La escalada del conflicto entre Irán e Israel, y la irrupción de Estados Unidos, mantienen nerviosos a los mercados financieros por una eventual alza del precio del petróleo, que aún no se materializa. Esto se debe a potenciales interrupciones en la oferta del commodity, ante la posibilidad de que se cierre el estratégico Estrecho de Ormuz.
Y las repercusiones económicas de las tensiones geopolíticas podrían llegar hasta el país.
“Chile tiene un impacto directo por el precio del petróleo y uno indirecto por una posible menor actividad mundial. Aún esto no es claro, de hecho hoy el mercado reacciona bien”, dijo el CIO de Credicorp Capital, Klaus Kaempfe.
“En lo inmediato la economía chilena se vería afectada a través del aumento en el precio del petróleo, lo cual tendrá impactos sobre los precios del combustible. También hay que ver cómo otros precios de commodities de energía se ven afectados, como el gas natural. Estos efectos los deberíamos ver en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), si es que los shocks en los precios son más bien permanentes”, señaló, en tanto, la economista principal de Bci Estudios, Francisca Pérez.
De hecho, el economista jefe de EuroAmerica, Felipe Alarcón, aseguró que hasta hace no mucho el diferencial del Mecanismo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Mepco) era negativo para las bencinas, o sea acumulaba una probable reducción pero, dado los nuevos precios, esa posibilidad ha desaparecido y ahora es esperable alzas en el valor de las bencinas, en torno a $ 30.
Ello impactaría al alza en el IPC julio. Antes del conflicto, EuroAmerica esperaba una variación mensual del costo de la vida para dicho mes en torno a 0,6%, pero ahora podría rondar el 0,8% de sostenerse los precios referenciales actuales.
El gerente de Economía y Estrategia de BICE Inversiones, Sebastián Senzacqua, planteó, a su vez, que de persistir el alza del petróleo en el tiempo, “se empezaría a observar un menor dinamismo de la economía global, reflejado también en un deterioro en los términos de intercambio locales, menor ingreso disponible para consumo e inversión y en consecuencia un impacto a la baja sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)”.
Por otro lado, si el conflicto muestra una nueva escalada, podría tener efectos sobre la bolsa y el tipo de cambio, aseguró Pérez.
La gerente de Trading y Distribución del Banco Internacional, Carolina Ruiz, advirtió que “en los últimos meses hemos visto un mayor apetito por activos de mercados emergentes, pero en un escenario de guerra, ese flujo podría revertirse, generando una presión alcista sobre el tipo de cambio y, con ello, también sobre la inflación”.
Por su parte, un factor que podría ayudar a mitigar estos efectos es una eventual alza en el precio del cobre, lo que mejoraría los términos de intercambio de Chile, sumó Ruiz.
¿Más presión para la política monetaria?
La escalada de tensiones también podría tener un efecto en la política monetaria local.
La propia presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, aseguró este lunes que el instituto emisor se encuentra en una posición de “wait and see”. Ello luego de que el martes pasado el Consejo decidiera mantener la tasa clave en 5%, asegurando que “los eventos recientes en Medio Oriente introducen una nueva fuente de incertidumbre”.
De hecho, Kaempfe declaró que las tensiones ya afectaron a la política monetaria chilena. “Si uno ve el Informe de Política Monetaria (IPoM), había una alta probabilidad de baja de tasa y en parte no se hizo por los riesgos de la guerra”, dijo.
Hacia adelante, todo dependerá del grado de persistencia al alza que tengan los precios del petróleo, postuló Senzacqua.
“Si el alza en el petróleo es transitoria y no hay efectos duraderos en inflación y expectativas, no cambiaría en este sentido el escenario central del Banco Central en gran medida, por lo que se mantendría abierta la posibilidad de observar bajas en la TPM en el segundo semestre. Por el contrario, de mediar mayor persistencia, la autoridad podría tomar una postura más restrictiva, con lo que se podrían postergar las bajas esperadas para este año”, explicó Senzacqua.
También dependerá de qué suceda con el tipo de cambio, complementó Alarcón.
Por su parte, Pérez no ve un impacto significativo en la trayectoria de la política monetaria, ya que el IPC subyacente no debería verse afectado y debería continuar su senda hacia a la meta del 3%.