A medida que la campaña presidencial de Estados Unidos llega a su fin, unos 50 millones de votantes ya emiten sus sufragios a través del sistema de elección anticipada, más que nunca antes, según estimaciones del Pew Research Center. Sus papeletas, que representarían cerca de un 40% de todas las registradas en estos comicios, ya se están recibiendo en más de la mitad de los estados del país, al mismo tiempo que los candidatos a la Casa Blanca entregan sus argumentos de cierre y enfocan sus esfuerzos en los territorios clave.
Cuando faltan cinco días para las elecciones, la carrera se vuelve más estrecha, a medida que la candidatura del republicano Donald Trump comienza a recuperar impulso e intenta poner fin a varias semanas de caída en las encuestas.
Los últimos sondeos son ejemplo de ello: ayer, LA Times y USC Tracking le daban una ventaja de seis puntos al magnate inmobiliario por sobre Hillary Clinton. En tanto, ABC y Washington Post, mostraban una victoria de la ex secretaria de Estado por un punto. Un promedio de sondeos realizado por RealClearPolitics mostraba que la candidata demócrata se mantiene a la cabeza, pero la diferencia entre ambos postulantes era la menor desde mediados de septiembre.
“El impulso está de nuestro lado. Las últimas encuestas dan a Donald Trump como ganador en todo el país”, dijo el candidato republicano a la vicepresidencia, Mike Pence, en un acto de campaña en Filadelfia, en el que compartió escenario con Trump.
Aunque sus palabras no eran del todo ciertas, sí daban cuenta de una apuesta de su campaña por mostrar confianza antes de que, el próximo martes, la mayoría de los votantes acudan a las urnas.
“Controversia política”
La campaña de Clinton ha sufrido el embate de una reapertura de la investigación del FBI sobre su uso de un servidor de internet privado durante su administración del Departamento de Estado.
Ayer, el presidente Barack Obama comentó la situación en una entrevista con NowThis News, en la que cuestionó la forma en la que el director de la oficina de investigación, James Comey, informó al congreso sobre su decisión.
“Creo que hay una norma: cuando hay investigaciones, no operamos con innuendo, no operamos con información incompleta, no operamos con filtraciones de información. Operamos con decisiones concretas que se tomaron”, sentenció. Agregó que “la última vez, la conclusión fue que ella había cometido errores, pero que no había algo que fuera condenable por la justicia”.
El mandatario sentenció que “obviamente, esto ha generado controversia política (...) si ella comete un error, un error honesto, termina estallando como si fuera algo loco”. Aseguró que estaba haciendo “un esfuerzo muy deliberado para garantizar que no intervendré en lo que deben ser procesos independientes”.
La controversia ha hecho que la campaña demócrata se vea obligada a reorganizar sus esfuerzos: según publicó ayer el sitio web especializado Politico, el equipo de Clinton ha retomado la compra de avisos televisivos en Colorado y Virginia, dos territorios en los que los había congelado, confiada en una victoria. Al mismo tiempo, invertirá por primera vez en otros cuatro estados tradicionalmente demócratas en los que, supuestamente, daba la carrera por ganada.
De vuelta a la ofensiva
Tras sufrir una caída importante en las encuestas y perder el apoyo de buena parte de las figuras más prominentes de su propio partido, Donald Trump retomó la ofensiva y buscó capitalizar los cuestionamientos del FBI contra Clinton. “La deshonesta Hillary Clinton borró 33.000 e-mails después de recibir una citación del congreso. Culpable”, escribió ayer en redes sociales.
Sus aliados siguen ese ejemplo. El ex Teniente General Michael Flynn -uno de los asesores cercanos de Trump y quien en algún momento sonó como carta a la vicepresidencia- dijo a Fox News que “esto es la continuación de una increíble nube negra de escándalos que hay en la maquinaria de Clinton”.
El ex militar también se refirió a las acusaciones que enfrenta el ex congresista demócrata Anthony Weiner, esposo de una de las asesoras cercanas de Clinton, Huma Abedin, quien es acusado de intercambiar mensajes de tono sexual con una menor de edad.
“Se trata de un escándalo de pedofilia contra Weiner y una investigación de seguridad nacional contra Hillary Clinton, quien está a días de convertirse potencialmente en presidenta”, sentenció.
Por su parte, el presidente de la cámara baja, Paul Ryan -quien ha mantenido la distancia con Trump- dijo en una entrevista radial que “así es la vida con los Clinton. Siempre hay un escándalo, siempre hay una investigación”.
