Combatientes del Estado Islámico (Isis, su sigla en inglés) se resistían ayer al avance de las tropas iraquíes hacia Mosul y obligaron a una unidad de élite del Ejército a frenar su ingreso por el este de la ciudad.
La feroz defensa de los islamistas llevó a que los militares detuvieran momentáneamente su paso, mientras se acercan a zonas urbanas, esperando que las otras fuerzas en ataque cierren la brecha.
“A medida que las fuerzas iraquíes se acercan a Mosul, vemos que la resistencia del Daesh se vuelve más fuerte”, dijo Chris Parker, portavoz de la coalición internacional.
Las líneas de combate en otras áreas han avanzado mucho más cerca de los límites de Mosul, la última gran ciudad bajo control de los subversivos en Iraq, que la han controlado desde 2014, cuando decretaron la creación de un califato.
A diez días del inicio de la ofensiva, las fuerzas armadas de la nación árabe y unidades de la policía federal siguen intentando desalojar a los militantes de pueblos en la región de Shora, 30 kilómetros al sur de la segunda mayor ciudad de Iraq.
El combate que vendrá probablemente también sea más letal, tomando en cuenta que 1,5 millones de residentes permanecen en la ciudad y, según el peor escenario previsto por la Organización de Naciones Unidas (ONU), hasta un millón de personas podrían verse desplazadas de sus hogares. Según agencias de ayuda de la ONU, los enfrentamientos ya han forzado a unos 10.600 habitantes a dejar sus casas y consideran que podría haber un éxodo masivo en los próximos días.
La coalición internacional anunció ayer que ahora también se dirigirá a la ciudad siria de Al Raqqa para disminuir al grupo en esa zona.
En tanto, el grupo radical acorraló y ejecutó al menos a 30 civiles que había secuestrado en Afganistán como represalia por la muerte de uno de sus comandantes a manos de la policía en la remota provincia de Ghor, al oeste del país.