Internacional
“El modelo argentino tiene aguante, pero no es algo sostenible”
No cree que el gobierno logre controlar la inflación, advierte sobre la pérdida de competitividad y es pesimista sobre el pago de deudas pendientes.
Por: Equipo DF
Publicado: Lunes 2 de enero de 2012 a las 05:00 hrs.
Por Marco Fajardo
A diez años del colapso que sumió a Argentina en la peor crisis de su historia, uno de los protagonistas de aquella época, el ex funcionario director para el Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, Claudio Loser, desmenuza el singular modelo económico que reemplazó la convertibilidad, advierte sobre la inflación, califica de insuficiente la reducción de subsidios y es pesimista sobre el regreso del país a los mercados de capitales internacionales.
Desde su puesto como consultor en Washington, Loser además admite que se equivocó al pensar que el crecimiento de Argentina desde 2003 en adelante, que lleva un promedio de 8% hasta hoy, sería algo pasajero. Sin embargo, insiste en que el país se ha visto favorecido por condiciones internacionales y el hecho de que “la Argentina produce las cosas que, hasta ahora, el mundo ha estado demandando”.
Además, advierte sobre la falta de inversión en áreas como gas y petróleo, en infraestructura y el suministro eléctrico para la industria. “No voy a decir que en tres meses se viene todo abajo porque realmente la Argentina tiene aguante, pero creo que (el modelo) no es algo sostenible. Como decía ‘The Economist’ la semana pasada, (la presidenta) Cristina (Fernández) está tratando de vencer la ley de gravedad”.
A corto plazo, Loser cree que la crisis global va a afectar a toda América Latina. El crecimiento moderado de EEUU, el estancamiento o recesión de Europa y la consiguiente desaceleración de China van “a tener un impacto negativo sobre los precios de las materias primas y también los alimentos”, las principales exportaciones de la región.
Loser además plantea los desafíos de la región a mediano plazo: uso de tecnología, una mejora de la educación, más infraestructura y un ambiente más competitivo.
Fortalezas y debilidades
En cuanto a Argentina, Loser reconoce las fortalezas del modelo. A nivel político, destaca “el apoyo a sectores de menores recursos, lo que por supuesto tiene costos”, y señala que el kirchnerismo ha sido capaz de imponer tributos al sector agrícola, uno de los motores de la economía trasandina. “Hay que destacar que los precios reales de las exportaciones argentinas están (..) en su nivel histórico más alto de los últimos 20 años. Todo eso es muy favorable”.
La otra cara de la moneda es la dependencia de condiciones internacionales. “Y aunque el gobierno argentino no lo diga, el hecho de haber dejado de pagar la deuda afecta su capacidad de inversión”.
El país tiene un compromiso pendiente con el Club de París, por unos US$ 8.000 millones, pero Loser es pesimista sobre su pago.
“Argentina ha hecho la promesa (de pagar) muchas veces. Yo no puedo decir: ‘no les va a pagar’, pero ciertamente, como se ven las cosas, no tengo grandes esperanzas en que arreglen la situación”, lo que seguirá limitando el acceso al financiamiento externo.
Además “todavía hay un grupo muy activo de acreedores privados, no sólo en EEUU, sino en Europa y Japón”, que no entraron en canjes de deuda anteriores.
Inflación requiere acuerdo
Otro de los problemas graves es la inflación, que según cálculos privados ronda el 20% anual, la segunda más alta de América Latina después de Venezuela.
“A pesar de los esfuerzos no veo señales fuertes de que baje. Por supuesto que si hay una desaceleración en la demanda global, eso va a tener un impacto, pero yo diría que el ajuste monetario efectivo tiene que ser mucho más profundo”.
Loser recomienda un acuerdo entre sindicatos, empresarios y el gobierno para terminar con la espiral de precios y salarios, además de “una política fiscal mucho más austera y una política monetaria mucho menos expansiva”.
Advierte que la inflación “perjudica fundamentalmente a las personas de menos ingresos”, pero además incide sobre el tipo de cambio y la competitividad argentina, “no en la parte agrícola, porque es muy eficiente, pero sí en la parte industrial, en un momento en que uno de sus principales clientes, que es Brasil, se está desacelerado”.
La inflación además “le ata las manos al gobierno en términos de tomar políticas contracíclicas, en el sentido en que están viviendo al día en la parte fiscal y no tienen los márgenes para ayudar con expansión en momentos difíciles”.
“Eliminación insuficiente de subsidios”
Otro tema gravitante son los subsidios, que permiten que en Buenos Aires el boleto de metro y micro cueste 120 pesos o una factura de gas de un soltero llegue cada dos meses por apenas $3.000. En un momento de desaceleración global, caída de exportaciones y la consiguiente baja de ingresos, el gobierno intenta aliviar la carga de subsidios -que favorecen a personas y empresas- y le cuestan unos US$ 10.000 millones anuales.
En noviembre se anunció la eliminación de ayudas por US$ 1.000 millones. Loser cree que es lo correcto, “pero se tiene que ir mucho más profundo”. Además teme que por una disputa del gobierno con los sindicatos “probablemente traten de mantener los subsidios para la gran mayoría de la población”.
Por eso Loser no cree que el gobierno haga lo suficiente y “si la situación se complica mucho (...) no lo harán en forma importante y voluntaria”.