Economía

Tratado de libre comercio entre Mercosur y la UE enfrenta difícil camino para su ratificación

osibles trabas legislativas, diferencia de prioridades entre los países involucrados y aprehensiones a la rebaja de gravámenes son algunos de los peros a los que se enfrentará el acuerdo.

Por: Rocío Vargas Suárez | Publicado: Martes 2 de julio de 2019 a las 04:00 hrs.
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El pacto se firmó en el marco de la reunión del G20 en Osaka, Japón. / Foto: Reuters
El pacto se firmó en el marco de la reunión del G20 en Osaka, Japón. / Foto: Reuters

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“Histórico”. Ese fue el calificativo que varios le dieron a la firma del Tratado de Libre Comercio pactado entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) el viernes, en el marco de la reunión del G20 en Osaka, Japón.

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Si bien las negociaciones -que duraron 20 años, debido a obstáculos sobre todo a la cláusula relacionada con el sector agrícola - llegaron finalmente a buen puerto, analistas advierten que no sería fácil que el nuevo tratado de libre comercio se implemente de forma efectiva, ni menos en el corto plazo.

El fin principal del pacto, que engloba a un mercado de 800 millones de personas, consiste en la eliminación del 90% de los aranceles que Mercosur aplica actualmente a las importaciones industriales de la UE, mientras que esta última suprimirá casi el 100% de las importaciones que tengan origen en Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, los países del bloque centroamericano. En tanto, para los bienes agroindustriales, la baja será de 81,7% y 99%, respectivamente.

Sin embargo, posibles trabas legislativas, diferencia de prioridades entre los países involucrados y aprehensiones a la rebaja de gravámenes son algunos de los peros a los que se enfrentará el acuerdo.

Principales intereses

Las partes que conforman este acuerdo apostaron sus fichas al recorte de aranceles específicamente en dos sectores: la UE por el industrial, y el Mercosur por el agrícola, el más complicado a la hora de cerrar el trato.

El primero, pretende potenciar sus compañías automotrices, las cuales actualmente pagan un 35% en aranceles, mientras que el segundo busca estimular el paso de sus exportaciones de azúcar, productos avícolas y carne. Este último producto es uno de los que genera reparos entre algunos países de la UE.

Francia es uno de ellos. El país galo teme el impacto que podría tener un alza significativa de las importaciones de carne, ya que la aprobación de este punto se traducirá en aproximadamente 99 mil toneladas de carne bovina libres de aranceles, provenientes desde Latinoamérica. Esto podría debilitar la industria local, que cuenta con unos 85 mil ganaderos de vacas nodrizas.

“Unas semanas después de las elecciones europeas, es inaceptable la firma de un acuerdo Mercosur-UE que expondrá a los agricultores europeos a una competencia desleal y a los consumidores, a un engaño total”, dijo la jefa del primer sindicato agrícola francés, de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas (FNSEA), Christiane Lambert, a través de Twitter.

Mediante el mismo canal, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, puso paños fríos y afirmó la existencia de un principio de cautela, el cual permite el bloqueo de las importaciones agrícolas del Mercosur sólo a partir sospechas de irregularidades vinculadas a problemas sanitarios, sin necesidad de comprobación científica.

Complicaciones

Este acuerdo ya se firmó. Pero del papel al hecho, hay bastante camino. El cambio en la legislación vigente sobre impuestos aduaneros es uno de los principales obstáculos, y este punto toma fuerza, ya que cada uno de los países debe aprobar y modificar su respectiva normativa antes de que el pacto entre en vigor.

La diferencia en las prioridades legislativas de cada territorio se une a este inminente retraso, y Argentina y Brasil comprenden los puntos de mayor conflicto.

“Es el más importante de nuestra historia”, enfatizó sobre el nuevo tratado el presidente de Argentina, Mauricio Macri, al volver a Buenos Aires tras la reunión del G20 en Japón, y la firma del acuerdo quedó plasmada como la culminación de la política de apertura al mundo de la administración Macri.

Sin embargo, el país tendrá elecciones presidenciales en octubre y su rival más cercano en las encuestas es el peronista, Alejandro Fernández, que si llega a la Casa Rosada, podría disolver el pacto. El político ya ha expresado su descontento y aseguró que “es claro el daño” que se generará en la industria y el empleo en el país.

Por su parte, la prioridad de Brasil por estos días es avanzar en la reforma a las pensiones, ya que el 18 de julio es la fecha límite de aprobación antes del receso parlamentario, por lo que las materias económicas como las que contempla el acuerdo, podrían quedar atrás en la agenda.

Además, dentro de los pilares del tratado se encuentra la aplicación del Acuerdo de París por el cambio climático, y el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha demostrado menos compromiso que la UE con las causas medioambientales, lo que puede ser otro obstáculo.

La consultora Capital Economics explicó que el principal riesgo que ven luego de la firma es la lentitud con la que el Mercosur aplicará el recorte arancelario, ya que el período de levantamiento de gravámenes podría tardar entre cinco y diez años para bienes agrícolas, y 15 para el sector automotor, mientras que la UE eliminará los impuestos de manera casi inmediata.

Eso sí, prevén que si el trato se implementa en su totalidad, podría efectivamente impulsar el crecimiento potencial de las partes, pero que de todas formas existe el riesgo de que las políticas públicas “lo aplasten”.

Desde Moody’s, en tanto, dijeron que “una mayor integración comercial dará impulso a las exportaciones, respaldará las inversiones y la transferencia de tecnología, y contribuirá a una mayor competitividad en los países del Mercosur”.

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