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FMI le pone números al impacto recaudatorio de fijar un impuesto corporativo mínimo global

Informe del organismo multilateral calcula que los ingresos fiscales pueden aumentar en promedio cerca de 1 punto del PIB, dependiendo de la base a la que se le aplique el tributo.

Por: Sebastián Valdenegro | Publicado: Jueves 8 de julio de 2021 a las 04:00 hrs.
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Las economías del G7 impulsan el impuesto global. Sus ministros se reunieron presencialmente. Foto: Bloomberg
Las economías del G7 impulsan el impuesto global. Sus ministros se reunieron presencialmente. Foto: Bloomberg

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El establecimiento de un impuesto mínimo global para las utilidades corporativas continúa en boga. Ya se ha cumplido un mes del acuerdo alcanzado por los países del G7, y refrendado por 130 naciones al alero de la OCDE la semana pasada, para fijar un piso mínimo de 15% para evitar la erosión de la base imponible de los países y evitar la "competencia" entre jurisdicciones para atraer inversiones mediante rebajas impositivas.

Si bien la implementación de dicha medida tiene un largo camino por recorrer aún, los efectos ya comienzan a cuantificarse en todo el mundo.

Y un insumo clave para la discusión será un informe elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que aterriza el impacto en recaudación que generaría la propuesta en distintos escenarios.

El documento, elaborado por el subjefe de la División de Estudios Regionales del Fondo, Aqib Aslam, y la economista de la División de Política Tributaria del Departamento de Asuntos Fiscales, María Coelho, cuantifica el efecto en recaudación a nivel global que resultaría de distintos modelos de impuesto mínimo, dependiendo de la base imponible que se utilice.

"El acuerdo (del G7) enfatiza el rol que los impuestos mínimos puede desempeñar a nivel global para reversar cerca de cuatro décadas de decrecientes tasas de impuestos corporativos en el mundo y reducir los incentivos para que las multinacionales de mayor tamaño envíen utilidades a jurisdicciones de baja tributación para reducir su responsabilidad fiscal", señalan los investigadores.

En base a un panel de países con información a nivel corporativo, Aslam y Coelho determinan que la introducción de un impuesto mínimo se asocia con un aumento en la tasa de tributación corporativa efectiva de 1,5 puntos porcentuales cuando el gravamen se aplica a los ingresos facturados por las compañías, mientras que el incremento es superior (10 puntos porcentuales) cuando la base imponible son las ganancias empresariales.

Los investigadores también realizan un ejercicio hipotético: introducir un impuesto mínimo de 0,5% a los ingresos y otro de 1% al nivel de activos. ¿El resultado? En un país promedio, el primer gravamen aumentaría la recaudación fiscal en un 7% en relación a los niveles actuales, mientras que el potencial recaudatorio del segundo impuesto sería de casi un tercio mayor.

"Esto se traduce en un aumento promedio de recaudación entre 0,2% y 0,9% del PIB para un país promedio en nuestra muestra para un impuesto mínimo basado en ingresos facturados y en activos, respectivamente, en el caso de una recaudación media de impuesto corporativo de 2,7% del PIB. Estos resultados representan un potencial significativo de ingresos que amerita una seria consideración de política", recalcan los autores del documento.

Radiografía global

El análisis enfatiza que desde la década de los 80 ha aumentado sostenidamente la cantidad de países que establecen un piso mínimo para gravar las utilidades corporativas. Si hace 40 años menos de 10 países aplicaban dicha política, en 2018 ascendían a 52, de los cuales la mayoría determina como base tributable los ingresos facturados por las compañías. También, la investigación detecta que el gravamen mínimo es coherente con países con una tasa de impuesto a las utilidades más alta.

Adicionalmente, los países que no contemplan un piso mínimo de tributación registran tasas más bajas de impuesto corporativo: en 1980 promediaban 43% y en 2018 cerca de un 23%. En cambio, las jurisdicciones que aplican una tributación base promedian una tasa corporativa cercana al 27%, que de todas maneras es menor al 43% de inicios de los 80´s.

"Existe una inusual tensión en el mundo de la tributación corporativa. Por una parte, los países compiten vigorosamente por atraer a negocios e inversionistas hacia sus fronteras al ofrecer numerosos incentivos tributarios basados en utilidades y costos, llevando a una caída en sus tasas de impuestos. Por otra parte, los gobiernos desacreditan a estas empresas multinacionales -una vez que han sido exitosamente atraídas al país- por no pagar su cuota justa de impuestos corporativos, dejando que la carga recaiga sobre firmas locales a menudo aproblemadas", enfatizan los autores.

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