La agenda de Matías Braun estará copada durante esta semana. El gerente de Estrategia de IMTrust Credicorp Capital se trasladará a Lima, Perú, donde se desarrollará el XIII Evento de Mercado de Capitales del banco de inversión el miércoles y jueves, en una cita que contará con la presencia de autoridades chilenas como el consejero del Banco Central, Pablo García, y el ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, además de próceres del vecino país como el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, entre otros.
En la instancia, el también profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) expondrá sobre el escenario macro para la región y Chile, situación marcada por los recientes eventos en China que han inyectado una fuerte volatilidad a los mercados, con la consecuente caída del precio del cobre -nuestra principal exportación- a niveles por debajo de US$ 2,2 la libra.
El ejecutivo se muestra optimista de la capacidad del país para afrontar un shock externo proveniente de un empeoramiento de la situación en Asia, pero advierte que dicha capacidad no estaría asegurada en el tiempo.
- ¿Qué tan compleja es la situación macro, con todo lo que está pasando con China?
- La economía chilena está estancada y no es probable que sigamos decayendo la tasa de crecimiento, pero un rebote tampoco se ve inminente.
Aquí hay dos circunstancias: un tema interno de incertidumbre por el cambio de políticas y una conducción más bien errática; y un ambiente externo con un poco de ruido por los acontecimientos en China.
Definitivamente, hay un tema externo que es muy relevante: los países de la región están enfrentando situaciones muy parecidas.
- Analistas ven muy similar lo que está sucediendo hoy con lo que pasó en Asia a fines de los 90.
- Espero que no lleguemos a caer en eso, que las consecuencias que estamos viviendo no sean similares a esas.
- ¿Cuánto del componente interno está incidiendo en la desaceleración?
- El componente local también es de la mayor importancia. ¿Cómo podemos distinguirlo de la parte externa? Simplemente, reconociendo que esto empezó antes en Chile. La desaceleración de la economía mundial y de la caída de los commodities viene más o menos un año a un año y medio más tarde de la caída en el sentimiento y del inicio de la disminución en el crecimiento en Chile.
Evidentemente, la incertidumbre política ha tenido un efecto bien importante. Cuando se juntan estas dos cosas, se potencian.
- La situación no se parece per se a lo que pasó en la crisis asiática. ¿Pero qué tan preparado está Chile para contener un shock externo en comparación con lo ocurrido durante la crisis subprime o incluso la misma crisis asiática?
- Lo que estamos viviendo es la clásica consecuencia del ciclo de los commodities. Es decir, Chile y el resto de los países no cambiaron en lo fundamental, por lo tanto van a enfrentar algo parecido a lo que han enfrentado en el pasado: es decir, contracciones de la actividad importantes.
No vamos a caer en una recesión porque efectivamente tenemos políticas que nos permiten enfrentarlo.
Pero tampoco hay que exagerar la capacidad de estos países de enfrentar una situación permanente: es decir, China permanentemente va a crecer menos. Es un fenómeno de equilibrio, esto no es una cuestión cíclica, sino de que caímos en un escalón en el nivel de precios de los commodities. Caímos un escalón donde la política monetaria y la política fiscal no son suficientes para contener los ajustes.
Respecto de la crisis asiática, tenemos grandes ventajas: tenemos una política cambiaria que no es tan restrictiva, es decir, la depreciación del tipo de cambio va a ayudarnos bastante; y lo otro, es que tenemos una política fiscal con mayor capacidad de enfrentar una situación externa más compleja.
- De alguna manera, el mensaje es que estemos tranquilos, pero no tan tranquilos con la la capacidad que tenemos de sortear esto.
- Estemos tranquilos, pero no exageremos la capacidad de las políticas fiscales y monetarias de enfrentar un shock que no necesariamente es transitorio, sino que es permanente en el sentido de que el fenómeno de equilibrio de la desaceleración de China va de la mano a un nivel de los commodities que es menor a lo que estábamos acostumbrados.
- ¿Deberíamos esperar mayor volatilidad en los próximos meses? Porque no está sólo el tema de China, sino que además se espera una subida de las tasas de la Fed. ¿Deberíamos acostumbrarnos a un mundo de mayor volatilidad?
- Va a existir mayor volatilidad, eso ya llegó y debería seguir hacia adelante, pero tampoco se debería exagerar.No hay que esperar que los mercados sigan desplomándose, sino que se mantenga la racionalidad y que la gente ponga todo en su contexto. No debieran exacerbarse los miedos.
- ¿En cuánto están las estimaciones de crecimiento para este año y el próximo y también el PIB potencial?
- El crecimiento va a estar alrededor del 2% este año y en 3% el 2016.
