Generalmente, las reuniones entre los líderes de China y Japón han servido como una ocasión para lidiar con las preocupaciones bilaterales. Sin embargo, la primera visita oficial a Beijing del primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, fue diferente, con la muerte del líder norcoreano que cambió el foco y alejó los temas económicos y el próximo Aniversario número 40 en las relaciones diplomáticas de ambos países.
En lugar de promesas para resolver las espinosas disputas, hubo un deseo de paz y estabilidad regional y compromisos de confianza mutua y cooperación más cercana. Los rencores y las sospechas no serán fácilmente dejadas de lado, pero puede que no haya una mejor oportunidad que ésta para establecer las bases de lazos amigables.
El premier Wen Jiabao destacó que los países deberían ser “buenos vecinos y socios en vez de oponentes”. Son, después de todo, importantes jugadores regionales con una historia de más de 2.000 años de interacción, amistosa la mayor parte del tiempo. Al trabajar juntos en temas de interés común, como la estabilidad de la península coreana, se pueden crear las condiciones para lidiar mejor con los problemas bilaterales.
El presidente Hu Jintao impuso el tono correcto con su promesa de que China, el aliado más cercano a Corea del Norte y que encabeza las conversaciones para el desarme nuclear, estaba lista para negociar una solución permantente al tema.
La profundización de la cooperación económica compensará las incertidumbres globales planteadas por la crisis financiera en Europa y EEUU. Japón ahora es el segundo socio comercial de China y China lidera las tablas de exportación y comercio de Japón.
Los acuerdos firmados por Noda fortalecerán más la relación. Ambas naciones en sociedad pueden, además, incentivar una transición de poder pacífica en Corea del Norte.