Con un extendido beneplácito se recibió este lunes en el medio local la noticia de los ganadores del Premio Nobel de Economía 2025, que correspondieron al historiador económico Joel Mokyr y los economistas Philippe Aghion y Peter Howitt.
Siempre profundo y creativo, su visión dejaba rastro. Como joven profesor que comenzaba su carrera, para mí Joel fue un ejemplo de cómo hacer investigación economía”, contó Sergio Urzúa.
Tras despertar con la elección ya difundida por la Real Academia Sueca de Ciencias -por la diferencia de hora-, desde temprano se activaron chats en la academia del país y entre los economistas chilenos que han compartido en distintas facetas a los ahora distinguidos expertos “por haber explicado el crecimiento económico impulsado por la innovación”.
Mokyr, de origen estadounidense e israelí y profesor de la Universidad del Noroeste, fue reconocido por “haber identificado los prerrequisitos para un crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico”.
Mientras que el francés Aghion y el canadiense y Howitt, profesor de la estadounidense Universidad Brown, de forma conjunta, por “la teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa”.
“Aghion y Howitt lo sistematizaron analíticamente y Mokyr lo investigó a fondo con datos históricos. Buenas contribuciones”, dijo Sebastián Edwards sobre la destrucción creativa.
El primero es profesor del Collège de France, INSEAD y London School of Economics (LSE), mientras que el segundo es profesor emérito de la Universidad de Brown.
“Muy merecido (...) Sus trabajos nos recuerdan la importancia e implicancias de sostener el crecimiento económico. También nos permiten entender, ya sea a través de eventos históricos o modelos matemáticos, como la innovación, el aumento de la productividad y los incentivos permiten generar progreso”, dijo el profesor de la Universidad de Maryland, Sergio Urzúa.
Mientras que el académico de la Universidad de California, Los Angeles (UCLA), Sebastián Edwards, destacó el trabajo realizado en innovación y destrucción.
La destrucción creativa de la que hablan Aghion y Howitt describe el proceso de innovación constante donde las nuevas tecnologías y productos reemplazan a los viejos. Este concepto fue popularizado por el economista austríaco Joseph Schumpeter.
“Aghion y Howitt lo sistematizaron analíticamente y Mokyr lo investigó a fondo con datos históricos. Buenas contribuciones”, añadió Edwards.
“El año pasado empecé a trabajar con él (Aghion) en su laboratorio en el Collège de France. Así que estamos tratando de armar ahí un proyecto con un par de personas más”, contó Guillermo Larraín.
Al aplaudir el premio, el académico del Instituto de Economía de la Universidad Católica (UC), Tomás Rau, afirmó que “su mensaje es tan vigente como incómodo: sin “destrucción creativa”, las economías se vuelven complacientes…”.
Coincidió que este jueves Aghion presentará -vía telemática- en la Conferencia Exponencial UDD 2025. Ya a comienzos de año estuvo en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, donde inauguró el año académico con una conferencia titulada “Innovation, Competition and Growth”.
En el encuentro, subrayó la importancia de promover la innovación y la competencia como motores del desarrollo económico sostenible.
“Los países que logran crecer sostenidamente son aquellos que no temen a la competencia ni a la renovación”, sostuvo entonces.
Aghion coincidió con el hoy decano de la citada escuela, José De Gregorio, en sus tiempos de estudiante en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés). “Hemos seguido cultivando nuestra amistad académica”, dijo el también expresidente del Banco Central.
Por su parte, Guillermo Larraín, conoce al economista francés desde hace unos seis años y, de hecho, lo apoyó cuando fue candidato a la Constituyente. En esa ocasión, realizaron un par de conversatorios sobre temas de crecimiento.
“Con Philippe hicimos muy buenas migas, y como yo hago clases en Francia, nos vemos regularmente allá cuando voy. Y el año pasado empecé a trabajar con él en su laboratorio en el Collège de France. Así que estamos tratando de armar ahí un proyecto con un par de personas más”, contó Larraín.
“Me ha ayudado muchísimo, incluso en temas que no eran de su especialidad, pero en los que podía opinar por ser una mente brillante en economía”, afirmó Emilio Depetris-Chauvin.
En las aulas
El académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la U. de los Andes, Jorge Alé, también se cruzó con Aghion.
Cuando estuvo en Harvard, tomó el ramo de Teoría de Contratos, liderado por el ganador del Nobel. “Se veía que era brillante y con muchos intereses, lo que se refleja en lo variado de su investigación. Como alumno, me llamó la atención lo apasionado que era por la materia que enseñaba y lo preocupado que era por los alumnos, empujándonos a aprender fuera de la sala de clases”, relató.
Pero no solo la influencia del francés se hizo presente entre los chilenos. Urzúa destaca a Mokyr, con quien señaló que tuvo “la suerte de ser colega” en Northwestern University varios años. “Siempre profundo y creativo, su visión respecto de la economía dejaba rastro. Como joven profesor que comenzaba su carrera, para mí Joel fue un ejemplo de cómo hacer investigación economía”, expuso.
“Su mensaje es tan vigente como incómodo: sin “destrucción creativa”, las economías se vuelven complacientes…”, afirmó el académico Tomás Rau.
El director de Investigación del Instituto de Economía UC, Emilio Depetris-Chauvin, tuvo a uno de los Nobel como profesor: Howitt.
“Fue mi profesor en el segundo curso de Macroeconomía del Doctorado en Brown, y luego formó parte de mi comité para mi “field exam”, que es un requisito que se cumple en el segundo año del doctorado”, dijo. También fue su ayudante.
“Me ha ayudado muchísimo, incluso en temas que no eran de su especialidad, pero en los que podía opinar por ser una mente brillante en economía”, agregó.