El ministro de Hacienda británico, George Osborne, advirtió ayer que el distanciamiento entre Atenas y la eurozona significa "el mayor riesgo para la economía global" luego de mantener una conversación con su par griego, Yanis Varoufakis, quien llegó a Londres buscando apoyo para un nuevo acuerdo de deuda.
En la reunión, se le pidió al ministro griego que Atenas honre sus obligaciones, al tiempo que se dejó en claro que Reino Unido no simpatizará con una completa reestructuración de la deuda. En la misma línea, el ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schäuble, declaró ayer que "no aceptaremos cambios unilaterales al programa" .
Tras el encuentro en Londres Varoufakis precisó que Atenas ya no busca una anulación general de la deuda griega por 315 mil millones de euros, sino que pedirá "un menú de canjes de deuda", incluyendo dos tipos de nuevos bonos. El primero, indexado al crecimiento económico, reemplazaría los préstamos de rescate y el segundo, denominado "bonos perpetuos", reemplazaría a los bonos griegos en manos del Banco Central Europeo. El plan además contempla registrar superávits permanentes de presupuesto de entre 1% y 1,5% del PIB, aunque eso signifique no cumplir sus promesas de campaña de aumentar el gasto, y perseguir a los evasores de impuestos de mayores ingresos.
Rechazo de Berlín
En tanto, Alex Tsipras, primer ministro griego, dijo que no planean pedir ayuda financiera a Moscú. "Estamos en negociaciones importantes con nuestros socios en Europa y quienes nos han prestado. Tenemos obligaciones con ellos", dijo al ser consultado.
Tsipras también descartó que su país fuera a dejar la moneda en común. Además, hizo un llamado para que la troika sea reemplazada, afirmando "que sería un paso necesario y maduro para Europa". Sin embargo, Berlín rechazó esta propuesta: "No hay razón para abandonar este mecanismo probado", declaró el gobierno alemán.