A Samsung le llueve sobre mojado. Funcionarios judiciales allanaron ayer las oficinas centrales en Seúl, a medida que un escándalo político en Corea del Sur se extiende al sector empresarial.
El operativo se suma a los problemas que afectan a la compañía por las fallas en su modelo Note 7, que debieron ser retirados luego de que el recalentamiento de algunos equipos provocara que se incendiaran. Se estima que la falla tendría un costo para la empresa cercano a los US$ 5.300 millones.
La investigación se produce tras denuncias de que Samsung desvió millones de euros hacia una fundación encabezada por una antigua amiga y confidente de la Presidenta Park Geun-hye.
La presidenta Park enfrenta críticas y protestas luego de que se revelara que Choi Soon-sil, una antigua amiga que no ocupa ningún cargo oficial, había tenido influencia en decisiones de su administración. Choi, actualmente detenida, usó su posición para presionar a los grandes conglomerados como Samsung, Lotte y SK para que donaran millones a fundaciones bajo su control.
La policía está investigando denuncias, reportadas por los medios locales, de que Samsung transfirió 2,8 millones de euros a Widec Sports en Alemania, una entidad controlada por Choi.
“Si los fiscales encuentran evidencia dura de que Samsung proporcionó grandes sumas a Choi Soon-sil será un serio golpe para la compañía”, dijo a Financial Times Park Ju-geun, jefe de la consultora CEO Score. “Los accionistas podrían demandar a la compañía y Samsung sufriría una crisis de confianza de los consumidores”, justo en momentos en que intenta reparar su imagen tras el caso del Note 7.