La Reserva Federal comenzó hoy una reunión de
dos días en la que discutirá y previsiblemente aprobará un gigantesco
plan de estímulo monetario sobre el que muchos expertos han advertido de
los posibles efectos negativos.
Los detalles específicos del
plan se darán a conocer mañana, miércoles, en un comunicado que también recogerá el diagnóstico de la
economía y que se difundirá una vez terminada la esperada cita de la
Fed.
No obstante, la prensa económica y los mercados han
anticipado los detalles de esta medida monetaria poco convencional que
consistirá en un plan de compra de bonos del Tesoro por importe de
US$ 100.000 y US$ 500.000 millones, que se desarrollará entre los
próximos seis y nueve meses.
Josh Shapiro, el economista jefe
de la firma MFR, explica hoy en Marketwatch que el objetivo de la medida
es bajar las tasas de interés a largo plazo, aunque considera que en
estos momentos "no suponen un obstáculo para el crecimiento".
"Si la idea de este plan es rebajar aún más las tasas, realmente no sé
qué van a conseguir", apunta el economista, escéptico.
En una
semana carente de indicadores, las bolsas estuvieron hoy pendientes de la
reunión de la Fed, al igual que los mercados de deuda, que ya comenzaron
a registrar subidas en los precios.
Para el economista Tony
Crescenzi, de Pimco, la Fed defraudará a los mercados si lanza un
programa de compra inferior a los US$ 300.000 millones.
La Reserva Federal ya recurrió a ese estímulo monetario a comienzos de
2008 cuando adquirió unos US$ 2 billones en bonos del Tesoro.
El objetivo de tal acción es aumentar los precios de la deuda de entre dos y diez años, y reducir en paralelo la rentabilidad, que se
mueve de forma inversa al precio.
La rentabilidad de la deuda
se toma como referencia para los préstamos a largo plazo, de manera que
si se reduce, ello suele animar a las familias a gastar y a las empresas
a invertir, pues abarata la financiación.
La idea es que este
aumento de inversiones y gastos estimule la recuperación económica
iniciada a mediados de 2009, después de la recesión más profunda y
prolongada en Estados Unidos desde la década de 1930.
La Fed
necesita actuar rápido pues el país está creciendo a una tasa anual de 2% y se calcula que para generar empleo debe hacerlo a 5%.
En la actualidad, la tasa de desempleo está
en 9,6%, una cifra alta en un país donde no existe una gran
cobertura para el que no tiene trabajo.
Además, la tasa de
inflación está tan bajo control, por debajo del 2%, que hay
incluso riesgo de deflación, es decir, de una caída de los precios.
Inflación/deflación
La deflación tiene efectos perniciosos en la economía porque la
perspectiva de una caída de precios paraliza totalmente el gasto en
consumo.
Pero los expertos no están del todo convencidos de la
iniciativa que va a anunciar la Fed y que se denomina en inglés
"Quantitative Easing" (expansión cuantitativa) y que pocos bancos
centrales han probado en el pasado, salvo la Reserva Federal y el Banco
de Inglaterra.
En la práctica, advierten los expertos, la
aplicación de esta medida es como darle a la máquina de imprimir
billetes, es decir, aumenta la masa monetaria en circulación y puede
llegar a generar una gran inflación.
En principio, el hecho de
que haya inflación anima a los consumidores a gastar porque piensan que
si esperan subirán más los precios, lo que puede suponer un estímulo
económico.
Pero el verdadero riesgo es si la inflación se
desboca y si este efecto acaba generando burbujas especulativas, lo que
dañaría a la economía.
Además, los expertos dudan que tenga
efectos sobre el empleo. "La expansión cuantitativa no va a hacer nada
para el empleo porque realmente ya hay mucha liquidez" en la economía,
dijo hace unos días el reciente premio Novel de Economía, Christopher
Pissarides, en declaraciones a The Wall Street Journal.
Otros
advierten que el aumentar la masa monetaria depreciará más el dólar, lo
que favorecerá las exportaciones estadounidenses pero dañará las
importaciones.
Además, el hecho de que caiga la rentabilidad
de la deuda de EE.UU. intensificará la huida de los inversores hacia
países que ofrecen mayores rendimientos, especialmente economías
emergentes como las latinoamericanas.