Pero en materia de PIB potencial, el desarrollo más negativo que ha habido es que las proyecciones -que normalmente han estado entre 4,5% y 5%- ya llegaron al 3,6%. La gente se empieza a convencer de que este el crecimiento potencial de Chile. Ahí estamos complicados, porque las inversiones son más bajas y los precios de los activos también son más bajos.
Creemos que estamos más arriba de eso, cercano al 4% y no al 3% que se está hablando hoy en día por el miedo y por la situación coyuntural.
- ¿Cuándo saldríamos del estancamiento? ¿Quizá para finales del gobierno podríamos volver a crecer en torno al PIB potencial?
- El 2017 deberíamos acércanos al 4%, este va a ser un ciclo bien largo.
La Constitución: ¿La clave para impulsar las expectativas?
- ¿Faltan señales específicas de parte del Ejecutivo para ver un repunte en la confianza del sector privado?
- Efectivamente, lo que falta es dar una señal clara de cuál va a ser la dirección futura de la política, no solamente de la política económica.
Lo que estamos viendo en materia tributaria son arreglos muy necesarios a un error que se cometió el año pasado. En materia laboral, se está tratando de arreglar una reforma que no va en la dirección correcta.
Aquí el paso clave es empujar la discusión de la reforma a la Constitución hacia el futuro, muy probablemente para el próximo gobierno. Cuando vienen los inversionistas extranjeros, lo que más les interesa es esto. El problema es que ha faltado esa señal de hacia dónde vamos.
Lo que verdaderamente le importa a los inversionistas extranjeros son los cambios constitucionales, especialmente porque hasta ahora no se han dado señales claras de qué es lo que se va a cambiar de la Constitución. Eso es lo que complica.
- O sea, ¿faltaría que el gobierno dijera con todas sus letras que el cambio de la Constitución queda para el próximo gobierno?
- Claro. Una opción es que el Ejecutivo dijera qué es lo que quiere cambiar; y la otra es explicitar cuál será el procedimiento. Por ejemplo, si va a ser una consulta dentro de la institucionalidad parlamentaria cuáles serán los plazos para hacer. Con eso calmaría las cosas bastante.
"Debate laboral ha sido bien ideologizado"
Matías Braun no escapa a la coyuntura de las reformas que se están discutiendo en el país, principalmente dos que el sector privado está mirando con mayor inquietud: la reforma laboral -hoy en plena etapa de indicaciones en el Senado-; y la reforma tributaria, que en las próximas semanas volverá al Congreso para ajustes técnicos a la interacción entre el sistema de integración parcial y el de renta atribuida voluntaria.
En esta línea, el ejecutivo espera que prime la cordura en la discusión de ambos proyectos, teniendo como base el débil estado de la confianza empresarial y de consumidores.
- El gobierno se abrió a cambios legales en la reforma tributaria. ¿Es suficiente para impulsar las expectativas?
- Ciertamente, es positivo, pero no es suficiente para cambiar las expectativas. Aquí hay bastante acuerdo técnico en que lo mejor hubiese sido simplemente subir la tasa de impuestos.
- ¿A 30%, por ejemplo?
- Claro. Y aprovechar esta alza de impuestos para generar una reforma más estructural e igualar las tasas de impuestos de las sociedades y las personas naturales, manteniendo un sistema integrado, que es una de las grandes ventajas que tenía el sistema chileno.
Hay bastante consenso en que esa era la forma óptima de lograr esta mayor recaudación. Una vez que se desintegra el sistema tributario, perdimos la ventaja que hemos tenido respecto a otros países. Ahora, la renta atribuida se está prácticamente eliminando, se está dejando para actividades muy específicas y eso es un gran avance. Pero lo más importante de todo es la aproximación al tema: si se quería recaudar más, subir las tasas y mantener el sistema que es reconocidamente bueno.
- Respecto al tema laboral, ¿cómo ha visto el debate? Lo que se dice es que ha habido posturas demasiado ideologizadas, más incluso de lo que se vio en la discusión tributaria.
- Es como con los otros debates de las reformas, han sido bien ideologizados, cosa que no estamos acostumbrados en Chile, al menos en los últimos 30 años.
El tener ideología no es malo, de hecho todo el mundo tiene ideología. Lo que pasa es que uno no puede nublarse de los juicios que hace y de las decisiones que toma y eso es lo que ha estado pasando con la discusión laboral. Aquí hay un tema ideológico de quién se lleva las rentas más que un tema de cómo hacemos funcionar mejor a las compañías.
Ahora, lo que uno debería esperar es tomar una posición un poco más optimista porque el desánimo que hay, especialmente en el sector privado, es bien profundo y lo que uno debiera esperar razonablemente es que la racionalidad empiece a tomar un poco más de fuerza, al igual como sucedió en la reforma tributaria: el resultado final fue un poco mejor a lo que la gente estaba esperando, porque la gente está esperando un resultado tremendamente negativo.