Economía y Política
Plan de contingencia: Tsunami o marejada
Gonzalo Sanhueza Socio y Director de Econsult RS
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 1 de junio de 2012 a las 05:00 hrs.
Por estos días, el gobierno enfrenta un dilema particularmente complejo. Por un lado, debe distinguir si el ruido en los mercados está anunciando un tsunami económico o si sólo se trata de una marejada más y, por otro, debe determinar cuál es el mensaje más idóneo a ser comunicado a la población. En efecto, si el SHOA económico, encarnado por el Ministerio de Hacienda y el Banco Central ve inminente la llegada de un tsunami y el gobierno lo anuncia, la respuesta de los agentes económicos no se hará esperar, disminuyendo el gasto en consumo, las empresas postergando sus inversiones y reduciendo los inventarios, y los bancos poniéndose más estrictos con sus políticas de crédito. Todo lo anterior, redundaría en menor crecimiento económico y mayor desempleo. Sin embargo, cuando el tsunami llegase a las costas chilenas, consumidores, empresas, bancos y todo el resto de los agentes económicos estarían mejor preparados para enfrentarlo, logrando muchos de ellos capear mejor la difícil situación financiera. No obstante, si el tsunami no alcanzase las costas chilenas, la alarma anunciada por el gobierno habría sido falsa, generándose de todos modos los efectos contractivos inducidos por la misma.
La ciencia económica nos indica que no es rol del Estado filtrar la información sino que entregar la mayor cantidad de información posible a los agentes económicos, siendo estos últimos responsables de sus propias decisiones, en su mejor interés. Mientras tanto, el Estado tiene que tener afinado su plan de contingencia de manera que si el tsunami económico efectivamente llega, este se pueda paliar de la mejor forma posible. En este sentido, sabemos que el primer síntoma será la reducción de los préstamos de la banca extranjera a la banca nacional, por lo que hay que proveer liquidez en dólares. Adicionalmente, los agentes locales se asustarán y aumentarán su demanda de liquidez por lo que hay que proveer liquidez en pesos. Por otro lado, para compensar el shock negativo sobre la demanda agregada, el Banco Central tendrá que bajar rápidamente las tasas de interés y, eventualmente, si los daños del tsunami son más graves de lo esperado, habrá que acudir a la política fiscal con bajas transitorias de impuestos, programas para proteger el empleo y mayor inversión pública.
Todo indicaría que el país aprendió su lección. El Ministro de Hacienda y el presidente del Banco Central han estado transmitiendo la información que reciben en sus múltiples reuniones internacionales y del análisis de sus propios staff. El gobierno, por su parte, ya tiene armado su comité de contingencia formado por varios ministerios. Así, nadie quiere que llegue el tsunami pero siempre es mejor estar preparado…