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Publicado: Lunes 2 de enero de 2012 a las 05:00 hrs.
Por María Ignacia Alvear C.
Hace 20 años, un golpe de Estado en contra de Mijail Gorbachov, el entonces secretario general del Partido Comunista que quería reestructurar la Unión Soviética, preparó el camino para el colapso del modelo soviético y su economía estatal: la Unión Soviética (URSS) dio paso a Rusia y a otras 15 naciones.
La mayoría de ellas, que se deshicieron del comunismo, lo han hecho en etapas, y a medida que se modernizaban, fueron construyendo sus propias instituciones políticas y económicas.
Sin embargo, siempre el fantasma de URSS ha estado presente, como en Bielorrusia, con un presidente autoritario que mantiene relaciones cercanas a Rusia; o Letonia, donde los parlamentarios pro rusos están ganando cada vez más escaños.
El panorama económico no ha sido favorable para todos durante estas dos décadas, lo que se ha intensificado con la crisis internacional que partió el 2008 y ahora con la debacle de la eurozona. Aún así, hay algunas naciones que apuestan por entrar a la zona euro, y otras, como Estonia, que gozan de este estatus desde enero del año pasado.
A esto se suma la inestabilidad de algunos gobiernos que han tenido corta vida (Lituania) o el involucramiento de sus primeros ministros en casos de abuso de poder, como en Ucrania.
Letonia, próximo a la eurozona
Después de lograr la independencia, Letonia comenzó a adoptar con rapidez una economía de libremercado. Gracias a esto, se puede decir que el proceso de privatización ha sido exitoso. Y tras un período de estancamiento en los ‘90, registró una de las mayores tasas de crecimiento en Europa en el período 1998-2006. Sin embargo, durante la crisis financiera y económica de 2008-2010, el país fue uno de los más afectados en la UE, con una caída del PIB cercana a 25% en ese período. Esto hizo que recurriera a ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI), la UE y algunos países nórdicos por 7.500 millones de euros (US$ 9.720 millones) para evitar un default.
Su alta inflación la ha frenado de entrar a la eurozona y las autoridades ahora esperan unirse a la moneda común en 2014. Las principales metas políticas son ayudar a la reactivación económica para recuperarse de la recesión, mantener la paridad de su moneda local, el lat, al euro y mover las finanzas públicas de vuelta al equilibrio.
En lo político, en las últimas elecciones parlamentarias, los pro-rusos ganaron más escaños en el parlamento, con lo que tienen un posibilidad, aunque aún escasa, de formar parte del gobierno de coalición.
Lituania, lucha contra el déficit
Al igual que Letonia, Lituania aplicó rápidamente una economía de libre mercado y la privatización en las empresas estatales se hizo sin mayores contratiempos, aunque el gobierno sigue intentado vender más activos para impulsar las finanzas públicas. En 2003 consiguió el mayor crecimiento económico de su historia, con una expansión del PIB de 10,3%.
También tiene intenciones de entrar a la zona euro, sin embargo, le ha sido difícil cumplir con el límite de déficit presupuestario de 3% del PIB impuesto por la Unión Europea, aunque una relativa aceleración de la inflación también se está convirtiendo en una amenaza para adoptar la moneda única europea. El FMI ha dicho que el país necesita aplicar más medidas y pronostica un déficit del presupuesto cercano al 4% del PIB para 2012.
En cada una de sus cinco elecciones, el electorado ha votado en contra del gobierno en ejercicio, principalmente como resultado de la insatisfacción con el estado de la economía y la corrupción política. Los gobiernos han sido de corta vida y desde 1991 han asumido 15 administraciones. La izquierda post-comunista tiene una fuerte presencia y al igual que la centro derecha, pero ésta es propensa a una periódica fragmentación.
Bielorrusia, aún en el pasado
Bielorrusia ha tenido el mismo presidente desde 1994. Alyaksandar Lukashenka, la cabeza de gobierno, ha dado continuidad a una economía predominantemente soviética. No ha incentivado una reestructuración del sistema estatal o promocionado el sector privado. En vez de eso, el énfasis ha sido preservar y apoyar a las firmas controladas por el Estado, por lo que las empresas privadas pequeñas han sido marginadas.
Con este pobre clima de negocios, los emprendedores han concentrado sus esfuerzos en producir comercio de retail, donde recortan costos y sus potenciales pérdidas son relativamente bajas.
Pero Lukashenka ha creado más problemas para la nación. Ha presionado al parlamento para la aprobación de una ley que le permita encarcelar de manera más fácil a manifestantes pacíficos, lo que genera el rechazo del mundo occidental. Por otro lado, sus lazos con Rusia continúan firmes, al punto de que el primer ministro ruso, Vladimir Putin, dijo que era “posible y muy deseable” que Rusia y Bielorrusia pudieran fusionarse para convertirse en una sola entidad. En tanto, expertos ven una posibilidad de que Lukashenka sea derrocado a medida que la crisis económica amenaza su sistema autoritario.
Ucrania y las reformas
El primer presidente de la era post-soviética, Leonid Kravchuk, se enfocó en la construcción del Estado a fuerza de reformas, en tanto que su sucesor, Leonid Kuchma, buscó ayuda del FMI para aplicar más reformas, pero sus tensas relaciones con el parlamento dificultaron el proceso. Las políticas monetarias de principios de los ‘90 llevaron la inflación del país a niveles de hiperinflación, lo que se normalizó sólo después de que asumiera en 1993 el presidente del banco central, Victor Yushenko, quien logró detener la introducción de la nueva divisa, la grivna, estableciendo un moderno sistema de regulaciones de la actividad bancaria. Además, fortaleció las finanzas nacionales durante la crisis financiera de Rusia en 1998. Otra crisis, la financiera global, hizo que Ucrania recurriera a un acuerdo a fines de 2008 con el FMI por US$ 16.400 millones para ayudar a estabilizar al economía
En lo político, Yushenko, quien luego fue primer ministro de Ucrania, también fue víctima del envenenamiento en 2004, y la sospechas recayeron sobre círculos pro-rusos que se oponían a su victoria. Una de sus aliadas, la ex primer ministra Yulia Timoshenko fue destituida del cargo en 2010 y arrestada por obstruir una investigación en su contra por abuso de poder.
Estonia, la más sólida
Estonia tiene características en común con Lituania: tras su separación de la URSS, se movió rápido a la liberalización del mercado y ya ha tenido cerca de 15 gobiernos manejando al país desde comienzos de los ‘90. Ha apostado por estimular la inversión extranjera, las privatizaciones y una mayor cooperación con Finlandia. Más de la mitad de su comercio exterior lo realiza con la Unión Europea, en la que ingresó en mayo de 2004 y hace un año se unió al grupo de 17 naciones que utilizan al euro como moneda única.
Y son precisamente las complicaciones de la eurozona las que están rebajando las expectativas de crecimiento para este año a una expansión de 3%, aunque crecería 3,3% en 2013 y 3,5% por año en el período 2014-15.
Y aunque el Banco Central de Estonia dijo que la economía estaba en una posición más sólida que en 2008-09 para absorber los golpes externos, hizo un llamado a las autoridades para tomar más precauciones con respecto al presupuesto 2012. El instituto emisor también advirtió que la posición de liquidez de los bancos nórdicos que dominan la banca de Estonia podría deteriorarse desde su actual estable situación si es que la crisis de la zona euro se agrava aún más.
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