Economía y Política

Examen al primer mes de gobierno

Por: Por V. Fuentes Y V. H. Moreno | Publicado: Viernes 11 de abril de 2014 a las 05:00 hrs.
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Hoy se cumple un mes desde que la presidenta Michelle Bachelet retornó a La Moneda. Un período que comenzó con turbulencias, dada la renuncia que debieron presentar a la semana de ser nombrados cuatro gobernadores.

La polémica se sumó al caso de los cuestionados subsecretarios, despertando las críticas del propio sector hacia el debutante ministro del Interior y mano derecha de la presidenta, Rodrigo Peñailillo.

Le siguió la polémica por la “retroexcavadora, que removería los cimientos del modelo neoliberal” anunciada por el titular del PPD, Jaime Quintana, reavivando el debate de las dos almas de la Nueva Mayoría, ante lo cual la mandataria debió llamar al orden a los líderes del sector.

Pero cuando todo parecía tomar su curso, se produjo el terremoto en el norte del país, que puso a prueba el manejo de crisis del gobierno, y que inevitablemente fue comparado con la reacción del Ejecutivo con la tragedia del 27F. A fines de marzo, La Moneda presentó uno de sus proyectos neurálgicos: la reforma tributaria, tomándose la agenda política. DF conversó con dos analistas, quienes- desde veredas opuestas- evalúan este primer mes.

"El problema de Bachelet es cómo administrar el exceso de poder que tiene"

Imagen foto_00000001Decano de la facultad de gobierno UDD, Eugenio Guzmán.

- ¿Cómo evalúa el primer mes de Michelle Bachelet en La Moneda?
- Ya estamos notando lo que significa la mecánica del gabinete, que se caracteriza por mucho hermetismo que genera incertidumbre. Otra cosa que hemos visto, es esto de ponerse trampas y piedras en el zapato de manera sistemática. No se puede querer  hacer el tipo de reforma que están planteando y proponerse una meta de 100 días, porque eso te obliga a acelerar proyectos que son de gran envergadura y que no están trabajados a fondo. Eso además produce mayores tensiones en la dinámica política.

- ¿En qué se ha visto esta "incertidumbre" generada por el "hermetismo" del gabinete  presidencial?
- El mejor ejemplo es la reforma tributaria. Los parlamentarios no saben de la reforma y el resultado es que finalmente es la presidenta la que sale a hacer una defensa de la propia reforma. Con esta lógica tan hermética, los propios parlamentarios no pueden salir a blindar al mismo gobierno, en conflictos complicados como el caso de las PYME o los pesqueros.

- Si comparamos el actual período con el primer mandato de Bachelet, ¿ha adquirido, ella, una nueva forma de liderazgo?
- No cabe duda. A diferencia de la otra vez, Bachelet aparece con una gran votación y obtiene también un gran apoyo parlamentario. Entonces esa situación la hace tener una sobre confianza, que si bien todos los presidentes necesitan, -en este caso- se puede traducir en una tendencia a tomar decisiones algo equívocas, no consultadas o no concensuadas.

- ¿Qué va a significar para Bachelet, en términos del cumplimiento de su programa, tener mayoría en el Congreso?
- Bachelet tiene los votos, en el Parlamento y el Senado. Entonces, el problema es que cualquier tropiezo es complicado para ella, porque tiene que tener una salida o una explicación, para poder decir que una determinada reforma no se hizo o se cambió. Por lo mismo, si es que tiene la presión de que tiene que haber un golpe de fuerza, de presionar a su conglomerado -la Nueva Mayoría- a que apruebe tal como están las reformas, significaría una pérdida de poder significativo para el Congreso. En ese escenario, no es fácil la decisión. El dilema que enfrenta es cómo administrar el exceso de poder que tiene.

- ¿Cómo resumiría el discurso con que se ha instalado el nuevo gobierno este primer mes?
- El mantra que han sostenido es: "tenemos la fuerza y el poder, estamos dispuestos a dialogar, pero tenemos un programa que cumplir". Hay que tener cuidado con no ver o no administrar el poder que ella tiene. El dilema está en cómo, teniendo tanto poder, podría hacer oídos sordos a lo que dice la opinión pública.

- ¿Cómo se alinea, en este sentido, a la opinión pública y las demandas de los distintos actores, con las propuestas de gobierno?
- Eso pasa por modificar partes del programa y utilizar cierta estrategia comunicacional también para decir que se cambió en algo la propuesta, tras el diálogo con los distintos actores.

