Desde que el gobierno lanzó la semana pasada, la reforma eléctrica, que le costará a las compañías tradicionales y a las renovables 2.700 millones de euros, han sido varias las firmas de análisis que han rebajado las expectativas sobre la evolución en bolsa de estos grupos.
Ahora las agencias de calificación empiezan a hacer lo mismo. Fitch amenazó con bajar la calificación de todas las empresas eléctricas con gran exposición de sus negocios al mercado español.
La agencia puso en situación de vigilancia negativa la nota todas las grandes eléctricas españolas, de sus matrices y filiales nacionales e internacionales. Fitch advirtió de esta manera que en las próximas revisiones puede recortar el rating de Iberdrola (así como de su filial británica Scottish Power), Endesa (y de su propietaria, la italiana Enel, y su filial de renovables Enel Green Power), Gas Natural Fenosa, Hidrocantábrico (y de su matriz, la portuguesa EDP). La lusa EDP e Hidrocantábrico cuentan actualmente con una calificación de BBB-, a un solo paso de la consideración de bono basura. El resto de grupos y sus filiales tienen una nota de BBB+, el primer nivel dentro de la calidad aceptable.
Recortes de inversión
La reforma lanzada por el Ministerio de Industria busca equilibrar las finanzas del sistema eléctrico: el denominado déficit de tarifa (el desfase entre los ingresos que se recaudan con el recibo de la luz y los costos del sistema), que supera ya los 26.000 millones de euros tras una década creciendo sin pausa.
El objetivo era conseguir que el déficit no creciera este año en los 4.500 millones de euros previstos, para lo que el gobierno de Mariano Rajoy anunció un alza en la cuenta de la luz de 3,2% (con lo que recaudará 900 millones), recortes a lo que cobran eléctricas y renovables (por 2.700 millones) y un traspaso de parte de los costos a los presupuestos generales del Estado (por otros 900 millones).
Fitch, que cree que aún está por verse si la reforma será eficaz, da por hecho que estas medidas conllevarán que todas las compañías tendrán problemas para mantener sus ingresos y verán afectados sus parámetros crediticios.
La agencia augura que el nuevo escenario provocará una “significativa reducción de las inversiones en el sector como una de las pocas medidas que pueden adoptar las compañías para contrarrestar el deterioro de sus perfiles crediticios”.