederles a los estudiantes, no sus demandas - porque admiten que lo hicieron en gran parte- sino reconocerlos como protagonistas, allanándose a tener con ellos un diálogo directo en que pudieran aparecer como triunfadores.

Esa situación es que la que sindican como la principal causa de que, finalmente, los dirigentes de los estudiantes optaran por cambiar ese perfil autónomo, aceptando ser parte del frente político social de rechazo al gobierno, como el que pareció emerger con las marchas de esta semana.

En la lógica que mostraba inicialmente el movimiento estudiantil, parecía impensable que se pudieran sumar a una protesta liderada por dirigentes de otros tiempos, con otro estilo, como Arturo Martínez, menos sabiendo que sus demandas distan mucho de generar la adhesión ciudadana de las que hacen ellos.

Pero ocurrió, en parte por las razones a que aluden los dirigentes opositores de la falta de pericia del gobierno para buscar acuerdos al margen de los estudiantes, pero también porque los dirigentes de la Concertación tenían claro que aceptar ese diálogo era entrar en conflicto con el Partido Comunista, a lo que no estaban dispuestos.

Lo concreto, al final, es que la CUT –que es liderada por un socialista- en conjunto con el conglomerado opositor, lograron que el movimiento estudiantil se sumara a la protesta general focalizada, ahora, básicamente en el gobierno.

En esa perspectiva, quienes llamaron a las protestas hacen un balance positivo, lo que no implica que desconozcan que la apuesta enfrente serios riesgos en el futuro.

Tanto en la CUT, como en el mundo político opositor, saben que la estrategia de La Moneda –como lo confirmó a la hora del balance que hizo el vocero Andrés Chadwick- apuntará ahora con más fuerza a que las protestas pierdan adhesión ciudadana por los problemas que producen, sin que ello implique una solución a los problemas por los que reclaman.

En esa línea, ni siquiera desestiman que el respaldo que habían conseguido los estudiantes, con demandas que instaladas en la ciudadanía como legítimas, comience a perder fuerza, en la medida en que aparezcan no sólo lideradas por dirigentes sin la empatía de los jóvenes, sino con propuestas que no generan el respaldo que afirman quienes llamaron a esta protesta.

Como sea, todo indica que es prematuro imaginar el cauce que puede tomar lo ocurrido esta semana, lo que en gran medida dependerá de las cuentas que saque el gobierno, como de los riesgos que perciban sus opositores de insistir en este tipo de acciones.

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