Clinton debe evitar viejos errores cuando lance hoy su agenda económica
Los viejos aliados y donantes demócratas ven el alza del socialista Bernie Sanders como un síntoma, y no una causa, de la denominada “fatiga Clinton”.
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Errores tácticos. Una tensa relación con los medios. Un rival emergente que atrae a enormes multitudes.
Para Hillary Clinton, las últimas semanas de su campaña presidencial 2016 han traído de vuelta ecos incómodos de su fallida apuesta en 2008.
A tres meses del inicio de lo que debería ser una de las campañas mejor financiadas y mejor organizadas en la historia, Clinton no ha sido capaz de contener una serie de controversias o generar el tipo de entusiasmo en las bases que será crucial para mantener el impulso en los agotadores próximos meses.
A medida que se prepara para delinear su visión económica para el país en un discurso que dará hoy en Nueva York, el equipo de Clinton está apostando a que el lanzamiento de políticas populares y amigables con la clase media como licencias pagadas y pre-kínder universal ayudará a reajustar el debate.
Pero su comienzo más inestable que lo esperado continúa poniendo nerviosos a viejos aliados y donantes demócratas, quienes ven el alza de su rival Bernie Sanders, el autoproclamado socialista de 73 años quien ha incitado a los progresistas, como un síntoma, en vez de una causa, de la llamada "fatiga Clinton".
"Estamos preocupados por él, seguro. Él será una fuerza seria para la campaña, y no creo que eso vaya a disminuir", reconoció la semana pasada Jennifer Palmieri, directora de comunicaciones de la campaña de Clinton.
Los asesores se han apresurado a restarle importancia a las especulaciones sobre el tipo de problemas que plagó su postulación de 2008. Clinton comenzó su campaña con enormes ventajas sobre el resto del campo demócrata y su movida de posicionarse como una defensora liberal refleja una evaluación astuta de cómo ha subido en la agenda nacional los temas como la desigualdad económica y el estancamiento de los salarios.
Sanders podría estar atrayendo a enormes multitudes en enclaves progresistas y predominantemente blancos como Madison, Wisconsin, y Portland, Maine, pero él tendrá problemas para cerrar la brecha con Clinton con los demócratas más moderados que representan la mayoría del electorado de las primarias, según las encuestas.
Entre las mujeres y los votantes no blancos en particular, Clinton tiene una ventaja de la que muestra pocas señales de ceder, habiendo priorizado políticas como ampliar la protección para los inmigrantes no autorizados y mejorar el acceso al cuidado infantil para ayudar a que las mujeres vuelvan a la fuerza laboral.
Su campaña recaudó US$ 45 millones en sus primeros tres meses, tres veces más que la de Sanders, y ella ha construido un ejército de voluntarios a lo largo de estados clave como Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur.
Su mensaje ha sido más agudo y disciplinado que en 2008, perfilándose ella como una guerrera defensora de la clase media y a sus rivales republicanos como desconectados y anticuados en temas como el matrimonio homosexual, el acceso a la salud y las leyes de control de armas.
Lo que ha sorprendido a algunos asesores de su campaña de 2008 ha sido su fracaso para evitar algunos errores tácticos básicos, dadas esas ventajas. Una tormenta en las redes sociales sobre la decisión de su campaña de acordonar a los periodistas durante un desfile del Día de la Independencia en New Hampshire fue seguido la semana pasada con una incómoda entrevista con CNN, donde una rígida Clinton tuvo problemas para rebatir las afirmaciones de que muchos votantes no confían en ella y culpó a la "derecha" de fomentar escándalos imaginarios.
Esa falta de reacción podría sólo exacerbar las preocupaciones de los votantes de que ella no está siendo sincera en temas como el uso de un email personal durante su período como secretaria de Estado y si es que los oligarcas extranjeros la cortejaron inapropiadamente al hacer grandes donaciones a la fundación familiar, advirtieron sus cercanos.
"Es doloroso de ver", afirmó uno.
Algunos de sus aliados están presionando por cambios que permitirían una discusión más abierta sobre qué argumentos está usando su equipo para responder a los ataques antes de que sean utilizados. Si bien el equipo de redes sociales de Clinton ha sido efectivo en crear una imagen más amigable y aterrizada, ellos le han pedido que abandone su actitud defensiva con la prensa.
Y a pesar de los tempranos obstáculos, muchos demócratas senior están llamando a la calma. Clinton aún aparece por delante de rivales republicanos como Jeb Bush, el ex gobernador de Florida, y el senador de Florida Marco Rubio en las encuestas.