General Motors podría caer en la quiebra
Merrill Lynch dijo que esto es posible si se mantiene el deterioro del mercado y si el fabricante no realiza aumento de capital
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La solvencia de General Motors vuelve a generar preocupación. Luego que la semana pasada Fitch rebajara el ráting crediticio del fabricante automotriz estadounidense, dentro del rango de 'bonos basura', los analistas de Merrill Lynch advierten que "la bancarrota no es imposible" si el mercado sigue deteriorándose y si no realiza una ampliación de capital de unos US$ 15.000 millones.
Los accionistas de General Motors parecen resignados a remontarse a un par de años atrás, cuando se activaron todas las alarmas de bancarrota sobre la compañía automovilística.
La actual situación de los mercados no favorece precisamente la recuperación de la compañía, y los analistas de Merrill Lynch son, por el momento, los últimos en reactivar estas alertas. En su informe sobre General Motors, consideran que "la bancarrota no es imposible si el mercado continúa deteriorándose y si no realiza ampliaciones de capital importantes".
La propia firma de inversión pone cifras a estas necesidades de 'inyecciones' de capital, nada menos que unos US$ 15.000 millones. La semana pasada la agencia de calificación de riesgo crediticio Fitch volvió a rebajar el ráting sobre General Motors, a 'B-', afianzándose cada vez más dentro del rango de 'bonos basura'.
Las dificultades financieras de la empresa de Detroit llevan a los analistas de Merrill Lynch a revisar drásticamente a la baja su valoración, fijando ahora un precio objetivo de 7 dólares por acción, desde los 28 dólares anteriores. Los títulos de la compañía automovilística pierden un 3,5% en Wall Street, hasta los 11,33 dólares.
Los US$ 11 fue justo el precio objetivo que establecieron también la pasada semana los analistas de Goldman Sachs. El banco estadounidense también advirtió al mercado que el actual escenario provocará un incremento de los problemas de liquidez de General Motors, y añadían que su delicada situación podría forzar a tomar medidas excepcionales, como una ampliación de capital, con carácter dilutivo para sus accionistas, o un recorte en el dividendo.