Daniel Ortega, junto a su esposa y nueva vice-presidenta Rosario Murillo, obtuvieron un 72,1% de los votos populares, en medio de la campaña de sus opositores para acusar al político de instalar una “dictadura familiar” (el presidente puso en varios puestos clave a miembros de su familia).
Su rival más próximo, Maximino Rodríguez del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de centro derecha, logró solo 14,2%.
Ortega surgió como político casi cuatro décadas atrás, cuando como guerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) combatió al régimen pro estadounidense de Anastasio Somoza, en 1979. En 1928 “eran los oficiales del ejército norteamericano los que contaban los votos. ¡Qué vergüenza! ¡Qué dolor! Ahora la historia es diferente porque el pueblo así lo decidió. ¡Ahí no hay un solo general yanqui!”, recordó los tiempos pasados Ortega tras su reelección.
El político ya cuenta con tres mandatos presidenciales, tras gobernar en 1985-1990, y luego por dos períodos consecutivos en 2007 y 2012. La popularidad del mandatario se basa en su política social para combatir la pobreza, que desde 2005 a 2014 bajó de 48,3% a 29,6%, según las estimaciones del Banco Mundial.
¿Malas noticias?
El crecimiento económico de Nicaragua, que para este año llegaría a 4,5%, venía siendo impulsado por la caída en los precios del petróleo, al igual que los créditos blandos de Venezuela y la ayuda económica estadounidense.
Sin embargo, estas últimas fuentes están ahora en peligro. Los créditos preferenciales de
US$ 3.700 millones de Caracas, aprobados en 2007 por el entonces presidente Hugo Chávez, escasean cada vez más por la dificil situación que atraviesa el país. En 2015, las cifras bajaron 40%, a
US$ 300 millones, mientras que en el primer semestre de 2016 retrocedieron otro 37%.
EEUU, a su vez, está a punto de ratificar la “Ley Nica”, que en septiembre fue aprobada por la Cámara Baja: el proyecto condiciona la ayuda económica a avances en democracia, derechos humanos y medidas de anticorrupción.
Sorpresivamente, el hecho de que el país pueda pronto quedarse sin fuentes seguras de financiamiento externo no preocupa mucho a los ciudadanos nicaragüenses. “Habrá una solución. Dios abrirá otras puertas para que sigamos adelante”, dijo a Reuters Fausto Morales, conductor de 27 años, en medio de los festejos sandinistas.