A fines de 2013, los actores de la industria de alcoholes no descartaron tomar medidas conjuntas para tratar de revertir la propuesta del alza de impuestos incluida en la reforma tributaria de Michelle Bachelet.
A pesar de los pocos detalles que se anunciaron en el documento, se señalaba que el aumento del gravamen se implementaría en proporción del alcohol puro incluido en cada tipo de bebida, lo que despertó el descontento en la mayoría de los productores locales.
En esa oportunidad, los privados advirtieron que la medida impactaría con virulencia en la demanda, generando a su vez un menor crecimiento del rubro e impactos en el mercado laboral. En especial, señalaron, afectaría al segmento de precios medios y las bebidas de mayor grado alcohólico, con especial efecto en el rubro pisquero.
Desde Vinos de Chile, la Asociación de Productores de Cerveza de Chile (Acechi) y la Asociación gremial de fabricantes y distribuidores de licores y bebidas espirituosas de Chile (Aflechi), mostraron su alarma por el impacto.
Desde esta última se argumentó que la medida traería consigo un alza del 70% en el precio de los productos de rango medio, lo que podría provocar una contracción del 30% a 40% de demanda. Además, se criticó que finalmente los productos de mayor valor terminarían pagando un impuesto menor al que rige actualmente.
Desde la Acechi también se pronunciaron. Su gerenta general, Ximena Bravo, mostró su rechazo a la medida por considerar que la cerveza ya sobretributa. Por ello, advirtió que la propuesta elevaría los precios de las cervezas de cinco grados hasta en un 335% y podría provocar una caída del 46% en el mercado.
En Vinos de Chile también decidieron tomar cartas sobre el asunto y encargaron un estudio comparativo sobre la industria chilena y los mercados de la OCDE.
A pesar de las críticas vertidas, tanto desde el gremio vitivinícola como los otros involucrados, dijeron estar abiertos al diálogo con los senadores y representantes del futuro gobierno para lograr un acuerdo en esta materia.