El Índice de Precios al Consumo (IPC) de China, principal indicador de la inflación, aumentó un 4,2 % en noviembre respecto al mismo mes de 2010, mostrando una fuerte ralentización (1,3 puntos menos que en octubre) que Pekín ha estado buscando a lo largo de todo el año con políticas macroeconómicas.
Las cifras, publicadas hoy por el Buró Nacional de Estadísticas, suponen el mínimo nivel de subida de precios en China en los últimos 13 meses, y el cuarto mes consecutivo en que el IPC muestra desaceleración.
Ello indica, según Pekín, que sus esfuerzos por contener los precios, algo que el primer ministro chino Wen Jiabao marcó a principios de año como el principal objetivo macroeconómico para 2011, van por buen camino.
No obstante, en el acumulado de enero a noviembre los precios subieron un 5,5 por ciento respecto al mismo periodo del pasado año, lejos todavía de los planes del Gobierno comunista de situar este indicador en el 4 por ciento a final de año.
Pekín siempre teme que fuertes subidas de los productos básicos en el país causen inestabilidad social, como ocurrió en 1989, cuando las protestas pro democracia de Tiananmen estuvieron precedidas de una fuerte espiral inflacionaria (que llegó al 7 por ciento en 1987 y al 18 por ciento en 1988).
En julio de 2011 el IPC subió un 6,5 por ciento, el mayor porcentaje en 37 meses, y desde entonces ha caído progresivamente, pues bajó al 6,2 por cien en agosto, al 6,1 en septiembre y al 5,5 en octubre, antes del 4,2 anunciado hoy para el undécimo mes.