El Panel de Políticas Públicas de la Universidad Católica consideró por amplia mayoría -casi un 90%- como medida prioritaria para el próximo Gobierno la necesidad de impulsar una reforma legal que aborde el complejo escenario que representa la multiplicidad de partidos políticos que existe en la actualidad en Chile y que dificultan la construcción de acuerdos en diversas políticas públicas.
La medición de noviembre -realizada en alianza con Radio Pauta y Diario Financiero- recoge las respuestas de 26 profesionales que integran el grupo que reúne a economistas y no economistas de distintas sensibilidades políticas. El detalle de la muestra señaló que ante la afirmación: “A inicios del próximo Gobierno debiera ser prioritario retomar una reforma para reducir la fragmentación política”, un 46% se mostró muy de acuerdo y un 42% de acuerdo; mientras que en desacuerdo hubo un 7% y neutral un 3%.
La profesora de la Escuela de Gobierno de la UC, Loreto Cox, señaló que este es un tema que como Panel UC ya habían preguntado y que “el giro que quisimos darle ahora era si debe ser prioritario hacer esto al comienzo del próximo Gobierno, porque sabemos que estos son temas que son muy difíciles de discutir cuando se viene encima una elección”.

Loreto Cox, académica Escuela Gobierno UC.
En su opinión, “lo interesante es que hay un amplio consenso y súper transversal” y añadió que cuando uno lee las opiniones del Panel UC hay varias en el sentido de que “esta es la reforma más importante en Chile y requiere de mucha urgencia, donde incluso hay opiniones que apuntan en la dirección de que no debiera ser a principios del próximo Gobierno, sino ahora, antes de que termine el ejercicio del actual Congreso”.
Sin embargo, reconoció que esta es una reforma compleja, porque son los mismos integrantes “que se beneficiaron del sistema político”, los que deben aprobar los cambios. Pero afirma que “ese problema se reduce si esto empezara ahora mismo, antes de esperar que asuma el nuevo Congreso” en marzo, porque “son personas que ya su elección está resuelta”.
El otro desafío, comentó Cox, es que “las reformas para reducir la fragmentación, en general, van acompañadas de propuestas para fortalecer a los partidos. Y a la ciudadanía, la verdad, es que no les gustan los partidos, y por lo tanto, no tiene apoyo, porque a la gente le cuesta comprender que los políticos estén discutiendo las reglas con las cuales ellos se eligen y no los temas que tienen que ver con prioridades de la población”.

Pero dicho eso, enfatizó que “el problema es que en la medida que no tengamos una reforma a las reglas con las que se eligen los parlamentarios, muchas de las reformas que sí son urgentes para la población, deberán seguir esperando por las dificultades para alcanzar acuerdos en el Congreso”.
La académica precisa que en la elección de 2021 fueron 22 los partidos que obtuvieron escaños, frente a los 17 de este año. “Uno podría pensar que hay ahí una mejora en este objetivo de reducir la fragmentación, pero la verdad es que 17 sigue siendo un número sumamente alto”, indicó.
Y agregó otro antecedente: “No es solo que la cantidad de partidos sea alta, sino que con lo fácil que es hoy ser díscolo, es muy posible que vayan aumentando”.
En esta línea, recordó el caso del Partido de la Gente (PDG) “que tuvo seis parlamentarios y que luego ninguno terminó ahí”, así que reconoció que “es posible que vayan surgiendo nuevos partidos y que este número vaya creciendo aún más”.

José de Gregorio, decano FEN U. de Chile. Alessia Injoque, expdta. Fundación Iguales. Ignacio Irarrázaval, Director centro Políticas Públicas UC. Sylvia Eyzaguirre, investigadora CEP. Sebastián Soto, profesor Facultad Derecho UC. Alejandro Ferreiro, vicepdte. Chile Transparente
Búsqueda de acuerdos
Cox recordó que a principios de los ‘90 se oscilaba entre seis y ocho partidos con representación en el Congreso. “Ese fue un período en que se alcanzaron grandes acuerdos y que Chile avanzó muchísimo en muchas dimensiones, y creo que tener eso como un estándar es razonable”, dijo.
Respecto del contenido de la reforma para combatir la fragmentación, opinó que hay bastante consenso en que el umbral debe ser de un 5% para validarse como fuerza política y que la norma antidíscolo establezca que si un parlamentario renuncia a su partido, pierde el escaño. Además, está la opción simplemente de eliminar los pactos electorales.
Otro camino, planteó, “podría ser reducir la magnitud de los distritos, es decir, el número de representantes que se eligen. Por ejemplo, hoy tenemos distritos donde se eligen hasta ocho diputados y uno podría reducir ese número a seis y eso también tendría un efecto de disminuir la fragmentación”.