En su Reunión de Política Monetaria (RPM) de abril, el Consejo del Banco Central -por unanimidad de sus miembros- decidió mantener su tipo rector en 5%. Pero esa no fue la única opción que se discutió.
Según reveló la minuta de la instancia, publicada este jueves, los consejeros también evaluaron reducir la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 25 puntos base (pb.).
“Todos los consejeros concordaron en que la evolución del escenario externo ofrecía desafíos relevantes para el panorama macroeconómico local. Los cambios en la política comercial a nivel global habían deteriorado las perspectivas de crecimiento mundial, a la vez que habían aumentado la incertidumbre sobre su evolución futura”, se lee en el documento.
A su vez, coincidieron en que, si bien la dirección de los cambios era “evidentemente negativa, la magnitud y temporalidad de estos efectos en la economía local eran inciertas”.
Durante la RPM también se destacó que los riesgos para la inflación no se habían materializado y “parecían moderarse”.
“Si bien la inflación continuaría en niveles elevados en lo inmediato, su evolución reciente y la de sus principales determinantes reafirmaban las perspectivas de convergencia contenidas en el Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo”, señalaron los consejeros en la minuta.
Por otro lado, los miembros del Consejo declararon que era necesario acumular más información para evaluar adecuadamente los impactos del cambio en el escenario externo y sus implicancias para la política monetaria. Pero “estaban de acuerdo en que las posibles implicancias del cambio de dicho escenario en la trayectoria inflacionaria podrían requerir que la TPM se acercara al rango neutral antes que lo previsto en el Informe de marzo”.
Es por ello que se puso sobre la mesa la opción de bajar el tipo rector en 25 puntos.
La minuta reconoce que las expectativas de mercado habían comenzado a contemplar recortes anticipados de la TPM en respuesta al deterioro del escenario global. “Si bien se podía prever que el impacto de dicho deterioro sería negativo, no era evidente la magnitud del efecto, ni tampoco su temporalidad. De hecho, las expectativas de crecimiento registraban ajustes menores, en un escenario donde los datos de inicios de año mostraban un dinamismo mayor que el esperado hace unos meses”, plantearon los consejeros durante la cita.
Riesgos no controlados
Varios consejeros destacaron que tanto el estado de la economía como los posibles impactos del cambio del escenario externo sugerían menores presiones inflacionarias hacia adelante. No obstante, algunos miembros del Consejo postularon que el elevado nivel de la inflación y la posibilidad de algún shock de costos adicional eran factores que debían seguir teniéndose presente.
Según el documento del ente autónomo, se enfatizó en la importancia de evitar un escenario donde el entorno externo se hacía aún más complejo, pero los riesgos para la persistencia de la inflación no estaban del todo controlados.
“Respecto de la opción de bajar la TPM, un consejero consideró que, con los nuevos antecedentes, la estrategia más adecuada podría implicar una trayectoria para la política monetaria algo menos contractiva de lo considerado previamente, la que era compatible con ambas opciones discutidas”, se lee en la minuta.
Varios consejeros coincidieron en que la opción de bajar la tasa en la RPM de abril podía “causar lecturas erróneas sobre el impacto del escenario externo en la economía local o una volatilidad indeseada en el mercado, en un escenario que ya era volátil”.
Es por ello que todos los miembros del Consejo concordaron en que la mejor alternativa era esperar y acumular información sobre la evolución del escenario externo y de la inflación y sus principales determinantes en el frente interno.