- ¿Cree que Michelle Bachelet, confiada en el poder y apoyo que tiene, va a optar por modificar, finalmente, su programa de gobierno?
- Lo veo difícil a menos que ella tenga una salida a eso. Una salida que se pueda encontrar a un culpable, por decirlo de alguna manera. Una salida que muestre que se aplicó el programa sin que se haya aplicado la propuesta de  reforma. Que pueda decir, en el fondo, "cumplimos el programa, pero no aplicamos la propuesta misma que está en el Congreso".

- ¿Cree, entonces, que el gobierno podría hacer oídos sordos a las demandas ciudadanas y de los distintos sectores, que ya empiezan a manifestarse?
- Creo que sí. Si ella opta, de manera principista, por el programa y decir "aquí se tiene que alinear todo", podría ocurrir que todas las reformas se aprueben tal como son.

"La mandataria busca marcar una agenda más sustantiva que la de su primer gobierno"

Analista político de la UDP, Claudio Fuentes.Imagen foto_00000002

- ¿Cómo evalúa este primer mes de gobierno, positivo  regular o malo?
- Creo que positivo. Estuvo en las primeras dos semanas todo el tema asociado a las designaciones. Eso debilitó en algo la partida del gobierno, porque mandó señales confusas respecto del rol de los partidos, la probidad y  asuntos de transparencia en el proceso de designaciones. Eso fue resuelto y se abrió al tema más programático que es el momento en que estamos hoy.  Está logrando enviar los proyectos que se propuso los primeros 100 días, guiando el  debate, por ejemplo,  con el caso tributario. Ha logrado marcar agenda.

- ¿Cómo manejó la primera gran crisis con el terremoto?
- Esa coyuntura fue bien manejada, incluso con una planificación anterior al terremoto del propio ministro del Interior, quien muestra poder de anticipación, pero agregaría que el debate tributario va a ser un punto de quiebre importante.

- ¿Qué ha marcado la diferencia respecto de su anterior mandato?
- En su primera administración, optó por un equipo con caras nuevas, no tanto de su círculo intimo. Hoy ha optado por privilegiar la confianza directa en todos sus asesores y eso le da más robustez a su actual gobierno.

- ¿Tiene Bachelet un nuevo estatus, más de estadista y liderazgo que en su anterior gobierno más caracterizado por su carisma y simpatía?
- Pienso que sí. Bachelet, sus asesores y el programa mismo, buscan marcar una agenda política, social e institucional que es mucho más sustantiva de lo que fue el primer gobierno. Están pensando en un Chile más a largo plazo, en educación, constitución y otros temas. El posicionamiento ha sido distinto. Habrá  que ver si resulta instalarse como alguien que trasciende la coyuntura y logra aunar criterios con la oposición y con el oficialismo.

- ¿Ha cambiado su modus operandi en cuanto a la relación con los partidos políticos?
- Sí. Uno de los grandes problemas que tuvo Bachelet en sus primeros 6 u 8 meses en 2006 fue el vínculo con los partidos.  Ahora, se está manejando de forma distinta. El jefe de gabinete, por ejemplo, se rodea de gente cercana a los partidos y eso genera una instancia de diálogo, cosa que también está ocurriendo con las bancadas parlamentarias. Ese tema, que fue un punto débil en la primera administración, ahora lo están arreglando.

- En este aspecto, ¿el Ministerio de Hacienda se ha abierto más al diálogo, a diferencia de las administraciones anteriores de la Concertación?
- En esto ha incidido el contexto político. La democracia exige más diálogo. Los actores, el Congreso y los movimientos sociales están más sensibles a ser escuchados. Eso marca un cambio de estilo. Andrés Velasco, si hubiera estado en Hacienda hoy, sería otro Velasco, porque el contexto cambió de manera importante.

- ¿Cómo será la relación con los movimientos estudiantiles, Eyzaguirre logrará una mayor afinidad con ellos?
- No él en particular, pues no viene de ese mundo. Pero,  sí su estrategia y la gente con la que se rodeó es un avance en ese sentido. Tener a un Crispi, un Roco, y una serie de asesores del mundo universitario, desde el punto de vista estratégico,  son señales que marcan una situación, que de hecho ha paralizado un poco el debate dentro del movimiento que hoy se encuentra en una encrucijada en términos de hasta dónde ejercer presión. Hay un juego político que está haciendo el gobierno que, al menos, el primer mes ha funcionado.

- ¿Habrá una nueva relación con la calle y las posibles manifestaciones que el gobierno deba enfrentar?
- Creo que sí. Hay una mayor sensibilidad del gobierno. Vamos a ver si eso se traduce en acciones políticas. Si hay acciones masivas y la policía actúa muy represivamente, habrá críticas sobre este actuar. Me parece que Bachelet sí podría hacer la diferencia, respecto al gobierno de Piñera en términos de prevenir este tipo de conflictos.

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