El pleno del Partido Comunista de China (PCCh) decidió ayer elevar el estatus del presidente Xi Jinping a “líder” o “núcleo” de la organización, una designación que fortalece su posición en vísperas de la renovación del poder que se hace dos veces por década y que está prevista para 2017.
El anuncio fue hecho al término del conclave de cuatro días de la organización en Beijing y coloca al mandatario al nivel de sus antecesores históricos Mao Tse Tung y Deng Xiaoping, y por encima de Hu Jintao, quien no recibió el nombramiento.
Le da un título más al jefe de Estado quien ya está al mando del Ejército a través de la Comisión Militar Central y del Comité Nacional de Reformas del país, entre otros cargos, y blinda su autoridad aún más de cara al Congreso del partido del año que viene.
El cambio semántico es significativo para la élite política del país, que ha intentado por más de 30 años priorizar el liderazgo colectivo para evitar el culto a la personalidad.
La organización pidió ayer a los 89 millones de militantes mantener “la unidad alrededor del Comité Central con Xi Jinping como su núcleo”. Al mismo tiempo, aseguró que el liderazgo colectivo “deberá ser siempre seguido y no deberá ser violado por ninguna organización o individuo bajo ninguna circunstancia o razón”.
El concepto de “núcleo” fue introducido por el fallecido líder Deng Xiaoping –precursor de la apertura china de los ’80– para consagrar al poco conocido Jiang Zemin como su sucesor a raíz de la represión de manifestantes a favor de la democracia en 1989.
Relevo de poderes
En el congreso del partido, que tendrá lugar en la segunda mitad de 2017, habrá un crucial relevo de poderes, ya que cinco de los siete miembros –en principio, todos menos Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang– del Comité Permanente, órgano supremo de la formación, serán sustituidos.
Analistas consideran que ahora empieza la pugna por ocupar esos asientos, con el actual presidente intentando promover a sus correligionarios con miras a determinar sus posibles sucesores en 2022, en detrimento de otras facciones, particularmente la de Shanghai y la Liga de Juventudes, representadas por los ex presidentes Jiang Zemin y Hu Jintao, respectivamente.
“El nuevo título allanará el camino al jefe de Estado para instalar a sus aliados con miras al congreso del año que viene”, dijo Zhang Lifan, un historiador que trabajó para la Academia China de Ciencias Sociales. “Técnicamente, le da el poder absoluto dentro del partido”, dijo.
Reforzar la disciplina
El plenario también aprobó dos documentos destinados a reforzar la disciplina del partido, un nuevo giro a la campaña anticorrupción que emprendió el presidente desde su llegada al poder en 2013, considerada por muchos como un arma política contra sus adversarios.