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Más lento, más bajo, más débil
Por: | Publicado: Martes 1 de marzo de 2011 a las 05:00 hrs.
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No era probable que Grecia se convirtiera en la nueva Alemania en tres años. Y así queda claro mientras Atenas implementa el programa de ajuste fiscal acordado con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, como parte de su paquete de rescate por 110 mil millones de euros. Grecia está avanzando: se han controlado los sueldos del sector público y se han frenado los déficit. Las autoridades del país dicen estar preparadas para desembolsar 15 mil millones adicionales el próximo mes, habiendo pagado ya 38 mil millones de euros.
Pero el ajuste de Grecia se asemeja al trabajo de Sísifo. Mientras más recorta el gobierno para cumplir sus objetivos, más se aleja de ellos. El Producto Interno Bruto se contrajo 4,5% en 2010, lo que se anticipaba. Pero la demanda doméstica estuvo moribunda, la confianza empresarial está en el piso, las exportaciones son débiles y la evasión tributaria sigue desenfrenada.
La Unión Europea prevé que el crecimiento regrese en el segundo semestre, a medida que el país recupera la competitividad perdida. Pero la tasa de desempleo podría llegar a 15% el próximo año, y se espera que el PIB crezca sólo 2% en 2014.
La deuda del gobierno sigue olímpica, en vías de llegar a 150% del PIB. Atenas enfrenta enormes necesidades de refinanciamiento después de que acabe el actual programa de ajuste: 57 mil millones de euros en 2013, 81 mil millones de euros en 2014 y 73 mil millones de euros en 2015, según cifras de la UE. Un programa de privatización que está diseñado para recaudar 50 mil millones de euros podría ayudar a reducir el ratio de deuda en cerca de 20 puntos porcentuales. Pero la pregunta es si los inversionistas querrán comprar activos en un país como Grecia.
El paquete de rescate de Grecia no enfrenta la pregunta crucial de cómo hacer sustentable la carga de deuda del país. Con una reestructuración ordenada de la deuda griega aparentemente cada vez más necesaria, las autoridades europeas deberían estar diseñando un plan B.
Pero el ajuste de Grecia se asemeja al trabajo de Sísifo. Mientras más recorta el gobierno para cumplir sus objetivos, más se aleja de ellos. El Producto Interno Bruto se contrajo 4,5% en 2010, lo que se anticipaba. Pero la demanda doméstica estuvo moribunda, la confianza empresarial está en el piso, las exportaciones son débiles y la evasión tributaria sigue desenfrenada.
La Unión Europea prevé que el crecimiento regrese en el segundo semestre, a medida que el país recupera la competitividad perdida. Pero la tasa de desempleo podría llegar a 15% el próximo año, y se espera que el PIB crezca sólo 2% en 2014.
La deuda del gobierno sigue olímpica, en vías de llegar a 150% del PIB. Atenas enfrenta enormes necesidades de refinanciamiento después de que acabe el actual programa de ajuste: 57 mil millones de euros en 2013, 81 mil millones de euros en 2014 y 73 mil millones de euros en 2015, según cifras de la UE. Un programa de privatización que está diseñado para recaudar 50 mil millones de euros podría ayudar a reducir el ratio de deuda en cerca de 20 puntos porcentuales. Pero la pregunta es si los inversionistas querrán comprar activos en un país como Grecia.
El paquete de rescate de Grecia no enfrenta la pregunta crucial de cómo hacer sustentable la carga de deuda del país. Con una reestructuración ordenada de la deuda griega aparentemente cada vez más necesaria, las autoridades europeas deberían estar diseñando un plan B.