Jorge Arrate: “La Concertación es un enfermo enchufado a un respirador artificial”
“La política en Chile termina siendo cupos y pegas: pegas cuando se está en el gobierno y cupos cuando se está en la oposición”, dice Arrate, y aboga por “salir de ese abismo de la alternancia entre el centro y la derecha, y nótese que califico a la Concertación como centro”.
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POR PATRICIA ARANCIBIA CLAVEL
Jorge Arrate Mac Niven (69), el ex candidato presidencial del Juntos Podemos, está dedicado a dos de sus pasiones: escribir y formar jóvenes en el Movimiento Amplio de Izquierda (MAIZ). La política es parte de su vida y pese a haber abandonado las filas del Partido Socialista después de 46 años de militancia, sigue siendo un socialista de corazón. Su experiencia y capacidad analítica le llevan a expresar sus convicciones con naturalidad, abierto siempre al debate y a la crítica. Conversamos en un café de su barrio, Ñuñoa, desmenuzando el momento político actual.
-¿Qué explicación das a este resurgir de las movilizaciones sociales?
-Creo que las sociedades duermen y despiertan. ¿Cuánto duermen? Depende de muchas circunstancias. Yo diría que el último despertar de la ciudadanía fue en las protestas de los años 80. Posteriormente, en el período de transición descansó, aunque hubo episodios importantes como fue el de los pingüinos y recientemente Magallanes donde estuvo toda una ciudad comprometida. Hoy, se ha producido un nuevo despertar que si bien no pone al sistema político ni al modelo económico en crisis, revela su fuerte desgaste. Dentro de este desgaste están los partidos por lo que hay que interpretar también esta movilización en una clave crítica de las instituciones políticas.
-Detrás de estos movimientos hay un fuerte impulso del Partido Comunista. ¿Es un hecho casual?
-Es cierto que quienes encabezan las movilizaciones en el ámbito de la educación universitaria y el profesorado son dirigentes comunistas, pero eso no significa que haya una maquinaria que esté tratando de impulsar esto. Sería un error de cualquier organización política tratar de apoderarse de estas manifestaciones donde hay una gran diversidad. La izquierda es lo suficientemente experimentada e inteligente como para saber que este movimiento la trasciende.
-¿Cómo evitar la violencia que surge en estas movilizaciones?
-Las movilizaciones han sido mayoritariamente pacíficas y los grupos menores que la ejercen no desmerecen el hecho macroscópico que la ciudadanía ha podido llegar a La Moneda pacíficamente. Es un punto a favor de Hinzpeter y el intendente de Santiago, porque la Alameda ha dejado de ser un tabú. La violencia es un componente de nuestras sociedades, como lo demuestra que Caín mató a Abel, pero no es una actitud mayoritaria.
-¿Qué hay detrás de estas tomas y de la movilización estudiantil?
-Está emergiendo un nuevo sentido común en la juventud que había sido minoritario hasta ahora. Que muchachos de 16, 17 años digan que quieren educación pública y gratuita, que el agua no debe ser privada, que hay que respetar el medio ambiente y que la razón del mercado no puede ser el eje de la sociedad, habla de cambios. El sentido común les dice que Chile tiene recursos con el cobre, el litio y que no puede ser que la deuda sea la hebra que recorra la sociedad de manera malsana. El caso de La Polar, por ejemplo, está estrechamente relacionado con los estudiantes universitarios…
-¿Cómo así?
-No es que ellos tengan tarjeta de La Polar, pero están tan endeudados como a los que les “repactaron” la deuda. Un conjunto de caballeros de cuello y corbata, han cogoteado a pobres y menesterosos, porque esa es la verdad. Y no digo nada nuevo. Hace cuatro años formé la Liga de Defensa del Consumidor. Chile es uno de los países con más alta tasa de interés: más del 4% mensual con un funcionamiento del sistema financiero y comercial que es una verdadera explotación. Entonces, los nuevos sentidos comunes están emergiendo y hay que darles cabida.
-Tú formaste parte de los gobiernos de la Concertación, incluso fuiste ministro de Educación. ¿Qué se hizo para cambiar la situación?
