En Chile, las micro, pequeñas y medianas empresas representan el 64% del empleo y el 45% de las ventas. Una relevancia en la economía que no se refleja en sus indicadores de productividad, según constató el estudio “Microscopio de las pequeñas empresas en Chile”, elaborado por McKinsey & Company y Grande Pyme.
De acuerdo con la investigación -que incluyó 16 países-, el problema transversal de hacer más con los mismos recursos ya se extiende por una década, pero los números muestran que requiere de una especial atención en las compañías de menor tamaño.
Este grupo, de hecho, representa el 44% del nivel de productividad que se observa en las grandes.
Minería, agricultura y manufactura son los sectores que evidencian los resultados más débiles en esta dimensión respecto de las grandes compañías del país. Es decir, en dichos rubros la productividad es un 16%, 39% y 18%, respectivamente, frente a las grandes firmas.
“Si Chile quiere crecer, tiene que apostar por sus PYME. Hoy existe una gran oportunidad: avanzar en productividad a través de tres ejes estratégicos”, dijo Katia Trusich.
“Tenemos más de 730 mil MiPYME, representan el 98% de las empresas del país y generan el 64% del empleo asalariado privado. Sin embargo, su productividad sigue siendo baja en comparación con las grandes”, explicó la directora ejecutiva Grande Pyme, Katia Trusich.
Ante esto, cree que falta “un pacto productivo real. En países como Japón o Alemania, las MiPYME crecen integrándose a redes con grandes empresas, lo que les abre la posibilidad de exportar”.
Un planteamiento que fue complementado por el socio y managing partner de McKinsey Chile, Jaime Szigethi, quien agregó que -conforme al estudio- si las empresas de menor tamaño chilenas alcanzaran niveles de productividad cercanos a los de las economías avanzadas, el PIB nacional podría aumentar hasta en un 6%.
Los datos indicaron que las micro, pequeñas y medianas empresas generan más del 70% del empleo en las economías emergentes y cerca del 65% en las desarrolladas.


Con relación a su aporte al PIB, este es cercano al 50% en las primeras, y 55% en el caso de las segundas.
Con respecto a la productividad, en las economías avanzadas el desempeño de las MiPYME corresponde al 60% del de las grandes firmas.
La tarea pendiente
Para Trusich, el estudio refuerza que hay una tarea pendiente. “Si Chile quiere crecer, tiene que apostar por sus PYME. Hoy existe una gran oportunidad, avanzar en productividad a través de tres ejes estratégicos: fortalecer la asociatividad entre empresas, crear redes que conecten con cadenas globales de valor y fomentar la colaboración real entre grandes empresas y MiPYME”.
Para la ejecutiva, las grandes firmas deben ver en las pequeñas a sus futuros proveedores, y aportar en su formación, financiamiento y acceso a mercados.
En la misma línea, Szigethi agregó que las grandes pueden aportar en forma significativa al desarrollo de las empresas de menor tamaño a través de otras líneas de acción: como transferencia de capacidades digitales e I+D, apoyo en la formación de talento interno, y respaldo reputacional que facilite su acceso a financiamiento.
Para Trusich, en este tema, lo crucial es replicar lo que han hecho otros países. “Sabemos qué funciona. Países líderes han mostrado que las grandes empresas pueden desarrollar proveedores, compartir talento y avalar financieramente a las PYME”, dijo.
Para la vocera también es relevante que las empresas de menor tamaño colaboren y se asocien entre sí para escalar, y que los gobiernos apoyen esto.
“El Estado tiene un rol clave: facilitar infraestructura, simplificar regulaciones y abrir mercados. En Grande Pyme creemos que si aplicamos estos métodos probados, el crecimiento de 6% del PIB no es una utopía, es una meta alcanzable”, expuso.