Por Constanza Morales H.
Los principales partidos a favor de la integración europea están preocupados. En poco más de diez meses se celebrarán las elecciones del nuevo parlamento continental y diversas encuestas han revelado que los grupos euroescépticos están ganando adhesión.
La frustración con la manera en que los líderes han manejado la crisis económica en los últimos tres años, junto con el creciente populismo, ha elevado las expectativas de que el voto anti Unión Europea (UE) se disparará.
Esto erosionaría a los bloques políticos tradicionales que, si bien se distribuyen a lo largo del espectro, en gran parte están a favor de la UE.
Debido a que las elecciones europeas entre el 22 y el 25 de mayo serán las primeras desde la introducción del Tratado de Lisboa en 2009, que le dio más poderes al parlamento, el resultado influenciará directamente la designación de los cargos más importantes del bloque.
“La mayoría de la gente con la que he hablado está prediciendo que los partidos en las alas extremas de la política de Europa, tanto de la derecha como de la izquierda, lograrán asientos en esta elección”, afirmó a Reuters William Kennard, embajador de Estados Unidos para la UE.
Recientemente, Nigel Farage, el líder del derechista Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, su sigla en inglés), le advirtió al pleno del parlamento y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso: “hay una creciente tormenta electoral. Viene de la izquierda, el centro y la derecha”.
“Las elecciones europeas el próximo año presentan la oportunidad para mostrarle a usted, Barroso, que el proyecto europeo es reversible y necesita ser revertido por el bien de los pueblos de Europa”, agregó.
Influencia limitada
Si bien podría haber un voto de protesta significativo –algunos ven posible un 25% o un 30%–, su capacidad de ser influyente es limitada.
Una investigación publicada el mes pasado por Counterpoint, un centro de estudios radicado en Londres que se especializa en el populismo europeo, determinó que el principal grupo populista de derecha –Europa de la Libertad y la Democracia (ELD)– es la asociación menos cohesionada de los siete bloques políticos formales de la asamblea.
El informe reveló que los parlamentarios populistas y anti UE juegan un rol muy marginal en los comités legislativos. “Comparados con otros grupos políticos, los miembros de ELD participan menos, escriben menos reportes y opiniones, y son menos exitosos en aprobar enmiendas o ganar votos”, decía el estudio.
Según Counterpoint, el grupo sólo ha mostrado coherencia interna al examinar el presupuesto continental. En otras materias, sus miembros tienen visiones opuestas.
La investigación concluyó que, incluso si los votantes eligen a más políticos anti UE y de extrema derecha, el impacto real sobre las actividades de la legislatura podría ser mínimo.