Una distinción que puso de relieve conceptos como la destrucción creativa y el progreso tecnológico, los cuales -según demostraron- fueron cruciales en el desarrollo económico de los últimos 200 años y cuya vigencia sigue siendo clave.
Mokyr, profesor de la Universidad del Noroeste de Illinois en Estados Unidos, fue reconocido “por haber identificado los prerrequisitos para un crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico”.
El académico corroboró que para que las nuevas ideas evolucionen y generen una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) sostenida es necesario conocimiento útil, práctico, técnico y comercial. Es decir, no solo se requiere saber que algo funciona, sino también contar con explicaciones científicas de por qué.
Los ganadores demostraron que el desarrollo económico de los últimos 200 años fue posible gracias a un flujo constante de innovación tecnológica.
Al observar las tendencias de Suecia y Gran Bretaña del siglo XIV, Mokyr determinó que las nuevas ideas no tuvieron un efecto notable en el crecimiento económico a largo plazo. Pero durante la revolución científica de los siglos XVI y XVII, los científicos exigieron entender las razones, a través de mediciones precisas, experimentos controlados y resultados reproducibles, mejorando la interacción entre conocimiento teórico y práctico. Esto llevó a que, por ejemplo, se mejoró el motor a vapor, al entender la presión atmosférica.
De esta forma, desde el siglo XIX hasta la actualidad -con la excepción de períodos de crisis- el crecimiento asumió una nueva normalidad y se observó un patrón de 2% anual en naciones industrializadas. Lo que, de acuerdo a la Real Academia Sueca de Ciencias, “puede parecer poco, pero sostenido en el tiempo significa duplicar el ingreso durante la vida laboral de una persona, con un efecto revolucionario en la calidad de vida”.
No obstante, el economista también indicó que las nuevas ideas necesitan que la sociedad esté abierta al cambio, por lo que el Iluminismo de la época favoreció las condiciones. Se crearon nuevas instituciones como el Parlamento británico, que limitaron la capacidad de los privilegiados para bloquear innovaciones y fomentaron compromisos beneficiosos para todos.
Destrucción creativa
La mitad del Nobel de Economía fue entregado a Aghion, del College de France, y Howitt, profesor de la estadounidense Universidad Brown, “por la teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa”.
Esta corresponde a su modelo matemático de 1992, que describe cómo las empresas invierten en mejorar los procesos productivos y crear productos nuevos y de mejor calidad, desplazando a sus predecesores.
Así, se habla de destrucción creativa porque describe el proceso de innovación constante donde las nuevas tecnologías y productos reemplazan a los viejos, volviéndolos obsoletos y perdiendo su valor comercial.
“Con el tiempo, este proceso ha transformado nuestras sociedades; en uno o dos siglos, casi todo ha cambiado”, indicaron desde la Real Academia Sueca de Ciencias
El modelo también describe una constante creación y reemplazo, en la que empresas y empleos desaparecen y son sustituidos por otros, además de generar incentivos para que otras innoven y vuelvan a competir.
De esta manera, se demostró que la posibilidad de obtener beneficios temporales de monopolio impulsa la inversión en investigación y desarrollo (I+D) por parte de las empresas, ya que querrán mantenerse en la cima. Sin embargo, mientras mayor sea la I+D, se aceleran las innovaciones y reduce el tiempo de las empresas. Así, el equilibrio entre ambas fuerzas determina la velocidad del crecimiento.
Los economistas también integraron la destrucción creativa a un modelo macroeconómico de equilibrio general de producción, ahorro, finanzas e innovación. Esto, ya que el financiamiento de la I+D proviene del ahorro de los hogares, que depende de la tasa de interés y, esta a su vez, del crecimiento.
Otra línea de estudio, a partir del trabajo de Aghion y Howitt, es acerca de la concentración de mercado, en la cual demasiada competencia o poder por parte de unas pocas compañías pueden frenar la innovación.
Esto da paso a la explicación de que algunas empresas se han vuelto demasiado dominantes hoy en día, por lo que -aunque se han dado avances tecnológicos- el crecimiento ha disminuido en las últimas décadas.También se ha estudiado el impacto en los trabajadores. Con alto crecimiento, se da una gran destrucción creativa, lo que podría impactar en desempleo. Al respecto, se propone un sistema de flexiseguridad, en el cual se protege a los trabajadores y no a los empleos, lo que facilita su transición hacia sectores más productivos.
El Premio Nobel se traduce en una retribución del orden de un millón de euros para Mokyr y el mismo monto a repartir para Aghion y Howitt.