Por Stephen Chen
La hora llegó. China decidió hacer una tregua con EEUU en la lucha por el tiempo. Este mes, una delegación del gobierno chino se dirigirá a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en Ginebra para dar su posición y votar en la organización de 193 miembros, sobre una propuesta de EEUU para corregir el estándar mundial del tiempo.
EEUU quiere deshacerse de los estándares de tiempo basados en la rotación de la tierra, un sistema un tanto errático que se basa en el Tiempo Medio de Greenwich y la Hora Universal Coordinada (GMT). Washington quiere que el mundo se apegue al Tiempo Atómico Internacional (TAI), basado en 400 relojes atómicos que están operando en 70 institutos de medición, observatorios y otras instituciones ubicadas en 48 naciones.
El cambio es respaldado por la mayoría de los países desarrollados, excepto el Reino Unido, hogar histórico de la GMT, debido a los inmediatos beneficios técnicos del TAI en una era de navegación satelital y sistemas de control de tráfico aéreo. Pero se necesitará una gran mayoría para tener aceptación en la reunión de este mes de la UIT, una agencia especialista de las Naciones Unidas.
Beijing se ha opuesto por mucho tiempo a cambiar el sistema, argumentando que la propuesta de EEUU es un intento por disminuir la influencia de China en la UIT, y a una consecuencia económica seria: sólo actualizar los aparatos y el software costaría cientos de millones de dólares.
La tecnología estadounidense, como su sistema de posicionamiento global basado en satélites, continuaría dominando el mercado global.
Pero Beijing ahora podría apoyar el cambio, dijo Liu Changhong, ingeniero senior del Centro Nacional de Servicio del Tiempo y vocero de China sobre el asunto.
“Hace algunos años no podíamos entender algunas quejas técnicas de EEUU, tomándolas como un complot contra China, porque no nos habíamos enfrentado a esos problemas”, dijo Liu. “Ahora sí. Nuestra delegación irá a la reunión con la mente abierta. Si la mayoría de los países quiere el cambio, votaremos por eso”.
La decisión tomada en Ginebra podría ser la más importante desde 1961, cuando el mundo adoptó el Tiempo Universal Coordinado (UTC).
Pero China no es indiferente a la propuesta de EEUU. El nuevo estándar, que regiría en 2017, obligaría a Beijing a retirar muchos aparatos sensores en uso, por miedo a manipulación o mal funcionamiento. “Eso significa mucho trabajo y costos que llegarían a miles de millones de yuanes”, dijo Liu.
Y no todos los investigadores de China está de acuerdo con el cambio de postura del gobierno. El profesor Gao Yuping del Centro Nacional de Servicio del Tiempo, dijo que prefiere el actual sistema porque le hace honor a la tradición. “Me siento incómodo rindiéndome ante relojes atómicos”, acotó.