Tragedia en Iowa afecta campaña
Dos policías fallecieron ayer en la ciudad de Des Moines, Iowa, presuntamente baleados por un sujeto que tiene antecedentes de confrontación y provocaciones raciales, según autoridades. Los tiroteos ocurrieron en horas y lugares separados y las tesis preliminares apuntan a que el sospechoso, identificado como Scott Michael Greene (46), habría disparado contra ambos funcionarios sin que hubiera enfrentamientos. Pese a que el implicado es blanco, la tragedia podría influir en la campaña presidencial, en un año marcado por la controversia en torno a abuso policial hacia afroamericanos. Ayer, el ex presidente Bill Clinton y el candidato a la vicepresidencia Tim Kaine cancelaron apariciones en Iowa debido a la situación. Por su parte, el republicano Donald Trump dijo en un evento que "un ataque contra nuestra policía es un ataque contra todos nosotros. Restauraremos la ley, el orden y la justicia en EEUU".
"Con estas elecciones estamos frente a una crisis sin precedentes en este siglo de los dos grandes partidos del país"
Por María Gabriela Arteaga
La polémica campaña electoral que ha vivido por meses Estados Unidos, sería producto de "descuidos importantes" en torno a los circuitos electorales que han sido diseñados para beneficiar a uno u otro partido político, haciendo que las elecciones dejen de ser competitivas. Así lo aseguró a DF, el académico chileno-estadounidense, Arturo Valenzuela, quien ocupó entre 2009 y 2011 el más alto cargo ejercido exclusivamente por un iberoamericano en toda la historia de la nación norteamericana. "Eso fortalece el personalismo, más allá de los partidos tradicionales, y lleva a la aparición de candidatos independientes como Donald Trump, que no son representativos de sus partidos", aseveró.
- ¿Cómo evalúa el proceso electoral en Estados Unidos?
- Probablemente el tema más importante de estas elecciones es la posibilidad de que estemos frente a una crisis que no se ha visto desde fines del siglo XIX dentro de los dos grandes partidos históricos de EEUU. Pero especialmente, hay una crisis casi existencial en el Partido Republicano, cuyos dirigentes en este momento se debaten entre perder las elecciones presidenciales y perder el poder en el país. Los líderes están diciendo: Trump pierde...esperemos que no perdamos también el senado.
- ¿Ve factible ese resultado?
- Podría ser, pero el asunto va más allá. Si pierde Trump, es difícil que él pueda seguir manejando el partido porque no tiene apoyo. Ahora, sí representa un sector minoritario dentro de la sociedad que puede ser bastante hostil y hay gente que considera que la propia elección podría desencadenar cierta violencia por parte de algunos sectores.
- Sobre todo cuando coloca en "veremos" la aceptación del resultado...
- Así es. Y ahí es donde ha recibido la crítica más fuerte. Su candidatura ha tenido una cantidad increíble de problemas y él nunca se pudo ajustar a atraer al elector del centro del partido, que es el que va a definir el triunfo. No ha querido, por su personalidad, tomar una posición más moderada.
- Entonces, ¿a qué atribuímos su avance como candidato?
- A que le ha dado una voz a los que sienten que no habían sido escuchados por los partidos tradicionales. Pero también al resentimiento. Los valores están cambiando y, además, ha desaparecido completamente aquella estabilidad que sentía el trabajador promedio de EEUU –blanco, varón, sin educación–, que siempre confió en que el sindicato y la fábrica lo podían proteger. Y no es sólo un signo de la globalización.
Ahí comete un error muy serio Trump, de sugerir que el comercio internacional causa que el trabajo se vaya a otras partes. En realidad, tiene que ver con la productividad y la tecnología; cambios que han afectado a la clase media baja que, a su vez, busca poder explicar su condición echándole la culpa al otro. Esta es una situación muy propia del populismo.
- ¿Qué opina entonces del discurso que ha manejado en contra de las grandes empresas?
- Es bastante impresionante ver que Trump haya tomado una posición como esa, apelando a su base dura, pero yéndose en contra de las grandes corporaciones norteamericanas donde el apoyo del partido republicano ha sido mayoritario. Son ellas las que están completamente descolocadas con su discurso.
- ¿Cree que la actitud de Trump ha favorecido a Hillary Clinton?
- Para muchos republicanos esa es precisamente la conclusión. Se preguntan cómo es posible que estemos hablando del acoso sexual de Trump y no de los problemas de liderazgo que puede haber tenido el presidente (Barack) Obama y la secretaria Clinton. Es una distracción muy fuerte.
Ahora, por esa misma distracción también se le ha hecho más difícil a Clinton presentar una opción más clara y coherente. Los medios se han enfocado en los pequeños escándalos y crisis, y no en un debate más profundo sobre el estado de la economía y la política exterior. Creo que, hasta cierto punto, ha alimentado la sensación de que los políticos se centran en su beneficio. Pasó en las elecciones municipales de Chile, donde poca gente votó porque hay un cierto cansancio de los políticos.
- Y salen fortalecidos los candidatos independientes.
- Sí, y eso es lo peligroso en cualquier parte. Trump es eso. Un tipo que ha cambiado de partido cinco veces. Muchos de los dirigentes del partido republicano han tenido militancia en la organización de toda la vida, con un historial político. Este señor no ha tenido nada de eso y afecta a la coherencia partidaria del país.
