Internacional

El foco de la economía mundial gira hacia la revaluación cambiaria de los mercados emergentes

Los gobiernos están aumentando las tasas para reducir las presiones inflacionarias, pero a regañadientes.

Por: | Publicado: Miércoles 17 de noviembre de 2010 a las 05:00 hrs.
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Por Stefan Wagstyl



La inflación está tan lejos de las prioridades económicas de los países desarrollados que ha sido fácil subestimar las preocupaciones por los precios en las economías emergentes. Pero una brusca venta en las acciones de los mercados emergentes –desencadenada por el dato de inflación de China de la semana pasada- fue un recordatorio de que los precios deben ser observados, y que en algunos países se necesita actuar urgentemente.

El aumento de 4,4% año sobre año en los precios de los consumidores anunciado por Beijing es el más alto en dos años, y excede el nivel cómodo de las autoridades de 3%. En los otros países BRIC la inflación es aún más alta: 8,6% en India, 7,5% en Rusia y 5,2% en Brasil.

Como sucede a menudo con la inflación, son los pobres, que gastan una gran parte de sus ingresos en alimentos, los más golpeados. La inflación alimentaria es 10,1% en China, 15,7% en India y 16,1% en Turquía.

Un gran contribuyente a la inflación, particularmente de los alimentos, proviene del auge de los precios de los commodities. Pese a que esto se ha agravado por las inversiones especulativas, el responsable ha sido el hambre por los recursos globales, que sólo puede ser enfrentada expandiendo la producción.

Desafortunadamente, los inversionistas potenciales en agricultura no serán alentados por crecientes presiones proteccionistas, lo que hace poco probable una liberalización temprana del comercio agrícola. Pero hay otras acciones que los mercados emergentes pueden tomar.

Primero, pueden apegarse firmemente a las políticas fiscales prudentes. Aquellos que han permitido que la disciplina empeore deberían continuar haciendo recortes.

Luego, el crecimiento del crédito debe ser controlado, pero no tanto como para ahogar el crecimiento. Este es el dilema de China. Habiendo impulsado la economía en la crisis de 2008 y 2009 a través de un gran aumento en los préstamos, ahora lucha para revertir la tendencia.

El desafío monetario está exacerbado por el dinero barato generado para estimular a las debilitadas economías desarrolladas, y no menos por la última ronda de relajamiento cuantitativo de Washington, por US$ 600 mil millones. Las advertencias de burbujas en los mercados emergentes se multiplican, incluyendo una la semana pasada del Nobel de economía, Joseph Stiglitz.



Controles de capital 


Brasil, Tailandia y Taiwán están entre los países que están intentando detener los flujos de ingreso potencialmente inflacionarios con controles de capital. Otras naciones, encabezadas por China e India, han sido más lentas en liberalizar sus cuentas externas. Incluso el Fondo Monetario Internacional ahora acepta de mala gana que los controles de capital son un arma necesaria en el arsenal político. Pero, como Stiglitz destacó, eso deja a las economías abiertas y atractivas como “el punto focal para todo este dinero” del relajamiento cuantitativo.

Los gobiernos están aumentando las tasas para reducir las presiones inflacionarias, pero a regañadientes por temor a dañar el crecimiento económico y empeorar las cosas al atraer más dinero especulativo. El rendimiento, después de todo, es lo que buscan los inversionistas.

Una respuesta recae en una apreciación cambiaria más rápida. En el corto plazo, los países no quieren que sus monedas se aprecien por temor a dañar las exportaciones. Ese es el meollo de la disputa cambiaria entre EE.UU. y China. Pero en el largo plazo, las monedas de los mercados emergentes deben subir para reflejar la creciente productividad de estos países. 
Con la inflación creciendo, crecerán las presiones para una revaluación más rápida de las divisas de los mercados emergentes.

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