-Lo que hice fue tratar de aprobar lo que se podía, porque no se debe olvidar que teníamos nueve senadores designados y una oposición imbatible. Con todo, Lagos presentó el primer proyecto de reforma de la LOCE, un proyecto modestísimo que yo heredé, traté de impulsar pero que no pasó la aprobación de la Cámara.
-Pero sí se aprobó el Estatuto Docente, visto por muchos como un freno a la mejora de la calidad de los profesores…
-La condición de los profesores era muy desmedrada el 89. Algunos ganaban $18.000. Hubo un ánimo reivindicativo de la profesión de maestro que creo que fue muy valioso.
-Crees que la izquierda será capaz de capitalizar este descontento…
-Yo espero que la izquierda que no ha estado comprometida en el curso que siguió la transición en los últimos años de Concertación, logre capitalizarlo, pero también espero que ello incida en la propia izquierda pues formamos parte de la crisis del modelo político. Nosotros debemos ofrecer cauces, formas distintas, esquemas de colaboración y participación que sean diferentes. En todo caso, como dice Insulza, es el gobierno y la Concertación los que tienen un problema común. Han sido ellos los que han constituido esta alternancia binominal, un mal sistema que está en crisis. Chile sería distinto con una izquierda significativa.
-¿Cómo piensan convertirse en esa fuerza significativa y de peso?
-Dependerá mucho de la forma cómo se enfrente este momento. Desde hace un año y medio estoy planteando que la izquierda tiene que aspirar a no seguir siendo un actor secundario. Nosotros obtuvimos el 6,2% en la elección, la votación más alta que ha sacado la izquierda en una elección presidencial. Es chica, pero es evidente que puede crecer, pues hubo gente que era nuestra que votó por Frei o ME-O. El tema está en cómo logra agruparse. Ahí está el PS, cuya base tiene su corazón en la izquierda y debe volver a domiciliarse en ella. Luego está todo este movimiento social, los que participan en las marchas. ¿Cuántos están inscritos? Las leyes políticas los tienen ahí atrapados porque no se atreven a llegar a las municipales con 3 millones de potenciales votantes.
-Pero, en concreto, ¿cómo conquistar a las nuevas fuerzas?
-Para reconfigurarnos como actor principal, no debemos dejar espacios sin representación. Si hay dos vueltas, la izquierda tiene que estar en la primera y tener candidatos en todas partes. Tenemos que salir de ese abismo de la alternancia binominal entre el centro y la derecha, y nótese que califico a la Concertación como centro. Con este sistema el país pierde toda perspectiva de cambios importantes porque así la izquierda siempre va a ser un vagón de cola. Me imagino un sistema más al estilo de los tres tercios, aunque estoy consciente que la suma de comunistas y socialistas no da el tercio hoy pues han sufrido el desgaste del sistema político. Hay un contingente muy grande de gente que siendo de izquierda, no quiere ser comunista ni socialista y que tiene una visión más difícil de entender para mi generación, más post-moderna y que hay que darle espacio.
-Quizás ellos ya encontraron su nicho en ME-O…
-Hubo un contingente de gente de izquierda que votó por él, pero que no se siente representada en el mundo conceptual que MEO propone, cuyo sello es la ambigüedad. Su estrategia no es de izquierda y él mismo rehúye definirse como tal. Creo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre, si no te olvidas del nombre y las cosas sin nombre dejan de ser.
-¿Ves posible una revitalización de la Concertación?
-La Concertación es un enfermo que está enchufado a un respirador artificial; se le alimenta vía intravenosa y necesita de todas las máquinas para sobrevivir. La máquina principal que la mantiene viva es la vuelta al poder, la expectativa de ganar la elección presidencial en tres años. Para mí eso no es suficiente, no es un proyecto político. A estos enfermos se les puede mantener por bastante tiempo, pero alguien le tiene que poner el cascabel al gato y decir, desenchúfelo.
-¿Alguien de la Concertación?
-Ellos debieran hacer un balance que tendrá aspectos positivos y negativos y darse unos tres meses para que los cuatro partidos que la integran reflexionen, discutan internamente y decidan lo que quieren hacer. Pero ni siquiera esa libertad se han dado porque están metidos en los pactos para la elección municipal. Así, la política en Chile termina siendo cupos y pegas: pegas cuando se está en el gobierno y cupos cuando se está en la oposición. En el fondo el sistema político está hiper reglamentado por una ley de partidos que los acoraza a cambio de los fondos fiscales.
