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Crece la presión sobre Washington para que reconozca auge de Brasil

Por: | Publicado: Martes 3 de abril de 2012 a las 05:00 hrs.
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Es improbable que el presidente de EEUU Barack Obama piense en cachaça, la bebida alcohólica más popular de Brasil, cuando prepare la recepción de su par Dilma Rousseff la próxima semana.

Sin embargo, revertir la negativa a reconocer la bebida brasileña como algo distinto al ron caribeño y eliminar el arancel que protege a los productores de las Islas Vírgenes y Puerto Rico es algo que Obama podría ofrecer a Rousseff cuando llegue el 9 de abril.

Usualmente, las disputas comerciales y diferencias geopolíticas han enturbiado las relaciones entre los poderes dominantes de las Américas.

Ahora Brasil quiere que EEUU reconozca su peso geopolítico, especialmente en su aspiración a un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

EEUU está cada vez más presionado a reconocer su influencia debido a su fuerte crecimiento. La creciente clase media en Brasil es un mercado para las multinacionales de EEUU, aunque la economía de Washington ha perdido importancia para el gigante sudamericano frente a China.

EEUU, por su parte, es uno de los mayores mercados para el fabricante aeronáutico brasileño Embraer.

Las relaciones bilaterales usualmente han sido cálidas, aunque la postura independiente de Brasil en asuntos internacionales, como cuando intentó llegar a un acuerdo independiente con Irán por su programa nuclear en 2010, ha crispado a Washington.

Tras la elección de Rousseff, Obama apuntó a mejorar la relación. Visitó Brasilia y calificó a Brasil de socio “igual”.

Ahora el desafío es hacia donde llevar la relación. EEUU ya eliminó un arancel al etanol brasileño, podría reiniciar un contrato por 20 aparatos Embraer, cancelado abruptamente en 2011, y facilitar las visas. Sin embargo, más importante sería apoyar su aspiración al Consejo de Seguridad, lo que según algunos podría obligar a Brasil a ser un actor más responsable en el orden mundial.

“Brasil no quiere un tratado comercial ni cooperación militar”, asegura João Castro, analista de Eurasia Group. “Simplemente quiere reconocimiento y eso sólo cuesta algunas palabras”.

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