Encarnación
Por: | Publicado: Viernes 25 de marzo de 2011 a las 05:00 hrs.
- T+
- T-
El 25 de marzo es fiesta solemne en el año litúrgico. Precede en nueve meses al 25 de diciembre, día del nacimiento de Jesús. Quiere decir que en la fiesta de hoy celebramos la concepción de Cristo en el seno de su madre María.
El relato del evangelista san Lucas abunda en detalles ( él era muy prolijo en investigar, remontarse a fuentes seguras, testigos oculares, intérpretes auténticos, y luego exponer diligentemente todo, desde sus orígenes : periodistas y panelistas harían bien en imitar su ejemplo y servir así a la verdad). Conoce y narra, con singular maestría, el momento y modo en que Dios se encarna como hombre, para que el hombre pueda y comience a ser Dios. Solemos dividir el tiempo en un antes y después de Cristo. Solemos olvidar que Cristo ya existe y es miembro de la naturaleza humana desde el momento de su concepción.
Todo comienza en Nazareth ( “¿ de Nazareth puede surgir cosa buena?” se decía despectivamente entonces). Dios toma la iniciativa ( todo lo bueno procede de Dios, porque El es Bueno y Autor de toda bondad). No hay mérito antecedente, Dios elige al que quiere y porque sí. Prefiere escoger lo que no es o no cuenta a los ojos del mundo, para que se note que es obra e iniciativa suya. Envía un Angel. Los ángeles existen. Son embajadores de Dios y cumplen a la perfección sus encargos. Invisibles, como Dios. Reales, como Dios. Solemos creer que sólo lo visible es real. Solemos olvidar que lo más esencial es invisible a los ojos.
El Angel saluda a una virgen, desposada con José. La virginidad es nupcial; la pureza de corazón, esponsalicia. Por eso la virginidad es fecunda. El Hijo de Dios es concebido y será dado a luz por una virgen. Desposada con José, ella no conoce varón. El Angel le anuncia el misterio : concebirá por la fuerza creadora del Espíritu Santo. La virginidad y el Espíritu hacen fecunda alianza. Hoy, aquí se nos revela que, más allá del necesario y hermoso concurso de la carne, es posible ser madre y ser padre por la fuerza creadora del Espíritu. María se turba y teme. El misterio es avasallador, la tarea supera su comprensión y capacidad humana. Inteligente, la virgen prudente piensa y pregunta. Pide credenciales al embajador. Las recibe : su prima mayor, Isabel, está de 6 meses, ella que era estéril. Para Dios nada hay imposible, enfatiza el Angel. María no necesita más : “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. Es el eco del “hágase la luz”, pronunciado por Dios al comienzo de la Creación. En ese momento, de ese modo Dios se hizo hombre, y el hombre empezó a ser Dios.
Algunos, muy pocos, alegan que en la concepción no existe aún vida humana. Hoy sabemos que allí existe vida divina. Toda madre lo sabe. Díganselo al legislador.
Todo comienza en Nazareth ( “¿ de Nazareth puede surgir cosa buena?” se decía despectivamente entonces). Dios toma la iniciativa ( todo lo bueno procede de Dios, porque El es Bueno y Autor de toda bondad). No hay mérito antecedente, Dios elige al que quiere y porque sí. Prefiere escoger lo que no es o no cuenta a los ojos del mundo, para que se note que es obra e iniciativa suya. Envía un Angel. Los ángeles existen. Son embajadores de Dios y cumplen a la perfección sus encargos. Invisibles, como Dios. Reales, como Dios. Solemos creer que sólo lo visible es real. Solemos olvidar que lo más esencial es invisible a los ojos.
El Angel saluda a una virgen, desposada con José. La virginidad es nupcial; la pureza de corazón, esponsalicia. Por eso la virginidad es fecunda. El Hijo de Dios es concebido y será dado a luz por una virgen. Desposada con José, ella no conoce varón. El Angel le anuncia el misterio : concebirá por la fuerza creadora del Espíritu Santo. La virginidad y el Espíritu hacen fecunda alianza. Hoy, aquí se nos revela que, más allá del necesario y hermoso concurso de la carne, es posible ser madre y ser padre por la fuerza creadora del Espíritu. María se turba y teme. El misterio es avasallador, la tarea supera su comprensión y capacidad humana. Inteligente, la virgen prudente piensa y pregunta. Pide credenciales al embajador. Las recibe : su prima mayor, Isabel, está de 6 meses, ella que era estéril. Para Dios nada hay imposible, enfatiza el Angel. María no necesita más : “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. Es el eco del “hágase la luz”, pronunciado por Dios al comienzo de la Creación. En ese momento, de ese modo Dios se hizo hombre, y el hombre empezó a ser Dios.
Algunos, muy pocos, alegan que en la concepción no existe aún vida humana. Hoy sabemos que allí existe vida divina. Toda madre lo sabe. Díganselo al legislador.