Por Cristián Torres Erpel
La Encuesta Global de Impuestos de Primera Categoría e Indirectos 2012, realizada por la auditora KPMG, muestra las tendencias observadas en los últimos años respecto de las tasas de impuestos de primera categoría e indirectos de todo el mundo.
El estudio asegura que éstas están en constante cambio a medida que los gobiernos tratan de aumentar las tasas de los impuestos indirectos para aumentar los ingresos, mientras reducen las tasas de impuestos de primera categoría para atraer inversiones.
Según el estudio, desde enero de 2012, la tasa promedio global de impuestos indirectos aumentó en un 0,17% a 15,50% mientras el promedio de la tasa global de impuesto de sociedades se redujo marginalmente un 0,09% a 24,43%.
En tanto, las tasas de impuestos indirectos en las regiones de África y Asia registraron el mayor nivel de cambio, con tasas promedio que llegaron hasta 0,40% en ambas regiones. La tasa promedio europea de impuestos indirectos también subieron desde 19,71% a 20%
En América Latina, por su parte, la tasa promedio de impuesto indirecto tuvo un leve incremento de 0,01% a 12,79%, mientras que las tasas en América del Norte (5%) y Oceanía (12,92%) se mantuvieron sin cambios.
En cuanto a las tasas de impuestos de primera categoría, todas las regiones experimentaron bajas excepto en África, cuya tasa promedio de impuesto de primera categoría aumentó en un 0,47% a 29,02%. En América del Norte, específicamente en Canadá, registró el mayor descenso en la tasa de impuesto de primera categoría en un 1% a 33%. América Latina le siguió de cerca con una baja de 0,72% en su tasa promedio de 28,3%. La tasa promedio de impuesto a la renta de Europa bajó en 0,38% llegando a 20,5%, en Asia de 0,21% para alcanzar 22,89%, mientras que en la región de Oceanía se mantuvo sin cambios en 28,6%.
Chile destaca por su estabilidad
Según explica el managing director de Tax & Legal de KPMG en Chile, Alberto Cuevas, la gran característica que destaca del sistema chileno en el contexto global, es su estabilidad.
“Si se piensa que no ha sufrido cambios importantes en su estructura esencial por 30 años, es fácil concluir que Chile es un país en el que tanto las políticas públicas como la inversión privada se pueden desarrollar en escenarios de mediano y largo plazo. Esta estabilidad es sinónimo de seguridad jurídica y esta última de bajo riesgo”, explica.
Asimismo, el experto asegura que al tratar de realizar una comparación con los países de la región “se debe ser muy cauteloso para no sacar conclusiones apresuradas con una simple comparación de tasas nominales, en términos simples”.
Es que Chile estructura su sistema tributario sobre la base de los impuestos a la Renta y el IVA. Respecto del primero, cuando se habla del impuesto a las empresas (primera categoría), se debe tener presente que si bien la tasa nominal de 20% parece baja, a lo menos en el contexto latinoamericano (cercana al 28%), los distintos países son muy distintos entre sí, explican desde KPMG. En el caso chileno, ese impuesto empresarial luego puede ser utilizado como un crédito contra los impuestos finales que afectan a los propietarios del negocio lo que no ocurre en todos los países. En cuanto al IVA, el sistema chileno es muy competitivo a nivel comparado.
Consultado por el efecto que tuvo la reforma tributaria realizada en nuestro país, Cuevas señala que “si bien introdujo modificaciones importantes, no cambió en esencia el sistema tributario. Era previsible que la tasa de impuesto a la renta de las empresas se mantuviera en el 20% que se había fijado transitoriamente en la Ley de Financiamiento de la Reconstrucción, mientras que el resto de los cambios van en la línea de perfeccionar normas de control que requerían ser mejoradas”.