Cuando, en los primeros días de su administración, Donald Trump anunció que contrataría al presidente ejecutivo del sitio web Breitbart News como uno de sus asesores más cercanos, dio pie a una de las primeras polémicas de su gobierno.
Bannon, poseedor de un MBA de Harvard y exfuncionario de Goldman Sachs, es hijo de una familia demócrata y admirador de Ronald Reagan. Al igual que Trump, no poseía experiencia política al llegar a la Casa Blanca y, en cambio, había tenido una carrera prominente en Hollywood, como productor de películas y series de la talla de Seinfeld.
En esa carrera conoció a Andrew Breitbart y se unió Breitbart News, con la misión de ofrecer contenidos opuestos a lo que veían como “medios liberales” en el país. El sitio web ha tenido contenido controversial: algunos de sus titulares han proclamado que la bandera de la Confederación (que defendía la esclavitud en EEUU) “representa una herencia gloriosa”; en otros, ha llamado a los homosexuales a “volver al clóset” y asegurado que “los anticonceptivos hacen que las mujeres sean locas y menos atractivas”.
Las publicaciones de Breitbart y las declaraciones del propio Bannon lo han vinculado con la llamada “derecha alternativa”, que defiende una visión conservadora extrema, antisemitista y de supremacía blanca. Su exesposa ha asegurado que él no quería que sus hijos fueran a una escuela “en la que hubieran judíos” y él mismo se ha dicho parte de un “club de la pelea” cuyo enemigo es “lo políticamente correcto”.
Esta semana, Bannon volvió a la esfera pública con una entrevista en la revista The American Prospect, en la que aseguró que “estamos en una guerra económica con China” y afirmó que discute “todos los días” con otros asesores de Trump, entre ellos el exbanquero de Goldman Sachs, Gary Cohn, quien ha sido nombrado como posible sucesor de Janet Yellen en la presidencia de la Reserva Federal.
Ante el atentado del fin de semana y con Trump en la polémica, crecen los llamados a despedir a Bannon. Trump lo ha defendido afirmando que “no es racista”, pero fuentes de gobierno no aseguran su permanencia.
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