Robert Funk: ”La AC es populista en el sentido clásico, es un bypaseo de las instituciones”

El cientista político y director ejecutivo de Plural, Roberto Funk, coincide con el ministro Burgos en que Chile no vive una crisis generalizada y que los políticos cuestionados, con algunas excepciones, lo que hacían era "financiar sus campañas porque no existía un sistema adecuado".

-¿Cómo evalúa el episodio de la renuncia de Insunza?
-Es raro que cuando se hace un cambio de gabinete, que se hace necesario precisamente por temas de probidad, no tengan más cuidado y no hagan un chequeo más exhaustivo. Pasó en los nombramientos al inicio del gobierno. Ahora esta historia empieza con las crisis de Sebastián Dávalos y de Peñailillo, y algo que ya se ha comentado, esto de la soledad de la Presidenta, lo que es una cuestión muy trágica, siendo una persona que funciona con las confianzas a puertas cerradas.De alguna forma deja en evidencia los costos de no tener eso que por ejemplo se decía de Bill Clinton que hablaba por teléfono todos los días, con amigos y políticos.

-De ahí las críticas al secretismo
-No creo que sea una cosa de secretismo, es de confianza y de equipos. Tiene que ver mucho con el discurso de la Presidenta, de un gobierno ciudadano. Se toma una decisión, ya que los partidos son mal evaluados los vamos a dejar de lado y voy a depender de mi popularidad personal y carisma. Eso funcionó cuando tenía un 80 % en las encuestas, pero no cuando la popularidad es menor. Lo que queda son las instituciones.

-¿Entonces la solución pasa por tomar en cuenta a los partidos?
-Esto empieza en el primer mandato de Bachelet, continúa con Piñera con el debilitamiento del INE y de la medición de pobreza, etc. El país puede aguantar el ruido político, porque la democracia es ruidosa, lo que no entiende es cuando se empiezan a cuestionar las instituciones. El camino de vuelta pasa por fortalecerlas, por asegurar que no se metan con SII o el INE, que se hagan los nombramientos que están pendientes, por ejemplo en la Contraloría. El hecho de no poder llenar esos cargos, es una señal de poca valoración de las instituciones.

-Con el cambio de gabinete y la llegada de Valdés y Burgos se habló de una cierta moderación ¿Ha notado algún cambio de rumbo en el gobierno?
-Los nombramientos fueron realmente un guiño a los sectores más moderados, sin duda, y fueron muy bien recibidos, pero para que eso funcione, particularmente en el caso de Valdés, tienen que tener un peso político y eso todavía está por verse.

-¿Le ve futuro a las reformas?
-Se han hecho cosas importantes: cambio al binominal, reforma tributaria, la educacional está incompleta; el Acuerdo de Unión Civil y el voto de los chilenos en el extranjero. O sea, tienen un record de primer año que no es menor. Va quedando terminar la reforma educacional que entrará en el ámbito universitario y eso será complejo porque es políticamente más complicada y porque los fondos recaudados por la tributaria ya están gastados y por tanto el tema de la gratuidad nadie sabe cómo se va a pagar. En el tema constitucional, aquí cada uno escucha lo que quiere escuchar.

-¿A qué se refiere?
-La Presidenta y los ministros han sido súper explicitos: están hablando de hacer una consulta de algún tipo, una comisión tipo Comisión Engel que viaje por el país armando un informe, una propuesta, con una serie de cosas que tendrían que estar incluidas; pasar por el Congreso, llegar a un acuerdo político con la oposición y plebiscitarlo. Además la oposición ha sido irresponsable en no tener propuestas propias, la reacción es nos oponemos porque van a tocar el derecho de propiedad, en vez de decir que esta es nuestra visión. Ese también es el error de los que impulsan una nueva Constitución, y particularmente la Asamblea Constituyente, no parecieran tener una idea de para qué es una nueva Constitución, el por qué, cual es la visión de los derechos.

-El ministro Burgos, dijo en Icare, que las crisis de confianza que vive el país no es integral, sino localizada.
-Estoy de acuerdo. Chile no es un país corrupto. Corrupción es sacar beneficio personal de fondos públicos o generales. Los políticos en general, con algunas excepciones, lo que estaban haciendo era financiar sus campañas porque no existía un sistema adecuado.
Cuando la Presidenta habla de que no hubo precampaña, ni supo de precampaña, refuerza lo inadecuado que son las reglas. Como no puede haber precampaña, dice que no la hubo, por tanto todos tenemos que creer que la campaña duró un mes, que es el período oficial de una campaña.
Es ridículo. Hoy estamos peor que hace un año, porque las reglas del juego si bien eran inadecuadas y no se respetaban, permitían el funcionamiento del sistema. Hoy las propuestas que hay, reforzarán el poder de los partidos políticos existentes, se van a financiar los partidos que existen y tienen representación en el Congreso.
Si alguien quiere entrar al sistema, mala suerte, o tiene que ser millonario como Piñera. Entonces hoy estamos en tierra de nadie, ninguna empresa va a financiar una campaña; la gente no quiere que las empresas ni que el gobierno financie campañas, porque no quiere que sus impuestos paguen campañas. En ese sentido, estamos en una situación súper compleja. Pero corrupción como tal, no es. No es el caso Petrobras en Brasil.

-Pero hay dudas respecto de dónde fueron a parar ciertas platas.
-Lo único que hace que esto sea una crisis es que no tengo claro qué persona o qué institución tiene la legitimidad para hacer propuestas hacia adelante. La respuesta de algunos es la Asamblea Constituyente. Pero la AC tampoco tiene legitimidad, porque hay sectores que le tienen mucha sospecha. La AC es una cosa absolutamente populista en el sentido clásico, es un bypaseo de las instituciones, que sobredimensiona la importancia casi moral del pueblo.

-¿Ve a la Presidenta cayendo aún más en las encuestas?
-Es difícil saberlo, lo dramático es que ese voto no se está yendo a ningún lado. No es que alguien esté subiendo porque ella está bajando. Lo que creo que podría ocurrir en un momento, porque los chilenos son moderados y no les gustan los extremos, es que le pueda ir bien a un candidato que proponga cierta estabilidad razonable.