Este sábado se cumplen seis años del 18-O, y Carlo Siri confiesa que el orden de los acontecimientos ya se mezcla en su cabeza, a pesar de que, al mismo tiempo, siente que todo pasó ayer: “Dicen que el tiempo lo cura todo, pero creo que hay experiencias que son tan fuertes que demoran un poco más”.
Sentado en la barra de su local, la Antigua Fuente (exFuente Alemana), ubicada a 100 metros de Plaza Italia, repasa la que califica como la época más difícil y oscura de su vida y que, paradójicamente, inspira la película La Fuente, del director David Vivanco y que hoy jueves se preestrena en el Teatro Oriente.
“Me siento muy honrado, pero no he querido verla hasta que salga. Quizás estoy nervioso y no he dimensionado lo que pueda generar, porque creo que va a ser polémica. Se trata de contar la historia de la cara B de todo esto, porque aquí se ha intentado romantizar a los ‘luchadores sociales’, y eran puros delincuentes: un grupo de civiles reprimiendo a otro grupo de civiles”, expresa a DF.
Protagonizada por Luis Gnecco, la cinta expone las protestas del estallido social y cómo el empresario gastronómico defendió su sanguchería de encapuchados. Fue esa misma imagen la que convirtió a Siri en uno de los íconos de esos años: se enfrentó más de una vez a la turba, con su espada de madera con la que entrena Iaido -el arte del manejo de la espada samurai- y también con un rifle a postones.

“Lo que nos pasó a los comerciantes y a los que vivían en Plaza Italia no tiene nada que ver con derechas o izquierdas, es algo superior, que tiene que ver con los valores que tenemos como sociedad. Hay cosas que simplemente no se hacen”.
- ¿Qué es lo primero que piensa cuando recuerda el 18 de octubre?
- Que eso no fue espontáneo. Lo digo porque yo lo vi y viví en carne propia, aquí mismo (apunta la entrada del negocio). El 18 fue violencia descontrolada, pero en dos días se convirtió en otra cosa: el comportamiento era organizado. Una línea atacaba a Carabineros, otra rompía el mobiliario público y las veredas; otros cargaban las piedras para dárselas a los que las lanzaban; otra línea recogía las lacrimógenas y las echaba en baldes llenos de agua para que no siguieran haciendo efecto. Después venían los que se creían la Cruz Roja, pero si veían a un carabinero herido, no lo atendían. ¿Suena como algo espontáneo? Para mí, no.
- ¿Y qué gatilló que decidiera salir armado?
- Era uno de esos viernes de protestas, ya llevábamos años en lo mismo y habíamos logrado evitar que nos quemaran tres veces el local, cuando veo que un joven venía arrancando de unos encapuchados. Era fotógrafo y les había sacado una foto en la primera línea. Me puse entremedio para defenderlo y me apedrearon; incluso me rompieron la cabeza y me tiraron un extintor contra el cuerpo. A la semana siguiente (el viernes 4 de febrero de 2022), una turba se lanzó contra el local y no me quedó otra que salir con mi rifle a postones: los tenía encima, pero disparé seis veces y arrancaron.
- ¿Se arrepiente de algo?
- No, de nada. Este local es la historia de mi familia, el sustento de muchas personas, y si lo defendí es porque, si no lo hacía, hoy no existiría.
- A seis años del inicio del estallido, ¿cómo está Carlo Siri hoy?
- Ya no soy el mismo que el del 17 de octubre, porque lo vivido fue muy fuerte. Estuvimos a punto de perderlo todo por el capricho de unos cuantos. Me siento mucho más cansado, más depresivo, siento que perdí una energía que no voy a poder recuperar nunca. Y, frente a algunos temas de seguridad y temas valóricos, estoy mucho más duro. Antes era más abierto a escuchar, a pensar en esto de que quizás algunos son así por el sistema en el que vivimos, pero ahora yo digo ‘ni cagando (sic), el que quiere ser así es porque es no más’. A mí con ese cuento ya no me vienen.
- No ha visto la película, pero ¿qué le gustaría que transmitiera?
- Lo que nos pasó a los comerciantes y a la gente que vivía acá no tiene nada que ver con derechas o izquierdas, es algo muy superior, que tiene que ver con los valores que tenemos como sociedad. Espero que sea una lección de lo que puede pasar si no defendemos nuestros valores básicos. El mensaje que espero que deje es que hay cosas que simplemente no se hacen.
- Ha estado más tranquilo el barrio, casi sin manifestaciones...
- Pero a medida que se acaba este Gobierno, está volviendo, porque si sale la derecha les van a intentar hacer lo mismo.
- ¿Sabe por quién va a votar?
- Por José Antonio Kast.
- ¿Y cómo va el negocio?
- El local está flotando, a un 60% o 70% del nivel previo al estallido, aún falta que la gente vuelva al sector. Gracias a Dios pudimos abrir un nuevo local en el MUT, que nos ha dado un segundo aire. Ya no llego a la casa pensando que no tenemos para pagar la cuenta de la luz y nuestra demanda contra el Estado por $ 1.200 millones va bien, solo falta el dictamen y soy optimista, pero en tiempo, tenemos para rato.