Mubarak dice que se queda y desafía protestas de un millón de personas
El ímpetu de los protestantes es increíble. Ya no se puede navegar contra la marea, dijo un diplomático de la región acerca de la situación en El Cairo.
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Por Heba Saleh y Michael Peel en El Cairo y Roula Khalaf en Londres
El presidente egipcio Hosni Mubarak declaró ayer que no se presentará a la reelección en las elecciones de septiembre, después de que al menos un millón de egipcios salieran a las calles a protestar, decididos a sacarlo del poder, y abrir una vía para un régimen más democrático en el país más populoso del mundo árabe. En un discurso por televisión abierta, el presidente insistió en que terminará su mandato y que trabajará por una transición. Su declaración se produjo después de que el presidente de EE.UU., Barack Obama, instara a Mubarak a no competir en las elecciones.
El anuncio de Mubarak buscaba garantizar una salida honorable y restar impulso a la ola de protestas en medio de los temores crecientes al caos y una casi parálisis de la economía egipcia. Pero es poco probable que la decisión de Mubarak satisfaga a los manifestantes o a los líderes opositores. No creo que esto sea suficiente... pero más importante, no es lógico, dijo Osama el-Ghazali Harb, líder del Partido Frente Democrático.
Ayer, en la que fue una de las protestas más grandes, y alentados por una declaración del ejército donde decía que los soldados no usarían la fuerza para mantener el orden, los egipcios se volcaron a las calles sobre todo en grandes ciudades, incluyendo Alejandría y Suez.
Ondeando la bandera nacional, con pancartas o incluso a veces con sus hijos, los manifestantes en Tahrir, en el corazón de El Cairo, cantaron y tomaron fotografías, mostrando un grado de determinación y unidad rara vez vista en un país de 80 millones de personas.
Las protestas en Túnez y Egipto llegaron a Jordania, donde hubo un cambio de gobierno. También se prevén días de ira el próximo mes en Siria, Bahrein y Argelia.
Un diplomático de la región dijo que la situación en El Cairo está alcanzando un punto crítico. El ímpetu de los protestantes es increíble. Ya no se puede navegar contra la marea.
La administración de Obama, de cara a la potencial pérdida de uno de sus más cercanos aliados de Medio Oriente, se contactó con Mohamed El Baradei, premio Nobel, quien es parte de un comité formado el martes que representa las demandas de los protestantes. El recién formado Comité Nacional para el Seguimiento Demandas del Pueblo dijo en su primera declaración que comenzaría conversaciones con los militares para una transición sólo después de que Mubarak saliera del poder.
Pero el ánimo en Tahrir era de esperanza, como si los egipcios supieran con certeza que Mubarak renunciaría.
Este acto significa que hay esperanza, dice una azafata. ¿Sabe por qué Mubarak se tiene que ir? Porque la suya fue la era de la corrupción, de transbordadores que se hunden con miles de personas, de accidentes de tren y de violencia policial hacia el pueblo.