-¿Qué tipo de modelo económico puede ofrecer esta izquierda?
-El comunismo primitivo no tiene ninguna posibilidad en el mundo de hoy y el socialismo que se conoció en Europa del Este tampoco. Yo sigo pensando que hay una forma de vivir que denomino socialista, que es mi utopía y que la tengo como un horizonte a largo plazo y que tiene que ver con cambios culturales y espirituales del propio ser humano. Pero lo que tenemos que complementar en el mundo de hoy son dos cosas: la democracia como sistema de expresión libre de ideas y de participación ciudadana con el mercado, que tiene méritos como asignador de recursos. Debemos refundar una forma de convivencia que no signifique erradicar el mercado, la propiedad y la iniciativa privada, pero que signifique poner la razón democrática por sobre la razón de mercado, que es la que domina hoy.
-¿Cómo se manifiesta este dominio?
-Es un hecho que aquí el mercado está endiosado. Se hace HidroAysén porque el proyecto es rentable para Colbún y Endesa. Se fundan universidades privadas –donde estuvieron los ministros Lavín y Larroulet- como corporaciones sin fines de lucro, aunque sus inmobiliarias sí los tienen y hasta la vida privada –divorcios y matrimonios- se están vendiendo a las revistas del corazón… Hay que poner la razón democrática por sobre la razón del mercado…
-¿Crees que Piñera está llevando a cabo un gobierno con ideas de centro derecha, o es más bien el quinto gobierno de la Concertación?
-Soy crítico de la Alianza y de la Concertación, pero creo que este gobierno está llevando lentamente adelante su programa privatizador. Ahí tenemos las venta de las sanitarias; la entrega de Inca de Oro, que pertenencia a Codelco, a capitales privados, las propuestas de Lavín en educación que tienden a consolidar el sistema privado y no a rescatar el sistema público; la tendencia en materia laboral a disminuir los derechos de los trabajadores. Aquí uno levanta una piedra y hay conflicto de intereses. Y es que nos gobierna un grupo pequeño de personas educadas en algunos pocos colegios particulares…
“todos me pasaron corriendo hacia la derecha”
-¿Estás más radicalizado en tus posturas?
-Bueno, creo que todos me pasaron corriendo hacia la derecha. Yo estoy aproximadamente donde estaba y como mi pasión es escribir, mis errores y aciertos están en blanco y negro desde los 70 y no los puedo negar. Creo ser el político chileno que más ha dejado huellas en el papel.
-Fuiste uno de los gestores de la renovación del socialismo.
-La renovación nunca fue una derechización en la concepción que planteé junto con Altamirano. Lo mío era un rescate del socialismo y así se llamó mi primer libro: renovación y rescate. Allí hablo de mi rechazo a la definición marxista-leninista del partido; la reafirmación democrática y libertaria del socialismo chileno, que es la escuela de Eugenio González.
-¿Qué haces después en el Junto Podemos?
-Más bien preguntaría, ¿qué hace el PS comprometido con un modelo en que la razón del mercado es la que prima en vez de la razón democrática? Yo crecí entre socialistas y comunistas. Soy Allendista y si no hubiera sido por la unidad de éstos, no habría existido Allende y sus cuatro candidaturas presidenciales. Nunca la renovación socialista significó anticomunismo.
-Pero no le permitieron el ingreso a la Concertación…
-Para mí y la mayoría de los socialistas, la Concertación fue un paso que tuvimos que dar sin la participación del resto de la izquierda porque la DC lo puso como condición. Pero nadie dijo cuando nació la Concertación que esto sería para siempre. Ahora la Concertación se ha creído eterna, no tiene concepto histórico y cree que las coaliciones deben existir para siempre. Se está haciendo liposucción, cirugía estética. Fue importante, pero no tiene razón de existir hoy.
-¿Serás nuevamente candidato presidencial?
-No tengo en mis planes ni en mis aspiraciones ser candidato a nada. Se necesitan liderazgos nuevos y yo he dado un paso al lado porque no es bueno que los líderes sigan trotando en la misma huella. Agrego, con todo, que nunca hay que decir de esta agua no beberé pues no quiero conceder a mis adversarios políticos el arma de decir que ya dije no.